«Nosotros clavamos testimonios como clavos a manos y pies de los niños / Como una conversación nocturna que nadie va a recordar en el futuro»
La autora de estas líneas es Iya Kiva, la conocida poetisa ucraniana que se ha refugiado en Leópolis. Ella perdió su casa hace ocho años cuando Donetsk, su ciudad natal, fue ocupada por los rusos, que crearon en las tierras invadidas del Dombás la así llamada república popular. Desde aquel momento y hasta el 24 de febrero Iya había vivido en Kiev. Nos conocimos hace algunos años cuando ella llegó a mi universidad en Mykolaiv para leer sus poemas. La segunda etapa de la guerra nos ha llevado a Leópolis donde nos encontramos para discutir sobre lo que nos preocupa: los cambios dramáticos que hace la guerra en el hombre.
Durante nuestra primera conversación en Mykolaiv hablamos mucho sobre la lengua como herramienta de creación del texto poético. Iya desde el principio escribía en ruso, después, bajo el trauma de la guerra en el Dombás, empezó a crear sus poesías en ucraniano, usando ambos idiomas. Hasta la segunda conversación el ruso se había muerto o, más exactamente, la guerra lo había matado como ella había roto la identificación de Iya con la cultura rusa.
Unos días antes de nuestro segundo encuentro Iya me había mandado sus poesías escritas después del 24 de febrero y yo me reafirmé una vez más en lo que ya sabía: Iya posee el don de vidente y sabe transcribir en palabras ritmos trágicos de la vida. Sus versos-libros son testimonios poéticos más precisos que crónicas, ensayos o diarios. El imaginario surrealista de sus poemas revela claramente las cosas más fundamentales en la guerra: la pérdida del punto de apoyo por el individuo y su estado de indefensión ante la muerte.
Sus poesías siempre están llenas de dolor y compasión, como esta: «Durante la segunda guerra mundial/ en mi escuela en Donetsk/ curaban a heridos// durante la segunda guerra ruso-ucraniana/en mi escuela en Donetsk/ fueron heridos maestros//'aún bajo los nazis no era así'/ dice la gente de trabajos físicos pesados/ sobre los ocho años de la vida bajo la tierra// aún bajo los nazis mi bisabuelo-judío/ tenía la oportunidad de salvarse en la ocupación/ bajo la apagada linterna minera del sol// ocho años mi ciudad ocupada/ molía el caramelo de la vida entre las piedras de mejillas secadas/ hasta que los dientes se le han caído/ ya no hay azúcar/ no hay sal/ tampoco hay agua dulce/ ni aun agua técnica// solo sangre de los maestros de ayer en escritores escolares del futuro// aún bajo los nazis no era así/ en mi escuela en Donetsk». Es imposible expresar más densa y físicamente tangible la quintaesencia de la historia ucraniana de los últimos ocho años.
Iya Kiva vive como millones de ucranianos ahora: alquila una habitación pequeña, ayuda a refugiados, teje redes de camuflaje para El ejército. Es el ave del cielo que recuerda sobre lo humano en la época de brutalidad.
Anteriores entregas
4 de julio Saludos desde el sur de Ucrania
3 de julio Esqueletos en el armario
2 de julio ¿Adónde hemos llegado?
1 de julio Santa Teresa de Ávila y la cultura ucraniana
30 de junio El desfile de las orquestas bajo el sonido de las alertas aéreas
28 de junio El doctor Jekyll se quita la máscara
27 de junio Triste final de curso universitario en este 2022
26 de junio Ucrania renovará Europa
23 de junio La noche antes del examen
22 de junio El regreso a Europa
21 de junio El genocidio no es un pretexto informativo
20 de junio Cuando el helecho florece
18 de junio No es fácil hablar sobre la guerra
17 de junio Los dibujos animados contra la guerra
16 de junio Mirando vídeos de mis estudiantes
15 de junio El vals de la despedida
12 de junio Ucrania en la revista TTAK
10 de junio Los girasoles, el símbolo de Ucrania
9 de junio ¿Es Ucrania nacionalista?
7 de junio Guerra, ¿cómo te llamas?
5 de junio Pushkin ha vuelto
4 de junio Escuchen las voces de Ucrania
3 de junio El verano de nuestra victoria
2 de junio El arte de pasar el sábado en Mykolaiv
31 de mayo ¿Es Rusia fascista?
30 de mayo Sobre los asuntos eclesiásticos
29 de mayo Lesya Ukrainka
27 de mayo La guerra y el tiempo
26 de mayo Releyendo mi diario
25 de mayo Moisés
24 de mayo ¿Adiós Pushkin?
22 de mayo La tragedia de la Mariúpol artística
21 de mayo Iván Frankó, el divulgador de la literatura española en Ucrania
20 de mayo El genocidio en Ucrania
18 de mayo Carta de un soldado: «Me siento feliz en Mykolaiv»
17 de mayo «Stefania», el homenaje a la madres de Kalush Orchestra
16 de mayo Nostalgia
14 de mayo Los desastres de la guerra (versión siglo XXI)
13 de mayo Mi Galicia
12 de mayo Un congreso cultural pospuesto
11 de mayo El desfile de Putin y el esturión podrido
9 de mayo Gregorio Skovorodá
8 de mayo Regalos para la fiesta
7 de mayo La guerra patriótica de Ucrania
4 de mayo Ucrania celebrará el 8 de mayo el Día de la Victoria
3 de mayo Historia del día de la victoria
1 de mayo Anabel
30 abril La resurrección de Ucrania
29 de abril Otra vez sobre el Instituto Cervantes en Moscú
28 de abril Escaparse de la zona ocupada
27 de abril El «Guernica» de Picasso
26 de abril La resistencia al invasor, en los memes de la Pascua ortodoxa
24 de abril El Día del Libro
23 de abril La tragedia del sur de Ucrania
22 de abril El Jueves Limpio
21 de abril Una parábola sobre las burbujas
20 de abril El Martes Grande en Ucrania
19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis
18 de abril Las noticias de Mykolaiv
15 de abril Las diosas enfurecidas
13 de abril Hobbit y Gandalf
12 de abril La primavera
11 de abril La batalla por el «borsch»
10 abril Mi facultad en la guerra
9 de abril Folclore de la guerra
8 de abril El escándalo de una traducción
7 de abril ¿Qué es la rusofobia?
6 de abril Sigo recibiendo cartas
5 de abril El genocidio y la cultura rusa
4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
2 de marzo: Mis peores temores
1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)