Costes y fallos en el suministro frenan la salida de la crisis del textil gallego

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

PACO RODRÍGUEZ

Cambian el barco por el avión, a costa de los márgenes, para surtir las tiendas

30 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las ventas de moda están creciendo. El sector cerró el tercer trimestre con una subida interanual del 3,7 %, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La confección y el calzado también incrementaron su facturación, con alzas del 4,8 % y del 8,5 %, respectivamente. Pero otra cosa son los márgenes, y entre sobrecostes y tensiones en la cadena de suministros, la recuperación tendrá que esperar.

En vísperas de la mejor época de negocio del año, la industria se aprieta el cinturón. Los mayores operadores adelantan una recta final del año de márgenes a la baja por la escalada de costes de aprovisionamiento y logística, y por las decisiones tomadas para evitar el colapso de los puertos (cambio del barco por el avión); y asegurar que no va a faltar producto en sus tiendas físicas y online.

«Tras un 2020 marcado por las restricciones a la actividad comercial, primero; y por agresivos descuentos para dar salida al stock después, esperábamos que la menor actividad promocional y la reanimación de las ventas activaran también los márgenes. Sin embargo, los mayores costes de transporte y logística nos penalizan, porque tenemos que buscar la manera de asegurar el abastecimiento y dar respuesta a los clientes», explican fuentes de la industria textil gallega.

Faltan contenedores, pero también hay escasez de todo tipo de bienes relacionados con el transporte de mercancías, desde embalajes de cartón y plástico a palés de madera, pasando por las bolsas que se lleva el consumidor a casa y que Inditex ha comenzado a cobrar este mismo mes.

Las grandes del sector se han aprovisionado, a costa de márgenes. Pero, ¿y las pequeñas?

La situación se complica todavía más, porque después de 18 meses sumidos en una crisis de consumo, cierres de tiendas y prácticamente todo el sector haciendo ajustes, cuando no de producción, de capacidad de red de ventas, llega el encarecimiento de las materias primas y la logística. «La presión comienza justo al principio de la cadena de valor: en el campo. A principios de junio, los precios del algodón indio se dispararon hasta su máximo en 11 años, hasta 14.000 rupias por maund (40 kilos) debido a la escasez de esta fibra», afirma José Antonio Conde, presidente de Cointega, la patronal gallega del textil y la moda.

«Se encarecen las materias primas: el algodón, el poliéster, la seda... y se encarece el abastecimiento y el transporte y todo eso está afectando muchísimo, y empeorando los tiempos de entrega», explica el empresario dueño de la firma Alba Conde, que pone un ejemplo: «Un producto italiano, que lo terminan en Bulgaria, tarda 10 días en llegar a A Coruña. Las cadenas de logística tienen difícil llenar los camiones y no tener pérdidas. Yo he recibido una mercancía de Barcelona que vino a A Coruña por Oporto», relata Conde.

Subida de precios

«Toda la cadena logística está dañada. Hay menos transporte y más caro, pero el problema no es solo el coste, sino que la fabricación se para porque el pedido no llega a tiempo. Al final, ¿quién paga el sobrecoste? El empresario y el consumidor», asegura.

«Con la pandemia, la mayoría de las empresas han sido muy prudentes a la hora de hacer pedidos y ahora se quedan sin mercancía. Los stocks están en un punto crítico», asegura Alberto Rocha, secretario general de Cointega, la patronal gallega de la moda, quien explica que la organización lleva ya unos meses advirtiendo a sus asociados del contexto económico que se avecinaba.

Cointega prevé que esta situación de ahogo de las empresas textiles tenga efectos inmediatos en las campañas de Black Friday y de Navidad. Según avanza el clúster, este año las ofertas serán menos agresivas para velar por la recuperación de márgenes, que se han visto seriamente tocados en los últimos meses.

El gasto en luz de los comercios de moda se ha triplicado

El consumo ha vuelto con fuerza en este último trimestre del año, en el que el sector textil ha depositado grandes expectativas de recuperación, a pesar del contexto de inflación y sobrecostes de producción. La Asociación Nacional de Moda Retail (Acotex) ha cuantificado un incremento de las ventas del 8 % en septiembre. Si bien es cierto que, a pesar de este impulso, las empresas todavía arrastran una caída de sus ingresos del 19 % en el acumulado del año, justo cuando tratan de hacer frente a la escalada histórica de precios de la luz.

El presidente de la patronal, Eduardo Zamácola, afirma que los recibos de los comercios se han triplicado debido a la crisis energética. «Un establecimiento que factura de media 20.000 euros en ventas en un mes antes hacía frente a un gasto de unos 400 euros por la luz. Con la crisis energética, la media se ha disparado hasta los 1.200», explica.

Asegura que la subida del coste en el mercado mayorista de la luz ha golpeado con fuerza a los comercios debido a los altos gastos a los que tienen que hacer frente para mantener conectado el aire acondicionado durante toda la jornada de atención al público, así como para la iluminación de los escaparates, un reclamo fundamental para los clientes. «Las tiendas son muy intensas en el consumo eléctrico», dice.

Aclara, sin embargo, que a pesar de este incremento del gasto, los negocios han optado por mantener el mismo nivel del precio final de venta de sus productos porque «el consumidor no entendería que la misma prenda cueste ahora más dinero que antes de la crisis energética. Jugamos con la psicología del cliente», explica Zamácola.

La patronal del comercio de moda también ha identificado otros problemas añadidos en la compleja ecuación que supone vender producto textil. La subida del salario mínimo interprofesional (SMI), que habitualmente cobran los dependientes o los mozos de almacén, o el encarecimiento de los servicios logísticos, sumado al retraso de las entregas, como consecuencia de la crisis de suministro que atraviesan las compañías asiáticas, también limitan las perspectivas de recuperación del sector.

«Quedan años para que estemos como antes. No creo en una recuperación en uve», asegura Eduardo Zamácola.