Patrimonio aprueba el proyecto para rehabilitar el icónico edificio de los Cantones. PARTICIPA: Cuéntanos tus recuerdos del cine Avenida
30 ene 2022 . Actualizado a las 16:55 h.La recuperación del icónico cine Avenida de los Cantones está un poco más cerca. El Consello de Patrimonio de la Xunta ha dado el visto bueno al proyecto de rehabilitación que promueve Abanca. La decisión fue anunciada por el delegado territorial del Gobierno gallego, Gonzalo Trenor, quien destacó la calidad del proyecto y su importancia, ya que permitirá recuperar y poner en valor «un dos edificios máis emblemáticos da cidade».
El inmueble goza de protección integral, y la propuesta de Abanca prevé recuperar la organización interior y elementos constructivos de valor patrimonial, como carpinterías, pavimentos y elementos ornamentales.
El plan de la entidad bancaria pasa por trasladar al inmueble parte de sus servicios centrales, que en la actualidad están alojados en su tradicional ubicación de Rúa Nueva. La decisión definitiva sobre qué departamentos se moverán será concretada cuando se apruebe de forma definitiva el proyecto de rehabilitación. No se ha planteado trasladar al cine Avenida la sede de la entidad, que está ubicada en el Cantón Claudino Pita, de Betanzos.
El plácet a la reforma depende en última instancia del Ayuntamiento, que debe responder a la solicitud de licencia de Abanca. El visto bueno de Patrimonio de la Xunta era un trámite imprescindible para tramitar ese permiso, pero no es el definitivo.
Fuentes del gobierno local confirmaron que el proyecto se analizó en la comisión de Patrimonio celebrada el jueves, pero señalaron que aún no han recibido el dictamen de la misma. En cuanto a la licencia, explicaron que se están haciendo los trámites necesarios, pero aún no hay previsión de plazos para otorgarla.
Abanca presentó su proyecto de rehabilitación en el 2019, y en noviembre de aquel año empezaron los trabajos de los técnicos municipales. Los trámites para aprobarla se han prolongado por el valor patrimonial del inmueble y su señalada ubicación.
El edificio está dentro de los límites del área afectada por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) de Pescadería y Ciudad Vieja, al que debe adaptarse el contenido del proyecto de rehabilitación.
Trabajo y exposición
Aunque las gestiones todavía no han concluido, durante este tiempo sí se hicieron avances. En el 2020, Urbanismo planteó una serie de cambios en la propuesta de la empresa. A juzgar por el visto bueno de Patrimonio, todo indica que se han cumplido. Apenas han trascendido detalles concretos del proyecto. Pero la Xunta sí explicó que, además de recuperar el uso de oficinas en el edificio, la sala de cine se convertirá en «espazo de traballo e exposición, conservando e recuperando, adaptados á nova funcionalidade, os elementos compositivos como as escaleiras laterais ou os pasamáns».
La valoración de Patrimonio, basada en el proyecto de ejecución y también en los antecedentes que ya figuraban en el proyecto básico, es favorable a la propuesta de la entidad bancaria, al considerar que «pon en valor o edificio» desde el punto de vista arquitectónico y cultural.
Una pieza clave de la «sala de estar de los coruñeses» que ha estado vacía durante 14 años
El edificio que albergó el cine Avenida, el número 7 del Cantón Grande, la llamada «sala de estar de los coruñeses», fue construido entre 1937 y 1941 siguiendo el proyecto del arquitecto Rafael González Villar, un coruñés formado en Madrid al que la ciudad debe también el Kiosco Alfonso y el monumento a Concepción Arenal de los jardines de Méndez Núñez, entre otras obras. También dejó huella fuera de A Coruña. En Santiago se recuerda en especial el modernista edificio Castromil —inaugurado en 1922 como Café Quiqui-bar—, que fue demolido por el Ayuntamiento pese a las peticiones para declararlo monumento histórico-artístico.
En el número 7 de Cantón Grande, González Villar apostó por un estilo entre el modernismo y el racionalismo para crear un edificio singular que alcanzó su cénit en los tiempos del cine Avenida, que forma parte del recuerdo de generaciones de coruñeses. Se lo llevó por delante la oleada de cierres de salas que sacudió el sector de la exhibición de películas a inicios de siglo.
El inmueble, ya desocupado, fue adquirido por Amancio Ortega y en el 2007 pasó a manos de Caixa Galicia, que tenía al lado la sede de su Fundación y planteó desde el primer momento destinarlo a oficinas. El proyecto se retrasó con el estallido de la crisis del 2008. Un intento de rebajar la protección del inmueble en el 2014 fue parado por el TSXG y el Ayuntamiento debió a compensar a Abanca. Los años sin uso llegaron a provocar desperfectos y obras de emergencia. El plan de rehabilitación abre ahora una esperanza para el edificio.