Así es cómo afectará la inflación al bolsillo de los consumidores

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

Alcanza niveles de hace casi 30 años, tras ocho meses seguidos de subidas

29 oct 2021 . Actualizado a las 11:15 h.

Hacer la compra es cada vez más caro en España. Tanto como un 5,5 % más que hace un año. Es lo que revela el dato adelantado de inflación anticipado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Hace casi tres decenios que no se veía tal cosa. Desde septiembre de 1992, para ser más exactos. El año de la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona. Lo que ha llovido...

Con octubre, son ya ocho los meses que el coste de la vida lleva subiendo sin parar. Y todo por culpa de un cóctel de difícil digestión para los bolsillos. Los ingredientes: una escalada sin precedentes de los precios de la electricidad y los combustibles, aderezada con la reanimación del consumo tras meses de pandemia y restricciones. A eso se suma un toque de ruptura en las cadenas de suministros mundiales, golpeadas por un monumental atasco en los puertos, la falta de contenedores, la escasez de mano de obra, la falta de microchips y un desmesurado aumento de la demanda por el desembalse del ahorro acumulado durante el azote del covid. La tormenta perfecta de la que hablan los expertos.

Pero es que, además, la inflación no solo se nota en la cesta de la compra. Para empezar, supone una amenaza para el poder adquisitivo de los ciudadanos (son los menos los que tienen garantizado que sus salarios subirán al son del IPC), corroe el valor de los ahorros (ahora en máximos históricos por las restricciones y las cautelas que sembró el covid), y dinamita algunas de las partidas consignadas en las cuentas del Estado: pensiones, sobre todo, aunque bien es cierto que su actualización no se hará con este 5,5 %, sino con la media a 12 meses que resulte una vez publicado el dato definitivo del IPC de noviembre. Un buen pellizco, en cualquier caso.

Y eso por no hablar de que supone un serio riesgo para la intensidad de la ansiada recuperación tras la crisis del covid y que, incluso, podría hacerla descarrilar.

La cuestión en la que se devanan ahora los sesos los analistas es tratar de dilucidar si esto de los precios por las nubes es algo temporal o ha venido para quedarse largo tiempo. Claro está que hay convencidos en los dos bandos. En el primero militan dos pesos pesados: el BCE y la Reserva Federal (banco central estadounidense). Vienen a defender que es algo transitorio que, además, tiene su explicación en que los precios se comparan con los del año de la pandemia, cuando el consumo se vino abajo por las restricciones.

Ayer mismo, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, reiteró que el guardián del euro sigue confiando en que los precios se moderarán a lo largo del próximo año y que a medio plazo la inflación se situará por debajo del objetivo del 2 %.

En el otro lado, los llamados halcones (algunos hay en el seno del Banco Central Europeo), que alertan del peligro de una espiral inflacionista si el alza de precios acaba trasladándose, por ejemplo y sobre todo, a los salarios. Esto es, los llamados efectos de segunda ronda, que acaban generando un círculo vicioso del que resulta harto complicado escapar.

En Alemania, al 4,5 %

Halcones que andan con las uñas fuera después de conocerse que los precios subieron en Alemania un 4,5 % interanual en octubre, la cifra más alta desde octubre de 1993, entonces lastrada por los costes de la reunificación.