Hace dos días María Zajarova, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, apuntó al borsch como una de las razones de la invasión rusa. Entre los motivos que irritan a los putinistas, ella nombró la cultura ucraniana en general y, concretamente, nuestra famosa sopa: «En Ucrania se prohíben los libros de cocina. ¿Por qué? Porque no se puede compartir el borsch con otros. El borsch debe pertenecer solamente a alguien concreto, a una nación dada, a un pueblo elegido. Es imposible que el borsch sea compartido por todos y que en cada ciudad y cada región cada ama de casa lo haga a su propio estilo. No, los ucranianos no quieren hacer concesiones en esta cuestión. Es sobre lo que estamos hablando. Es xenofobia. Nazismo. Extremismo en todas las formas». Las palabras citadas son un ejemplo ilustrativo de cómo funciona el pensamiento manipulador putinista.
La batalla por el borsch no es nada nuevo. El tópico surge permanentemente en discusiones públicas y privadas entre los ucranianos y los rusos. Para estos últimos el borsch siempre ha sido uno de los símbolos de la Ucrania que ven en sus sueños: el país sin lengua y cultura propias, pero con una sopa riquísima de remolacha roja.
En esta guerra hemos visto muchas veces que la única cosa que saben los rusos es robar y saquear. La misma historia pasó con el borsch. Es interesante comparar las definiciones de borsch en las Wikipedias inglesa y española, por un lado, y la Wikipedia rusa, por el otro. Los anglosajones y los españoles reconocen sin problema la procedencia ucraniana de la sopa. En la Wikipedia rusa el borsch se presenta, con referencia al diccionario de Vladimir Dal, como una sopa de todos los eslavos del este, el primer plato ucraniano, variante del shchi «que se prepara con remolacha agria y cerdo, ternera o manteca». Es decir, el borsch es la sopa que sobre todo simboliza la unidad de los pueblos eslavos y solo en el segundo lugar es una comida principal ucraniana. Como siempre, todo empieza con «juegos» con pequeños matices semánticos y se acaba con un robo banal.
El discurso de María Zajarova refleja otro rasgo del «pensamiento putinista» que lleva a Rusia a pérdidas enormes. Es la ignorancia completa en todo lo que se refiere a la cultura ucraniana. Ni Vladimir Dal, el famoso lexicógrafo, ni la infame Zajarova comprenden el secreto principal ucraniano. En mi país las amas de casa ponen en caldo de carne remolacha roja, zanahoria, patatas, tomates y solo al final col fresca. Las rusas al principio hierven la col agria, después añaden carne y legumbres, pero nunca remolacha roja. Alguien puede pensar que el borsch y el shchi son la misma sopa, pero quiero asegurar a mis lectores, que los sabores son muy diferentes. Esta diferencia es tan enorme como la discrepancia entre las fantasías pueriles de Putin sobre Ucrania y la realidad tremendista con que se encuentra su Ejército en el campo de batalla.
Anteriores entregas
10 abril Mi facultad en la guerra
9 de abril Folclore de la guerra
8 de abril El escándalo de una traducción
7 de abril ¿Qué es la rusofibia?
6 de abril Sigo recibiendo cartas
5 de abril El genocidio y la cultura rusa
4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
2 de marzo: Mis peores temores
1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)