Estos habitáculos se construyeron en época cristina en lo que era conocido como el prado, en el contexto de adecuación del palacio islámico a sus nuevos usos cristianos.
Su emotiva actuación, interrumpida a veces por la ovación del público que abarrotaba el patio de butacas del teatro, ha puesto punto y final a un acto celebrado una vez cerrada la capilla ardiente.
Los contactos con museos nacionales e internacionales como el Louvre de París y el Moma de Nueva York se han iniciado ya para la celebración de esta «magna muestra».