El poema Moisés de Iván Frankó es una obra esencial para comprender Ucrania y esta guerra. El poeta relata los últimos días del camino vital del legendario profeta. En la Biblia está escrito que Moisés solo pudo ver la tierra prometida desde el monte Nebo antes de morir, porque Dios le había vedado la entrada. La ira de Dios fue causada por un acto de desobediencia: Moisés hizo surgir un manantial de agua de una roca en Meribá. Enfadado, Jehová dijo a Moisés y a su hermano Aarón: «Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado» (números 20:12).
En el poema de Frankó, Moisés es el líder nacional agotado por un largo viaje de cuarenta años, desesperado por la incapacidad de su pueblo por liberarse del espíritu de la esclavitud, fastidiado por las intrigas de políticos populistas que manipulaban a los israelitas y torturado por los discursos de seducción de Azazel. En el final de la obra, la gente horrorizada ve al profeta desaparecer para siempre en la cumbre del monte durante una noche de tormenta. El Moisés de Frankó no entra en la tierra prometida porque duda de su misión de salvador del pueblo. Josué, el nuevo líder, «el príncipe de caballeros», llama a los aletargados israelitas a marchar y vengarse de los populistas.
Este poema es sobre nosotros: sobre pensadores solitarios, como Iván Frankó, que sacrifican sus vidas para servir a su pueblo y mueren ignorados por las élites corruptas que intercambian los intereses nacionales por las ventajas que les ofrecen los amos colonizadores, y sobre el pueblo ucraniano —el pueblo al que se dirige Frankó en el prólogo de su poema con las siguientes palabras: «¡Oh, pueblo mío, doliente y extenuado, como en la encrucijada el caminante inválido que es por todas las gentes despreciado!»—. En el original, «el caminante inválido» suena más duro: es un paralítico, un discapacitado, un ser sin voluntad de vivir libre.
Durante muchos siglos, Ucrania estaba enjaulada en el círculo vicioso de la historia representada por Iván Frankó con imágenes bíblicas. Los profetas perdían su fe porque el pueblo no les escuchaba prefiriendo la esclavitud y el materialismo. Las dudas y la congoja destruían las creativas energías de los mejores y al poder llegaban los peores, que prometían algo «tangible» conseguido con la ayuda de los faraones a los que los ucranianos debían obedecer.
La guerra ha roto el círculo. Está claro quién es el faraón: es el imperio ruso-soviético reanimado por Putin. También está claro que ahora el pueblo ucraniano no es «paralítico», despreciado por el mundo. Por el contrario, es un héroe, es David que lucha contra Goliat. Y es Moisés que se está llevando a sí mismo a la tierra prometida de la libertad.
Oleksandr Pronkevych catedrático de Literatura Española en la Universidad de Mykolaiv
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23 de mayo ¿Adiós Pushin?
22 de mayo La tragedia de la Mariúpol artística
21 de mayo Iván Frankó, el divulgador de la literatura española en Ucrania
20 de mayo El genocidio en Ucrania
18 de mayo Carta de un soldado: «Me siento feliz en Mykolaiv»
17 de mayo «Stefania», el homenaje a la madres de Kalush Orchestra
16 de mayo Nostalgia
14 de mayo Los desastres de la guerra (versión siglo XXI)
13 de mayo Mi Galicia
12 de mayo Un congreso cultural pospuesto
11 de mayo El desfile de Putin y el esturión podrido
9 de mayo Gregorio Skovorodá
8 de mayo Regalos para la fiesta
7 de mayo La guerra patriótica de Ucrania
4 de mayo Ucrania celebrará el 8 de mayo el Día de la Victoria
3 de mayo Historia del día de la victoria
1 de mayo Anabel
30 abril La resurrección de Ucrania
29 de abril Otra vez sobre el Instituto Cervantes en Moscú
28 de abril Escaparse de la zona ocupada
27 de abril El «Guernica» de Picasso
26 de abril La resistencia al invasor, en los memes de la Pascua ortodoxa
24 de abril El Día del Libro
23 de abril La tragedia del sur de Ucrania
22 de abril El Jueves Limpio
21 de abril Una parábola sobre las burbujas
20 de abril El Martes Grande en Ucrania
19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis
18 de abril Las noticias de Mykolaiv
15 de abril Las diosas enfurecidas
13 de abril Hobbit y Gandalf
12 de abril La primavera
11 de abril La batalla por el «borsch»
10 abril Mi facultad en la guerra
9 de abril Folclore de la guerra
8 de abril El escándalo de una traducción
7 de abril ¿Qué es la rusofobia?
6 de abril Sigo recibiendo cartas
5 de abril El genocidio y la cultura rusa
4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
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1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)