La subida meteórica del precio de la energía prende fuego a la recuperación

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Cabalar

Crece el temor al apagón de industrias, cierres y una bajada del consumo

17 jun 2021 . Actualizado a las 10:26 h.

«Si había algún vestigio de recuperación, esto nos va a cortar literalmente las piernas». Así de crudo se expresa el experto de la asesoría energética ASE, Leo Gago. Consumidores y empresas tiemblan solo de pensar en la factura eléctrica que tendrán que pagar a final de mes -por ahora ya se ha encarecido un 45,4 % en la primera quincena de junio-, pero en el horizonte se atisban problemas mucho más graves y persistentes de lo que un principio se había pensado. Si los precios meteóricos de la energía se prolongan en las próximas semanas y meses, industrias enteras y negocios podrían verse obligados a bajar las persianas. Las previsiones de crecimiento de la economía del Banco de España, que esta misma semana revisó al alza hasta un 6,2 % para este año, quedarían en papel mojado.

Los precios de la electricidad anticipan un verano caliente para todos los europeos y especialmente ardiente para los españoles, que hacen frente a los recibos más caros. La factura de la luz no da tregua, sigue disparada y nada hace pensar que haya tocado techo. Junio ya es, en término medio, el mes más caro desde que hay registros. Ni siquiera en los años de la recuperación se alcanzaron cotas similares. El precio del MWh ha llegado esta semana en el mercado español al tercer pico más alto de su historia (94,63 euros). ¿Cómo es posible que, a las puertas del verano, cuando cae la demanda, los españoles estén pagando más por la electricidad?

Primero se le echó la culpa al tarifazo -el nuevo esquema de peajes establecidos en tres tramos de demanda (valle, llano y punta)-, después se cargaron tintas contra las eléctricas, a las que el Gobierno pidió investigar por pactar precios, presuntamente. Pero lo cierto es que en todos los países europeos los precios están por las nubes. Los franceses, por ejemplo, están pagando en el mercado mayorista unos 50 euros más de lo normal en verano por MWh. Los alemanes ya no se acuerdan la última vez que tuvieron que abonar 85 euros por MWh, como hicieron ayer. 

Causas

Los expertos apuntan a una tormenta perfecta. Aumentaron los precios sobre derechos de emisión de CO2, los del gas, creció la demanda en todo el mundo -tras meses hibernando- por la recuperación, semanas de calor intenso, problemas con el oleoducto noruego y, para mayor desgracia, tres centrales nucleares están paradas por averías y mantenimiento. Sin olvidar los cambios en la tarifa de la luz, que encarece el precio en las horas punta, y los posibles movimientos que estarían haciendo las eléctricas para recuperar una parte de las ganancias que se dejaron en el 2020. 

Consecuencias

Si las cosas siguen igual, como anticipa el sector, los españoles podrían tener que abonar 165 euros extra este año a su factura de la luz. Pero la peor parte se la llevarán los negocios. Los bares, comercios y hoteles, por ejemplo, necesitan consumir energía todo el día. Quienes no tengan una tarifa fija o no puedan cambiarla, afrontarán sobrecostes enormes que la clientela, aún mermada, no podrá colmar. Lo mismo ocurre con la industria, tanto metalúrgicas como las plantas automovilísticas, podrían verse obligadas a parar. Se incrementarán los precios del transporte y la logística. «Lo van a tener que repercutir seguro», augura Gago, quien cree que «esto va a tener consecuencias muy serias [...] Va a llegar un punto en que la industria le compense pagar penalizaciones por no fabricar que fabricar a pérdidas».

Ante el alza de la cesta de la compra -se está encareciendo la producción agroalimentaria y textil-, el consumo doméstico, principal conductor de la recuperación, se podría resentir. «Es un hachazo sobre la base de flotación de la recuperación [...] Esto se va a llevar por delante a mucha gente y negocios», alerta. 

Así hasta febrero del 2022

Facturas de la luz desorbitadas, precios de la energía prohibitivos para la industria y los pequeños negocios, y una gran duda: ¿Hasta cuándo? La situación es anómala y, sobre todo, muy preocupante. Nunca antes se habían experimentado subidas de este calibre de forma tan sostenida en el tiempo, así que es difícil prever cómo evolucionarán los precios en esta «nueva normalidad».

Para el experto en el sector energético, Jorge Morales de Labra, los peores augurios se cumplirán y seguirán por las nubes hasta el año que viene: «No ha habido episodios de precios tan altos durante tanto tiempo. Aquí el problema es que todo apunta a que va a durar meses. Los mercados de futuros anticipan que los precios actuales se van a mantener así hasta enero del 2022, incluido», explica. Y eso puede ser devastador para una economía malherida como la española.

Aunque los datos apuntan en esa dirección, Gago cree que habrá algún tipo de corrección en el mercado: «Ahora mismo es insostenible, pero acabará regulándose. No podrá estar así de manera perpetua, ni de broma. No, porque no se sostiene», asegura. Lo que no saben predecir los expertos es el volumen de pérdidas y los parones que tendrá que sufrir la economía española antes de que los precios vuelvan al redil. 

Solución: no consumir

No hay un umbral de dolor o de caída del consumo que marque un punto de inflexión en los precios de la energía. Es más, los meses estivales son, tradicionalmente los más baratos, porque no hay tanta demanda, incluso con olas de calor por medio. Pero esa ecuación se ha roto este mes. «La única solución es no consumir. Y se llegará a eso. Habrá gente que pare porque no puede aguantar los costes», anticipa Gago. 

El gas apunta alto

La misma semana en la que el Ministerio español de Transición Energética se manifestaba a favor de excluir las infraestructuras de gas de las ayudas del fondo europeo de recuperación Next Generation EU, el precio de este combustible se disparaba hasta los 28,08 euros el MWh en España. En los últimos quince días se ha encarecido en Europa casi un 2 %, según la asociación GasIndustrial, y se anota tres meses consecutivos de alzas considerables en los precios de los futuros del 12,38 % (abril), 4,23 % (mayo) y 6,84 % (en lo que va de junio), lo que hace anticipar una senda alcista sostenida. «Básicamente, el gas es el problema. Está absolutamente desatado», asegura Gago.

Este combustible sigue siendo indispensable para la generación del mix eléctrico así que cualquier presión inflacionista puede descalabrar el mercado en España y Europa, grandes importadores. Y lo que ha pasado es que se han dado todas las circunstancias desfavorables para que se dispare su precio. La demanda de gas nacional subió en mayo un 19,9 % respecto a hace un año. El sector doméstico y las pymes la han impulsado un un 40,2 % respecto a mayo del 2020. En el entorno industrial, ha crecido un 24,4 %, con el sector servicios y el textil como protagonistas. Con el avance de la vacunación y el levantamiento de restricciones, los negocios han recuperado la actividad perdida. Ahora bien, los precios están muy por encima a lo que cabría esperar y eso se debe a los problemas de suministro.

Europa compra gas por todo el globo. De Argelia a Nigeria, pasando por Catar y Rusia. El oleoducto noruego ha sufrido una parada de mantenimiento que está siendo mucho más larga de lo previsto. El flujo se ha visto interrumpido y, aunque Rusia ha seguido bombeando, los expertos apuntan que Moscú está aprovechando la tesitura para ajustar cuentas con la UE, poniendo los precios «que le da la gana». Por si no fuera suficiente, el gas que exporta Estados Unidos está poniendo rumbo a Asia, donde la recuperación está disparando la demanda y los precios. Esto reduce el abanico de posibilidades de suministro a los países europeos.