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El cultivo de la patata se afianza una vez controlada la plaga de la polilla

Somos Agro REDACCIÓN

AGRICULTURA

BASILIO BELLO

La indicación geográfica protegida ampliará en breve su territorio a toda la comunidad

18 ago 2022 . Actualizado a las 19:59 h.

Hace ya cinco años que la temida polilla de la patata hizo su aparición en Galicia. Y, aunque recientemente fue detectado un nuevo brote que obligó a tomar medidas en diversas parroquias de la provincia de A Coruña, también se levantaron todas las prohibiciones que pesaban sobre los lugares a los que inicialmente llegó esta plaga. Ahora, la comunidad lucha por recuperar este producto, aunque en la indicación geográfica protegida Pataca de Galicia tienen claro que la incidencia de la misma no fue, por fortuna, la temida. «Creemos que a consellería actuou correctamente neste problema. Foi un pouco dura ao principio, pero agora estamos vendo os resultados», explica Guillermo Budiño, presidente de la IXP. Alrededor de seis millones de patatas se producen cada año al amparo de este sello de calidad, que en breve ampliará su ámbito a toda la comunidad. Y es que «a pataca cultivada en calquera punto de Galicia é espectacular», argumenta.

«Levamos varias campañas en que a produción non chega. A campaña remata todos os anos en maio e, actualmente, xa está case esgotada toda a produción da IXP», explica el responsable de este marchamo de calidad. Es por ello que decidieron renovar el reglamento, uno de los más antiguos de Galicia, para dar cabida a nuevos productores y también a nuevas variedades de este tubérculo, pues actualmente solo se puede amparar la Kennebec. Todas estas modificaciones, que podrían entrar en vigor en el plazo de un mes, están destinadas a ampliar la capacidad de producción de la indicación geográfica. Actualmente, el Consello Regulador cuenta con más de 70 agricultores inscritos y con una decena de distribuidores autorizados. Las zonas de producción incluyen Bergantiños, Terra Chá-A Mariña, Lemos y A Limia, que concentra el 90% de la producción.

Buena cosecha

La actual campaña, iniciada con la plantación en el pasado verano, ha sido una de las mejores en cuanto a calidad del producto durante los últimos años. Para ello fue determinante el correcto rendimiento de los terrenos y el buen estado sanitario del tubérculo, explican en la IXP. Pero fuera de este marchamo de calidad, en Galicia se cultiva mucha patata, cuyo principal destino es el autoconsumo. Sucede así, por ejemplo, en Bergantiños, donde hay 120 productores de patata, de los cuales unos treinta están censados en Coristanco. Se destinan al cultivo de tubérculo en torno a 400 hectáreas y cada una ofrece entre 18 y 20 toneladas. Prácticamente la mitad se es para autoconsumo, explicó Juan García Pose, alcalde de Coristanco y copropietario de Casa da Tulla. «Dos 120 produtores existentes en Bergantiños, soamente 12 teñen na pataca a súa primeira e principal fonte de ingresos», afirma. En cuanto a los precios, la venta a través de intermediario deja unos ingresos medios al productor de entre 0,45-0,50 euros el kilo. Una cuantía que aumenta hasta los 0,70-0,75 si se comercializa directamente a través de los mercados locales. Si va para la restauración y es de buena calidad se puede pagar hasta 0,8-0,85 euros y si la patata es delicatesen ronda el euro el kilo.

De esta comarca es buena parte de la patata que se vende en Ferrolterra, donde también es la más cotizada. Hasta 1,3 o 1,4 euros puede alcanzar el kilo en el mercado de la Magdalena. Aquí compite con producciones que llegan de fuera, de Cartagena y hasta de Egipto, a precios más baratos, aunque el consumidor sique prefiriendo la de origen gallego.

La polilla de la patata se ha convertido en la principal amenaza para este sector, aunque todo parece indicar que las medidas preventivas están surtiendo efecto. De hecho, pasados más de dos años sin haber detectado capturas en todas las trampas, en enero se levantaron las restricciones de plantación de patata en nueve concellos gallegos: Ares, Mugardos, Cabanas, Fene, Ferrol, A Capela y As Pontes de García Rodríguez, en la provincia de A Coruña, y en Ourol y Abadín, en la de Lugo. Estos municipios pasan a englobarlas en la demarcada como zona tampón, donde se les permitirá plantar tubérculo, pero se hará un seguimiento exhaustivo para evitar que, de nuevo, la polilla haga su aparición y ponga en peligro el cultivo.

«O consumidor ten que pedir as patacas polo nome da súa variedade»

En Pataca de Galicia tienen claro que la diversificación de sus productos es una de las claves de su futuro. Es por ello que, entre los cambios previstos en el reglamento, se incluirá el amparo de dos nuevas variedades: la fina de carballo y la agria. La medida permitirá que los productores puedan diseñar campañas más largas, pues la agria por ejemplo es de ciclo más tardío. Pero también, presentar nuevos productos a los consumidores. Budiño considera que la indicación debe dar un paso más «e acostumar ao consumidor a pedir as patacas pola súa variedades, igual que co viños. ¿Non pedimos xa un albariño ou un godello?», pregunta.

Explica el presidente de la IXP que los tres tipos de este tubérculo que amparará son completamente diferentes en sabor y en textura. «A Kennnebec é unha pataca branca, de ciclo máis curto, que é especial para fritir, pero tamén está espectacular doutras formas. A agria ten a pel e a carne amarelas e é extraordinaria para o frito de transformación industrial», cuenta Budiño. Ambas tienen diversas aplicaciones culinarias, pero presentan diferencias, que es lo que debe aprender a diferenciar el consumidor. «Hai quen prefire a pataca branca e hai a quen lle gusta máis a amarela», sostiene.

Budiño destaca que las nuevas variedades que amparará la IXP en breve permitirán también a los productores ampliar la campaña. «A agria ten un ciclo más tardío e tamén un período de conservación máis longo», sostiene. Así, cuando en el mes de abril termine la temporada de la Kénnebec, los agricultores podrán seguir abasteciendo a los mercados.

La información fue elaborada por: M. Alfonso, M. Cuadrado, T. Longueira, A.F. Cuba, S. Martínez, M. Cedrón, R. Novoa y X.M. Palacios