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Un «verde campesino» lituano dirige la pesca al compás de oenegés

S. Serantes REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Edgardo

El eurocomisario Virginijus Sinkevicius veta toda la pesca de fondo pese a los reparos científicos, políticos y sociales

27 sep 2022 . Actualizado a las 04:45 h.

A Virginijus Sinkevicius (Vilna, Lituania, 1990) parece sonreírle la suerte tanto como él a activistas de oenegés cuando el pasado diciembre les recogió personalmente firmas de su cruzada contra el arrastre de fondo y el cómic en el que lo erigen en salvador de los mares. De Medio Ambiente y Océanos se iba a ocupar en la Comisión Europea hasta que la presión del sector consiguió añadirle Pesca al título de esa cartera. Accedió a ella en el 2019, cuando llevaba dos años como ministro de Economía e Innovación en su país. Siendo líder adjunto de la Unión de los Verdes y Campesinos Lituanos, en las elecciones nacionales del 2016 ese partido pasó de 1 a 54 diputados y dirigió el Gobierno de coalición del país. Con solo 2 escaños en la Eurocámara, mientras él trae de cabeza a la pesca europea por el sesgo verde que devora el azul, los lituanos castigaron a su partido con 32 escaños en el 2020, pero mantiene el suyo.

Más fuerte —porque en Bruselas esos votos no cuentan—, el veto a toda la pesca de fondo es otro ejemplo de controvertidas decisiones que justifica como «una obligación legal», en línea con la política verde que marca casi todo lo que hace la Unión Europea. «Sé que requiere un gran esfuerzo de nuestro sector pesquero», admite, pero prioriza «nuestro deber con nuestra sociedad, con las generaciones futuras y, en particular, con aquellos cuyo sustento depende de los recursos marinos».

«Despotismo ilustrado», le reprochan dirigentes pesqueros. A «un capricho» atribuyen su negativa a suspender un veto a toda la pesca de fondo que carece de argumentos científicos, se desconoce el impacto socioeconómico y el apoyo político lo resume la «no opinión» del Consejo Europeo.

Contra viento y marea, lamentan, expulsa a cientos de barcos de 87 áreas de los cantiles entre Cádiz e Irlanda sin escucharlos. Ni a ellos ni a los científicos que le repiten que no puede mezclar arrastre de fondo con palangre de fondo, como tampoco los campesinos se lían con el batiburrillo de churras y merinas.

La «insensibilidad y desconocimiento de la realidad de la pesca» que le reprochan podría explicarse porque procede de un país con solo 90 kilómetros de costa y 140 pesqueros. Aun así, sin que países con tanto peso pesquero como España optasen a ese cargo, los Veintisiete pusieron en sus manos el presente y el futuro de 81.000 barcos y de los 108.000 marineros que los tripulan.

No se arredró quien a los 29 años consiguió ser el eurocomisario más joven. Otro hito en la fulgurante carrera de quien se graduó en el Reino Unido, hizo un máster en la Maastricht University (Países Bajos) y con 21 años creó el portal The Lithuanian Tribune. Siguió formándose en Washington, regresó a Lituania y fue elegido diputado con 26. Más verde que pescador, trae de cabeza a la flota. Y todavía le quedan dos años.