El veto a Mar Barcón, una cortina de humo que sigue la estela del PP

Xosé Vázquez Gago
X.G. A CORUÑA / LA VOZ

CULLEREDO

28 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Xiao Varela hizo en Radio Voz de Julio Flores. Varela recordó la «mochila» de Mar Barcón, «a muller da desfeita das caixas (...), a muller da desfeita de Someso... iso ten un peso». Cuando había problemas en el pleno, el anterior portavoz del PP recurría a menudo a lanzar esos asuntos contra la concejala socialista. Ayer el edil de la Marea siguió su estela. Pero en tiempos de Flores, Barcón era líder de la oposición y aspiraba a ser alcaldesa. Ahora es una política en retirada y el veto de la Marea solo la aparta de una responsabilidad muy inferior a las que tuvo en el pasado -entre otras secretaria general del PSdeG-, su partido solo la propuso para cogestionar políticamente el proyecto del Clúster de la Salud, a las órdenes de un edil del gobierno, y sin posibilidad de dar órdenes directas a ningún funcionario o de decidir el destino de un solo euro de los presupuestos.

¿Por qué el gobierno ha centrado la cuestión en ella? Como en el caso de Flores y el PP, parece una cortina de humo. Rosa Gallego acusó al gobierno de buscar excusas para romper el acuerdo, y Florencio Cardador señaló que la conducta del ejecutivo indicaba que no había voluntad real de alcanzar un pacto. Una pista. En la que quizá fue la reunión más importante del año entre partidos, la que PSOE y Marea tuvieron el miércoles de noche para hablar de las cuentas, el alcalde no estuvo presente, lo que parece extraño si se esperaba alcanzar un pacto de envergadura. En su lugar acudió su asesor principal, Iago Martínez, que en una conferencia celebrada en Barcelona el año pasado defendió que la Marea y los nuevos partidos deben seguir siendo «intrusos» en las instituciones. ¿Se puede ser intruso llegando a acuerdos de gran alcance con el PSOE, que forma parte del bipartidismo y la «casta»? Lo ocurrido en Culleredo, donde una concejala abandonó la Marea tras un acuerdo con los socialistas, indica que para parte de su militancia la respuesta es no. El aislamiento en el pleno da problemas para gobernar, pero mantiene prietas las filas.