¿Es mejor la dieta mediterránea que la atlántica?

L. G. V.

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M.MORALEJO

La alimentación de los gallegos es valorada por muchos expertos como una de las mejores del mundo. Sin embargo, carece aún de reconocimiento internacional generalizado y es la mediterránea la que se coronó como Patrimonio de la Humanidad

14 sep 2021 . Actualizado a las 18:49 h.

Como en la pregunta de si quieres más a mamá o a papá, en este caso la respuesta queda en tablas, precisamente, porque no hay manera de decantarse por una opción. Ante la duda de qué dieta es mejor, si la atlántica o la mediterránea, algunos dicen que no es posible apenas establecer diferencias más allá de que en la primera se consume más pescados y fruta, y en la otra más legumbres y cereales; y, por su parte, otros opinan que la que predomina en la esquina noroeste peninsular es especialmente beneficiosa porque algo tendrá que ver en que los gallegos seamos los más longevos de Europa.

Sea como fuere, el caso es que aunque llevan desde que el mundo es mundo coexistiendo, una se ha llevado el apoyo de la comunidad científica y otra apenas tenía nombre. Al menos hasta que diferentes iniciativas y entidades se han puesto manos a la obra para ponerla en valor. En el 2007 un grupo de profesores de la Universidad de Santiago (USC) deicidió ponerle nombre al tipo de alimentación clásico gallego, que era tan tradicional, rica y saludable como la mediterránea. Nacía así la Fundación Dieta Atlántica. Cogió impulso, pero sigue siendo la hermana tímida de la archiconocida dieta mediterránea en España. Para revertir esta situación, esta semana tiene lugar el Foro de Alimentación Saludable en Dieta Atlántica, en que con el apoyo de la Xunta y de la USC, se ponen en valor los productos del mar como fuente de salud y causa clave en la longevidad de los gallegos; por no hablar del positivo impacto económico que tienen estos productos en la gastronomía y el turismo de la comunidad. 

Mientras la característica dieta gallega era una cuestión localista (por decir algo), buena parte de España sacaba pecho por la que era considerada la mejor alimentación del planeta, con permiso de la japonesa. El hecho de arraigar la dieta mediterránea (sobre todo como reclamo publicitario) a la cultura ibérica tiene tanto sentido como ligar las croquetas al recetario popular de nuestro país. Forman parte de nuestros menús, pero su nacimiento dista de haberse registrado en tierras de Cervantes. Respecto al término dieta mediterránea (gracias al cual esta ha conseguido ser Patrimonio de la Humanidad), el fisiólogo norteamericano Ancel Keys se percató a mediados del siglo XX de que existía un mínimo común denominador en las dietas italiana y griega que hacía que los habitantes de estos países vivieran más años que en los lugares donde primaban las grasas saturadas. Acuñado el término para referirse a aquellos que tienen menos cardiopatías derivado de un mayor consumo de aceite de oliva, frutas, verduras y legumbres, lo cierto es que el concepto fue ampliándose hasta llegar a convertirse en un estilo de vida en el que con quién comer y cómo hacerlo es tan importante como el qué se lleva uno a la boca.