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El hijo del moañés Nando, uno de los desaparecidos: «Nadie nos dice nada de mi padre»

Monica Torres
Mónica Torres MOAÑA / LA VOZ

SOMOS MAR

Fernando González llamó a su mujer poco antes del naufragio para contarle las duras condiciones climatológicas que sufrían; esperaba jubilarse tras dos mareas

17 feb 2022 . Actualizado a las 10:51 h.

Fernando González Martínez lleva el mar en la sangre. Es hijo de un marinero vigués y es natural de Tirán, en Moaña, como su madre. Allí lo conocen como Nando. Él mismo es un marinero experimentado, que ya había estado en Malvinas y en Sudáfrica. Esta era su primera vez en Canadá. Nando, de 52 años, es uno de los desaparecidos en la tragedia del naufragio del Villa de Pitanxo en aguas de Terranova. Se había enrolado como engrasador. Nando González tiene pareja y dos hijos, Kevin y Christopher, de una relación anterior. El padre y los dos jóvenes son miembros de la sociedad deportiva Tirán. Sus vecinos explican que este veterano marinero había dicho que le quedaban un par de mareas para poder cumplir los años y jubilarse tras una vida dedicada siempre al mar.

«Necesitamos que alguien nos diga de una vez algo sobre nuestro padre, porque nadie nos ha llamado desde el naufragio», dice su hijo Kevin. El martes, su tía le preguntó por el nombre del barco de su padre, pero él no lo recordaba. Al conectarse a las webs de los medios de comunicación quiso estar seguro y llamó a la armadora. Ahí fue cuando recibió la confirmación. «Lo único que sabemos es por las llamada que hemos podido hacer nosotros a la armadora, pero nadie nos dice nada, ni la naviera ni los organismos; solo nos han llamado del Concello de Moaña. Necesitamos una llamada, no culpamos a nadie, pero nos aliviaría».

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El joven cuenta que a su padre no le gustaba despedirse. Quedaron unos días antes de su partida. «No fue una despedida de igual pasa algo. Lo puedes pensar, pero no te lo planteas, nunca pensé que le podría pasar nada», dice. Ya en alta mar, Nando habló con sus hijos. También con su pareja. «Hablaron la noche del naufragio y él le dijo que las condiciones climatológicas estaban fastidiadas», dice. 

«Nando é un mariñeiro veterano, experimentado no mar, gran persoa e extraordinario pai de familia», destaca Vicente Verdeal, amigo y compañero. Verdeal es además el dueño de una tienda de reparación de buques que lleva muchos reparando barcos que trabajan en las Malvinas y Gran Sol. Se muestra consternado e insiste en que nadie puede ponerse en el lugar de las familias que esperan noticias de Terranova. El hijo de este hombre hizo prácticas en el barco de Villa de Pitanxo hace unos años, también bajo las órdenes del capitán Juan Padín y con su sobrino Eduardo Rial. «O meu fillo fixo as prácticas tamén como alumno no Villa de Pitanxo e coincidiu con Juan e Eduardo, así que cando recibín a noticia deume un volco o corazón porque aí tiña traballado meu fillo e só penso nese mozo desaparecido, podía ter sido meu fillo», indica Verdeal. Este moañés destaca la humanidad de Fernando González. «É moi apreciado e unha persoa que se deixa querer, campechana e moi boa, que sempre axuda a quen llo pide».

Sobre el accidente, pocos se atreven a hacer hipótesis, pero los más veteranos apuntan a que pudo sufrir un golpe de mar, ya que es habitual que el barco pierda la estabilidad si les pilló una ola cuando estaban maniobrando para la recogida de los aparejos. Otros marineros de Moaña que ya han estado en Terranova, insisten en que se trata de un caladero «inhóspito de aguas muy frías y olas de más de seis metros». En los bares y calles del municipio donde esperan noticias de su amigo Nando siguen pendientes de las noticias. «Estamos destrozados y nos solidarizamos con todas las familias porque en Moaña todos somos marineros o tenemos familiares en el mar», explica José Manuel Vidal, amigo de la familia. Vidal, que conoce a Nando desde los 14 años, resalta que «es una persona extraordinaria, al igual que toda la familia».