Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas

Oleksandr Pronkevych
Oleksandr Pronkevych CATEDRÁTICO DE LITERATURA ESPAÑOLA EN LA UNIVERSIDAD DE MYKOLAIV

INTERNACIONAL

Soldado ucraniano cerca de Kiev
Soldado ucraniano cerca de Kiev SERGEY DOLZHENKO | EFE

El profesor de Literatura Española en la Universidad de Mykolaiv trata de responder a la pregunta de cuánto durará la guerra

30 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Continúo mi labor educativa. Nuestro objetivo de hoy es responder a las preguntas que preocupan a todo el mundo. ¿Cuánto tiempo durará la guerra? ¿Es posible una rápida victoria de Ucrania?

 En el vocabulario del pueblo invasor existe una frase cuya traducción literal al español es «tirarles gorros a ellos» (zakidat shapkami). El significado de esta extravagante locución es «derrotar al enemigo muy rápido y con muy pocas pérdidas». Bajo este lema, Rusia ha empezado todas sus guerras (el primer conflicto mundial, el enfrentamiento con Finlandia de 1940, la guerra en Afganistán y la primera de Chechenia). De la misma manera, la URSS esperaba vencer a Hitler. Ninguno de aquellos conflictos fue breve y todos costaron muchos miles de vidas. En el caso de la Segunda Guerra Mundial —o Gran Guerra Patriótica, como se la denomina en Rusia—, dejó más de 20 millones de muertos, aunque algunas fuentes elevan la cifra hasta los 40 millones. Esta tendencia cultural de la historia rusa se confirma en Ucrania.

La guerra actual también empezó apoyándose en la ilusión, compartida ampliamente por la sociedad rusa, de que el Ejército de Putin invadiría Ucrania en tres o cuatro días y sin derramamiento de sangre. Ha pasado más de un mes y, como siempre, la realidad es absolutamente distinta de lo que se esperaba. Esto me hace pensar que nuestra guerra durará más tiempo de lo que nos gustaría. 

Se pueden distinguir tres tipos de gorros que tiran los generales de Putin a Ucrania. El tipo uno es la carne de cañón: los soldados y oficiales cuyas vidas no tienen ningún valor, ni siquiera para sus madres. Los caídos son reemplazados por soldados recién movilizados y voluntarios. El hecho de que esta nueva tropa no esté preparada no preocupa a los generales rusos. Lo que les importa es suministrar más carne de cañón a la carnicería. El tipo dos: los tanques, equipos técnicos, aviones, etcétera. El Ejército ucraniano los destruye cada día, pero a Rusia no parece preocuparle el coste en vidas entre sus filas. El tercer tipo son las bombas, misiles y cohetes lanzados sobre las ciudades. Acabo de recibir la noticia de que el edificio de la administración regional en la ciudad de Mykolaiv ha sido destruido por un misil. Mientras estoy escribiendo, los aviones salen desde Crimea para convertir mi ciudad en ruinas.

El Ejército y el pueblo ucranianos han demostrado que no tienen miedo de las gorras rusas y saben bien cómo aniquilarlas. Sin embargo, nos enfrentamos a un problema técnico: Rusia dispone de demasiadas gorras de estos tres tipos.

Para eliminar esta suerte de sombrerería rusa nos faltan armas efectivas. Es lo que demora la destrucción física del Ejército ruso. Con un comandante en jefe como Putin, a Ucrania no le queda otro remedio. Occidente puede ayudarnos a acelerar el proceso dándonos las armas que estamos pidiendo. Es el método más eficaz para acabar con la guerra relativamente rápido.