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Gran Sol, legendarios caladeros donde pescan merluzas y rapes unos cien buques gallegos

Salvador Serantes REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

En primer plano, las boyas que señalizan los palangres de fondo, mayoritarios en Gran Sol en flotas como las de Burela (en la foto) y Celeiro
En primer plano, las boyas que señalizan los palangres de fondo, mayoritarios en Gran Sol en flotas como las de Burela (en la foto) y Celeiro PEPA LOSADA

Un tercio enarbolan banderas de Francia y el Reino Unido tras reducirse a 88 la flota española aún llamada «de los 300»

02 jun 2022 . Actualizado a las 04:45 h.

Por más de un millón de kilómetros cuadrados del Atlántico nordeste, al oeste y al suroeste de Escocia, Irlanda y el Reino Unido, se extienden los caladeros de Gran Sol, legendarios por los temporales y por su riqueza pesquera. Por ese nombre también se conocen otros comunitarios situados al oeste de Francia y al sur del Mar del Norte, al este y al nordeste de Escocia. Ahí, donde se suceden los temporales, faenan más de cien buques de capital gallego, un tercio de ellos abanderados, sobre todo, en Francia y el Reino Unido, pabellón este último que enarbolaba el Piedras cuando ayer se fue a pique al suroeste de Irlanda.

Con los anzuelos al palangre de fondo y con las redes al arrastre de fondo y a la volanta, sus principales objetivos son pescados tan apreciados por los consumidores españoles como merluzas, rapes o gallos, aunque lo cierto es que con dos de esas tres artes las capturas son multiespecie.

Son gallegos 67 de los 88 gransoleiros españoles en activo, los que quedan de la flota de los 300, llamada así porque ese fue el tope de barcos que aceptó la Unión Europea (UE) en el tratado de adhesión de España en 1986.

Especializados en el palangre de fondo, conocido en A Mariña como pincho de Gran Sol, los más de 40 buques de Burela y Celeiro reinan entre los de pabellón nacional y atesoran más de la mitad de las cuotas españolas, seguidos de los de Vigo, Ondárroa, A Coruña, Cantabria y Asturias.

Minoría en esos caladeros

Como las propiedades de los barcos no son públicas y, en general, no trascienden si no suceden naufragios como el del Piedras o en casos de apresamientos, la referencia para acercarse a los de banderas de otros países propiedad de armadores gallegos son los puertos donde suelen descargar, pertrecharse y aprovisionarse. Distintas fuentes del sector consultadas apuntan que en Vigo, A Coruña, Celeiro o Burela operan cerca de 40 gransoleiros más, la mayoría con pabellón de Francia y el Reino Unido, aunque al menos hay dos alemanes, uno de Irlanda y otro de Bélgica. Los gallegos suman más de la mitad de los cerca de 80 de capital español con licencia en aguas comunitarias y británicas.

Aunque Galicia cuenta con alrededor del 75 % de la flota y de los derechos de pesca españoles en Gran Sol, lo cierto es que son una inmensa minoría entre los cerca de 2.400 buques de nueve países europeos que operan en esos caladeros. Documentos elaborados por la UE durante las negociaciones del brexit indican que ahí largan sus aparejos unos 1.200 con bandera del Reino Unido, 630 de Francia, 160 de Países Bajos, 140 de Irlanda, casi 100 de Dinamarca, unos 50 de Alemania y otros 40 de Bélgica.

Reconversión permanente

En constante reconversión desde la incorporación de España a los Veintisiete, la progresiva reducción de cuotas desencadenó en la última década del siglo pasado y a principios del actual operaciones de compraventa que auparon a Celeiro y Burela al podio de la flota española de Gran Sol. Cuando en otros puertos se deshacían de los barcos, armadores mariñanos los adquirían, sobre todo por derechos de pesca que hasta finales de los ochenta se concentraban en localidades como A Coruña, Pasajes, Ondárroa o Vigo.

Precisamente porque las cuotas de España no daban más de sí y, al mismo tiempo, porque el mercado español es el principal consumidor de la merluza, el rape y el gallo, entre otras especies que abundan en Gran Sol, armadores gallegos experimentados en esas aguas, aprovecharon para comprar buques y, sobre todo, posibilidades de pesca, en países como Francia y el Reino Unido.

Con las mismas artes que la flota nacional, gransoleiros franceses e ingleses, muchos de ellos con mandos y parte de sus tripulaciones españolas, operan y comercializan sus capturas desde puertos gallegos, aunque el vasco de Pasajes los supera a todos.

Antes de que la carestía del combustible disparase costes, escasez de cuotas y falta de tripulantes, sobre todo mandos, llevaron a la patronal Cepesca a pedir un plan de reestructuración para la flota nacional.

El sol escasea en el «gran lenguado» en el que se aventuraron hace casi un siglo

Porque la figura que dibuja en las cartas náuticas ese caladero se parece a un lenguado, los franceses lo bautizaron como Grand Sole. Por una transcripción fonética, los españoles lo llamaron Gran Sol cuando hace casi un siglo vascos, cántabros, asturianos y gallegos comenzaron a alejarse de sus costas en busca de la merluza que empezaba a escasear en aguas españolas, justo cuando su demanda aumentaba. Abundaban los arrastreros de fondo, hasta que en los años setenta pescadores de A Mariña probaron con la volanta de fondo y, una década después, con otros de Ortegal, el palangre de fondo, ahora mayoritario en la flota de capital gallego.