«Barriles de vino, baúles, sombreros, camas y hasta una cocina». La llegada de los más insólitos objetos a las playas gallegas, de los que La Voz ha venido dando cuenta desde sus primeros números, fue acuñando la expresión «andar ás crebas». A eso, relataba nuestro periódico en abril de 1882, se dedicaban muchos vecinos de Ferrol alertados de la presencia en sus arenales de restos de un doble naufragio de leyenda: el del Douro y el del Irurac-Bat
Jesús Flores