Ponte el delantal: tu hijo va a cambiar el Fortnite por la cocina

TRUCOS

La bloguera e investigadora culinaria Rocío Garrido explica que conseguir que los niños coman mejor, se diviertan entre fogones y mejoren su creatividad no es más que plantearles la cocina como un juego y acertar con las recetas

12 dic 2018 . Actualizado a las 10:51 h.

La alimentación suele ser para muchos padres la moneda de cambio para conseguir lo que desean. Comer hay que comer, pensarán algunos, así que si los más pequeños se portan mal, ración doble de verdura o de cualquier ingrediente odioso que se convierte, todavía más, en un enemigo a temer si los niños lo asocian con un mal comportamiento. Rocío Garrido está empeñada en combatir estas actitudes. Tanto. que aboga por entender la comida como un aliado y no como un oponente. Para ello, esta informática que con su blog lacocinademiabuelo.com acumula a diario miles de visitas, propone a los padres que estas Navidades se metan en la cocina con sus hijos y comprueben los beneficios de compartir harina con los cativos. Sabe de lo que habla, pues después de varios cursos de cocina con niños de incluso cinco años, sabe qué teclas hay que tocar para mejorar la relajación, la concentración y, por supuesto, la alimentación de los más pequeños.

En su libro Receitas pequerrechasexplica que lo importante es cocinar platos que sean del agrado de los niños y aprovechar para meter ingredientes que no se esperan. De esta manera están mejor alimentados. «Por ejemplo, si no les gusta el brócoli, le puedes meter en el medio de la carne picada de unas hamburguesas y después ya ni se acuerdan y lo comen sin rechistar. Otra opción es rebozar el pescado en maíz crujiente machacado; de esta manera asocian el sabor a algo similar a las palomitas y poco a poco  van probando nuevos pescados».

Más allá de que comiencen a familiarizarse con una alimentación saludable y toquen sin miedo todo tipo de ingredientes, Garrido recuerda que la cocina puede resultar especialmente útil para niños con problemas de hiperactividad. «El amasado, por ejemplo, les relaja mucho y les ayuda a estar concentrados en una sola tarea», comenta esta sanxenxina. Además, asegura que la repostería es muy positiva también para los más pequeños porque aprenden a diferenciar los dulces caseros de la bollería industrial y, además, fomenta la creatividad con la decoración de galletas o magdalenas. 

Es, de hecho, la parte más golosa la que más disfruta Rocío con los pequeños. Bien porque no suele requerir de cuchillos demasiado afilados («a los niños yo les doy cuchillos de plástico para que ayuden», asegura), bien porque la mayoría de elaboraciones requieren horno y no fuego, con lo que evitamos quemaduras. Por otro lado, según su experiencia, también es la parte del cocinado que más disfrutan los pequeños.

No todos los niños son iguales

Esta bloguera espera, con su libro, que muchos padres comprendan la necesidad de transmitirles a sus hijos la importancia de una alimentación equilibrada; pero que también sea algo que entienda  la sociedad en su conjunto. Bajo su punto de vista, los programas de cocina, que en la actualidad copan buena parte de la parrilla televisiva, ayudan a difundir esta idea, pero aún queda camino por andar. Para muestra dos botones: «Es politicamente incorrecto decirlo, pero yo veo diferencia entre cómo come un niño del rural y un niño de ciudad. El que vive en el campo distingue mejor productos de buena calidad, como las verduras, y aprecia sabores que a los niños de la ciudad les cuesta más. Probablemente porque en las urbes hay más colegios con comedor y servicio de cátering que, en el fondo, no es comida casera», comenta.

Pero todo es empezar. Y para hacerlo sencillo y divertido, Rocío propone dos recetas riquísimas que disfrutarán los paladares de niños y mayores.

 

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