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El patrón y su sobrino, de Cangas, dos de los supervivientes del naufragio del Villa de Pitanxo en Terranova

SOMOS MAR

Sara, novia de uno de los marineros, abraza a Gloria, que tenía a su hermano y a su hijo embarcados en el Villa de Pitanxo
Sara, novia de uno de los marineros, abraza a Gloria, que tenía a su hermano y a su hijo embarcados en el Villa de Pitanxo XOÁN CARLOS GIL

En O Morrazo lloran al joven Raúl González, que estaba de prácticas

17 feb 2022 . Actualizado a las 01:14 h.

El patrón del barco, Juan Padín Costas; y su sobrino, Eduardo Rial Padín, son dos de los supervivientes del naufragio del Villa de Pitanxo. La familia supo que habían sido rescatados gracias a la llamada que el propio Juan hizo a su mujer, Sofía, en Cangas, sobre las 13.30 horas. «No te preocupes», pudo decirle Juan Padín a su mujer, confirmó la alcaldesa de Cangas, Victoria Portas, tras hablar con la familia. La llamada del patrón fue también el mayor consuelo para su hermana Gloria, ya que en el Villa de Pitanxo estaba además embarcado su hijo Eduardo.

«Nos enteramos del naufragio por la mujer de otro marinero y nos pusimos en lo peor. Las primeras horas las vivimos con la angustia de haberlo perdido para siempre», reconocía este martes Gloria tras haber superado un ataque de ansiedad. Eduardo había escrito a su novia, Sara Prieto, a las cuatro de la mañana diciéndole que iba a trabajar y que el tiempo en la zona era muy malo. La falta de noticias fue desesperante. Ellas encontraron el alivio en esa llamada que pudo efectuar el patrón, pero lamentan la falta de información recibida por parte de la armadora, especialmente dura para las demás familias. «Estáte tranquila tía, que Eduardo y el tío Juan están bien», recuerda que le dijo su sobrina, pero nadie más les informó a lo largo del día sobre la evolución de ninguno de los dos.

«Yo, mal que pese, estoy feliz, pero el susto que pasamos no nos lo quitan. No se lo deseo a nadie, porque es muy doloroso», manifestó Sara, la novia de Eduardo, con gran respeto para todas las familias que esperan noticias de Canadá. «Eduardo no vuelve al mar. La última vez que vino hablamos de quedarse en tierra, buscar algo por aquí y tener familia tras un par de mareas más, pero de esta ya no le dejo que vuelva al mar», aseguró emocionada Sara Prieto Vicente.

Juan Padín es un veterano marinero con amplia experiencia en el mar y en los caladeros de Canadá. Antes de trabajar para Manuel Nores, lo hizo con la armadora Pereira. Hombre de mar, pero muy vinculado a su tierra natal, hace poco que logró poner en marcha uno de sus principales proyectos vitales: está al frente de la casa rural Cabo Home. Amante de la naturaleza y de los caballos, Juan Padín fue comprando durante años fincas colindantes a su casa, en la parroquia de Hío, para poder hacer realidad este proyecto de turismo rural con las mejores vistas sobre el mar en la zona de cabo Home. Su sobrino Eduardo, de 42 años, es también un lobo de mar, con más de dos décadas embarcado a sus espaldas, explica la familia.

Mientras, en O Morrazo se esperaban noticias de Raúl González Santiago . Hijo y hermano de expertos marineros, también de pesca de altura, Raúl estaba de prácticas en el buque siniestrado y, a sus 24 años, este joven de Cangas apenas ha comenzado a vivir.

Otro marinero del que no se tienen noticias es Fernando González Martínez. Es de Moaña y tiene 53 años. Al igual que la mayoría de la tripulación del Villa de Pitanxo, es un experimentado marinero. Ya había trabajado con la misma compañía en otras mareas y, al parecer, esta era su primera vez en Terranova. Desde joven ha estado vinculado con el mar. Poco es lo que lo separa de la jubilación a este moañés, muy apreciado en su villa y padre de dos hijos. Ha trabajado en pesca de bajura, en barcos de Meira y en la pesca artesanal.

Los vecinos de O Morrazo contenían este martes la respiración pendientes en todo momento de las noticias en busca de una esperanza a la que aferrarse y que se disipa con las horas. Las familias lamentaron la falta de información por parte de la armadora y varias acudieron hasta Marín para intentar saber sobre sus familiares.