El PSOE le da alas a la Marea Atlántica en A Coruña

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

María García (Marea) e Inés Rey (PSOE), en el anuncio del acuerdo de investidura del 2019.
María García (Marea) e Inés Rey (PSOE), en el anuncio del acuerdo de investidura del 2019. EDUARDO PEREZ

Los socialistas ceden espacio a sus predecesores en la alcaldía, antes más enemigos que rivales, en la negociación de un presupuesto que llega tarde

06 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta hace unos meses eran más enemigos que rivales. El PSOE, a juicio de la Marea, era un partido con un legado como mínimo sospechoso de corrupción urbanística, que en el mandato anterior urdió y participó en conspiraciones para acabar con su gobierno y que en el actual perpetró un acto de transfuguismo al incorporar a la exportavoz de Ciudadanos. Para el PSOE, la Marea era una formación incapaz de gestionar ni una asamblea universitaria, que favorecía a los firmantes de su manifiesto y arriesgaba millones de euros públicos con medidas «electoralistas» como la bajada unilateral de tarifas del bus.

El intercambio de lindezas incluyó dos demandas judiciales de la Marea contra los socialistas. La primera, por negar derechos fundamentales a la oposición, se resolvió a favor de la parte demandante. La segunda, por el supuesto transfuguismo, sigue pendiente de resolución.

Esos aparentes enemigos irreconciliables intercambian hoy elogios por su voluntad de diálogo, mientras negocian unos presupuestos de los que supuestamente empezaron a hablar en verano, pero que entrarán en vigor, si se aprueban, fuera de plazo, como todos los años desde el 2015. Así, el 1 de enero del 2022, A Coruña seguirá gobernada con las previsiones económicas de finales del 2019, antes del coronavirus.

El escenario inicial

La primera mitad del mandato estuvo marcada por el enfrentamiento. En mayo de este año, La Voz publicó una encuesta del instituto Sondaxe que confirmaba el afianzamiento del PSOE de 9 ediles a 11; la estabilización del PP en 9 actas; el hundimiento de la Marea de 6 a 3 concejales, y el auge del BNG de 2 a 4 representantes. Unas semanas después, el 8 de julio, la Marea ofreció al PSOE pactar las cuentas y el 11 de julio propuso ampliar la alianza. Los socialistas accedieron.

Con ese movimiento, la Marea se acopló, y fue un paso más allá, en la línea de «oposición responsable» que el Bloque había desempeñado con éxito desde el inicio del mandato. Los socialistas, por su parte, ganaron un apoyo con votos suficientes para sumar mayoría absoluta. La alianza también tenía la ventaja de quitar oxígeno al emergente BNG de Francisco Jorquera, el político de la actual corporación más respetado por sus oponentes.

La actualidad

Aunque supuestamente empezaron a negociar en verano, de los presupuestos aún no hay rastro. Pero sí hubo un goteo de acuerdos en otras materias, como las ordenanzas fiscales, el anuncio de un proyecto para el área metropolitana que se retrasa desde septiembre o la promesa de una empresa eléctrica municipal.

La Marea ha subrayado que el PSOE debe cumplir los acuerdos que firmó con ellos para investir a Inés Rey alcaldesa, y ha insistido en su voluntad de mantener el diálogo con los socialistas. Así, aunque no reine en un bipartito, la Marea cogobierna de hecho; y el PSOE amolda sus decisiones para acomodar a sus socios. Por ejemplo cuando recurre la sentencia contra la bajada de tarifas del bus, que en su día tachó de electoralista y veía condenada al rechazo de los tribunales, con un elevado coste económico que aumenta cada día.

Las dificultades

La situación actual ha insuflado ánimos a la Marea. La portavoz del PP, Rosa Gallego, les felicitó en el pleno del viernes por haber alcanzado un escenario que quizá les permita «resurgir», mientras criticaba al PSOE por asumir un programa político que los ciudadanos rechazaron en el 2019.

La oposición da por hecho que la situación se prolongará. Porque la negociación da protagonismo a la Marea, y si se aprueban las cuentas el PSOE podría volver a volar en solitario.

Además, hay una bomba de relojería: la citada demanda de la Marea contra la decisión de Inés Rey de incorporar a su gobierno a Mónica Martínez. Si los tribunales le dan la razón, en María Pita se da por hecho que exigirán una crisis de gobierno y la salida de Martínez. De hecho, en su día subrayaron que demandarían a la alcaldesa el cese inmediato de la concejala. Ese escenario causaría una vía de agua al equipo de Rey, y retrasaría aún más la aprobación de las cuentas, de las que depende la acción de gobierno.