La oposición, harta de «soberbia», evidencia la soledad de la Marea

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

En vez de explicar los hechos, Varela planteó que su partido podría pedir la dimisión de Pedro Sánchez

20 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La oposición dice estar harta de la «soberbia» de la Marea. Pese a las diferencias políticas, Rosa Gallego, José Manuel Dapena y Avia Veira -los ediles que representaron a PP, PSOE y BNG en el caso de los pisos- denunciaron antes o después la afición del equipo de Xulio Ferreiro por cometer el séptimo pecado capital.

En el pleno no la mencionaron, pero estuvo presente cuando Gallego recordó al alcalde su insistencia en negar cualquier error en la compra de pisos, pese a las pruebas evidentes «para cualquier alumno de primero de Derecho Administrativo», y cuando le reprochó su empeño y el de la Marea en «desprestigiar e insultar» a todo el que denunciase las irregularidades ahora probadas.

También estuvo presente cuando Dapena recordó al alcalde que había menospreciado su capacidad profesional como letrado cuando dijo que parecía «mentira» que fuese abogado cuando habló de las anomalías del concurso, solo para que el Consello Consultivo le diese la razón.

Lo mismo puede decirse del discurso de Avia Veira en el que recordaba que la Marea se presentó como un ejemplo de honestidad política. Venían a «mudalo todo», pero ayer optaron por «poñer o ventilador en vez de dar explicacións», espetó.

Lejos de rectificar, el gobierno local no dio ninguna explicación a lo sucedido, y se defendió mencionando casos pasados, o que afectan a otras comunidades autónomas, o declaraciones de hace un lustro. Xiao Varela incluso afirmó que podrían pedir la dimisión de Pedro Sánchez, lo que provocó hilaridad entre los socialistas que asistieron a la extraordinaria sesión, y nuevas menciones indirectas a la soberbia.

El pecado en cuestión ya flotaba en el ambiente antes de la sesión, cuando la Marea compartió en Twitter un mensaje que colocaba al PSOE y al BNG como meros comparsas del PP. Si tuvo algún efecto fue el de reforzar la decisión de ambos grupos de votar a favor de exigir el cese de los dos concejales de la Marea.

Una táctica antigua y fallida

Lo ocurrido ayer tiene numerosos precedentes. Lo mismo pasó cuando el pleno retiró la confianza al alcalde, o cuando se reprobó a su jefe de gabinete por llamar «orcos» a los ediles de la oposición y los funcionarios.

En todos esos casos la Marea trató al PSOE y al BNG como comparsas del PP, pero ninguno de los dos grupos de izquierda se echó atrás. Lo mismo ocurrió al inicio del mandato, cuando el Bloque votó junto con los populares en contra de un cambio de presupuesto del gobierno local. Veira contó entonces que el equipo de Ferreiro la había amenazado con «facerse a foto» votando con el PP. No se echó atrás. Ayer, cuando a través de la Red se advirtió a PSOE y BNG de que se retratarían, tampoco titubearon.

La táctica viene de antiguo y ha fallado por sistema, pero el gobierno local la ha aplicado una y otra vez. Así ha alienado a sus aliados naturales, socialistas y nacionalistas, que apoyaron la investidura de Xulio Ferreiro, líder hoy de un gobierno tan en minoría absoluta como en el 2015.

«Nin houbo unha campaña de difamación contra o goberno, nin 47 metros son 50»

El otro saco de arena tras el que se ha atrincherado el gobierno local es denunciar una supuesta «campaña de infamias» contra él, orquestada por el PP y a la que se habrían sumado los otros grupos.

Los tres concejales de la oposición negaron ayer que existiese tal cosa. De forma gráfica, la portavoz del BNG, Avia Veira subrayó que «nin houbo unha campaña de difamación, nin 47 metros son 50», haciendo referencia a que los pisos no cumplían con las bases del concurso. La portavoz del PP, Rosa Gallego, exigió al alcalde responsabilidades por acusar a su partido de «mentir y difamar», cuando el Consultivo ha corroborado sus denuncias.

El socialista José Manuel Dapena subrayó que esa institución ha dejado claro que «no hubo la ‘persecución y ejecución mediática’ de la que tanto hablaron. No hay nada de nada», remachó.

Pero a pesar del dictamen del Consultivo, parte de la defensa de Xiao Varela consistió en denunciar la supuesta campaña y cuestionar el papel de la prensa.

Además de criticar el «victimismo» de esas quejas, la oposición también reprochó al gobierno local que haya descargado la responsabilidad de lo ocurrido en los funcionarios. Gallego les acusó de utilizar a los empleados públicos como «cabeza de turco», mientras que Dapena calificó ese debate como una «trampa» del equipo de Ferreiro.