Las fechas más sonadas
Agosto del 2007
El origen del huracán. Estalla la crisis de las hipotecas basura. Los años de excesos y crédito alegre comienzan a pasarles factura a los bancos estadounidenses.
15-9-2008
Cae Lehman. Dejado de la mano de las autoridades estadounidenses, corroídos los cimientos por las hipotecas basura, Lehman Brothers se viene abajo. Su caída desata un huracán que acabará arrastrando al mundo a la peor de las recesiones desde la Segunda Guerra Mundial.
2-5-2010
Grecia se hunde. Después de haber admitido en febrero que durante años hizo trampas con el déficit, ocultándolo bajo las alfombras, Grecia se ve abocada a pedir el rescate de sus socios. No será el último.
22-11-2010
Irlanda, la siguiente. La crisis del euro se cobra su segunda víctima. Irlanda claudica y pide un rescate de 80.000 millones para reestructurar su sistema financiero, tieso tras el pinchazo de una enorme burbuja inmobiliaria.
6-4-2011
Portugal tira la toalla. El primer ministro en funciones claudica ante la presión de los mercados tras negar durante semanas que necesitase ayuda.
9-6-2012
España pide ayuda. El ladrillo se les ha atragantado a los bancos tras años de orgía inmobiliaria y al Gobierno no le queda otra que pedir dinero para salvarlos.
26-7-2012
Draghi, el salvador. En medio de la tormenta se abrió el cielo y aparecieron Draghi y su famoso conjuro: «Haremos cualquier cosa para salvar el euro. Y, créanme, será suficiente».
La salida del túnel, más lenta en Europa
La tormenta que desató la caída en desgracia de Lehman llegó a todos los rincones del planeta, pero los remedios no fueron los mismos. Ni la rapidez con la que se aplicó el ungüento. De ahí que unos consiguieran salir del pozo antes que otros.
En Estados Unidos, origen de la tormenta, no tardaron en remangarse y entrar en faena. De lo en serio que se lo tomaron da buena cuenta una imagen, nunca vista, pero sí mil veces relatada: la del secretario del Tesoro estadounidense por aquel entonces, Henry Paulson, pidiendo de rodillas -literalmente- a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, que salvase el plan ideado por la Administración Bush para salir del atolladero: una bazuca de 700.000 millones de euros. Estímulos fiscales a espuertas y la Reserva Federal empleando toda la artillería desde bien pronto.
En Europa, sin embargo, todo fue mucho más lento. Cosas de la des-Unión Europea y de una gestión mediocre de la crisis. Esa incomprensible costumbre europea de dispararse en el pie...
No hay más que ver lo mucho que tuvo que esperar el BCE para poder hacer lo que su homólogo estadounidense. Años estuvo Draghi con la escopeta cargada sin poder abrir fuego.
Menos mal que Draghi es un mago de las palabras. Que si no... Corría el 26 de julio del 2012, con España ya rescatada, pero todavía en las fauces del mercado, cuando el italiano pronunció aquello de: «Haremos todo lo que sea necesario par salvar al euro. Y, créanme, será suficiente». Pero no fue hasta marzo del 2015 cuando por fin, y para enfado de muchos en Alemania, pudo emplear las balas que atesoraba. A diestro y siniestro.
Por eso a Estados Unidos le costó mucho menos salir de la crisis. Ahora, con el fin de los estímulos ya en marcha, goza de un crecimiento robusto (el último dato, del segundo trimestre, es un impresionante 4,2%). Con un desempleo en mínimos, que ya nos gustaría a muchos; y una bolsa que acaricia sus máximos históricos (aguantando mucho mejor que otras los efectos de la guerra comercial con China).
Europa, sin embargo, todavía anda renqueante. Cosas de la austeridad a ultranza.