«Mis peores temores»

Oleksandr Pronkevych CATEDRÁTICO DE LITERATURA ESPAÑOLA Y DECANO DE FILOLOGÍA EN MYKOLAYIV (UCRANIA)

INTERNACIONAL

Un hombre saliendo con sus pertenencias de un edificio bombardeado en una zona residencial
Un hombre saliendo con sus pertenencias de un edificio bombardeado en una zona residencial Diego Herrera

El catedrático de Literatura Española en la Universidad de Mykolayiv relata para La Voz de Galicia las últimas horas vividas en la guerra de Ucrania

02 mar 2022 . Actualizado a las 19:02 h.

El día 6 acaba de empezar. La guerra relámpago se acabó este lunes. El avance ruso ha pasado a la fase de guerra posicional. Hoy propongo que profundicemos la dimensión más íntima de mi diario. En mi texto anterior escribí sobre temores. Ahora quiero desarrollar este tema y hablar no de temores colectivos, sino de mis temores.

¿De qué tengo miedo? De los bombardeos masivos de mi ciudad. Nadie puede adivinar dónde caerá el próximo misil. El futuro también me provoca miedo. No hablo sobre las dificultades económicas de posguerra (que serán muchísimas) ni sobre cómo trataré de restaurar mi vida profesional totalmente destrozada. Tengo miedo a las represalias que utilizarán «los vencedores». He estudiado bien nuestra historia para saber qué nos espera a individuos como yo si me encuentro en el bando de los vencidos.

Sin embargo, estos temores no son nada en comparación con el temor que siento cuando pienso que la guerra durará largo tiempo, meses, años… ¿Quién sabe? ¿Por qué pienso así? Porque Putin nunca podrá alcanzar su objetivo principal: la desnazificación de Ucrania. Teóricamente, es un concepto erróneo. ¿Qué tipo de gente en Ucrania se puede definir como seguidores de las ideas de nacional-socialismo? Si él tiene en mente (¿quién sabe qué tiene este tipo en mente o siquiera si tiene mente?) que los nazis, o como dice la propaganda rusa «los fascistas» o «nacionalistas» son sinónimos absolutos, el Estado ruso se enfrenta a un desafío imposible. Para poner en práctica la idea de desnazificación es menester optar por el exterminio masivo desarrollado por los nazis alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. El Ejército ruso que está combatiendo contra nosotros no está preparado ni moral ni físicamente para convertirse en sádico y verdugo. Una cosa es lanzar misiles a las ciudades —tú no ves la cara de del individuo a quien matas—, y otra hacer una limpieza entre la población sin criterio. En este aspecto quiero llamar la atención sobre el hecho de que los rusos estén bombardeando las zonas donde vive la gente que habla ruso. Entonces, ¿qué son ellos? ¿Ucranianos? ¿Patriotas? ¿Nacionalistas? ¿Nazis? ¿Cadáveres? Otras preguntas en el mismo contexto. ¿Qué va a hacer el Ejército ruso si entra en ciudades con más de un millón de habitantes? ¿Qué va a pasar con las capitales de esas regiones? En cada una estas ciudades viven no menos de entre 300.000 y 440.000 habitantes. Supongamos que todas las ciudades grandes y pequeñas de Ucrania paguen un precio enorme tanto por nuestra parte como por la de los invasores.

¿Y qué? Hay muchos más rusos que ucranianos. Rusia posee enormes recursos. La vida de los rusos no tiene ningún precio. Ellos son esclavos de su zar. Estas razones son suficientes para comprender la raíz de mi miedo. La guerra durará muchos días. Ucrania no se rendirá. Putin tampoco dejará su idea de desnazificación de Ucrania.