Análisis: ¿Qué ocurre ahora tras la inhabilitación de Torra?

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

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Tras ser condenado a año y medio de inhabilitación por desobediencia, el órgano arbitral lo despoja de su condición de diputado autonómico, lo que le impedirá seguir como presidente

04 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un toque de corneta interrumpiendo la intervención de Quim Torra durante la mañana de ayer resultó ser premonitorio para lo que ocurrió pocas horas después, ya que la Junta Electoral Central (JEC) acordó este viernes despojarlo de su condición de diputado autonómico, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) lo condenase a año y medio de inhabilitación -aún recurrible- precisamente por desobedecer un mandato de la propia Junta Electoral, el de retirar los lazos amarillos de la fachada de la Generalitat durante la campaña electoral de abril. Sin escaño no podrá continuar al frente del Gobierno catalán, puesto que es un requisito exigido en el Estatuto de Autonomía.

La causa

Por «inelegibilidad sobrevenida». El órgano arbitral estimó el recurso interpuesto por PP, Ciudadanos y Vox para proceder a la inhabilitación exprés del presidente catalán, ya que su condena, pese a no ser firme, es una «causa de inelegibilidad sobrevenida», recogida en el articulado de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (Loreg). Con esta decisión le enmienda la plana a la Junta Electoral Provincial de Barcelona, que la semana pasada rechazó retirar a Torra su credencial como diputado autonómico.

División de opiniones

El cese se aprobó por siete votos a favor y seis en contra. Ocho magistrados del Supremo (escogidos por sorteo) y cinco catedráticos designados por los partidos con representación en el Congreso integran este máximo órgano arbitral, en el que está el magistrado coruñés José Luis Seoane Spiegelberg. La decisión no fue fácil -el debate duró cinco horas- y el voto estuvo muy dividido: siete fueron a favor del cese y seis en contra. Estos últimos (tres magistrados y tres catedráticos) consideraban que la Administración electoral no es competente para retirar su escaño a Torra, por lo que presentarán un voto particular.

Las consecuencias

Adiós a la presidencia. Su destitución como diputado tiene una primera implicación de calado, más allá de añadir tensión a la inminente investidura de Sánchez: se traduce en su final como presidente, pues el Estatuto de Autonomía de Cataluña veda la jefatura de la comunidad a quien no tenga escaño. Y Torra lo perdió ayer.

Su defensa hace una lectura diferente, al sostener que tal condición se aplica solo para elegir al presidente de la Generalitat entre los miembros del Parlamento, pero no una vez nombrado. En cualquier caso, su destitución está ahora en manos del Parlamento catalán, que hoy celebra un pleno extraordinario.

Por el momento la Junta Electoral Central ha ordenado a la provincial de Barcelona que «declare la vacante [de Torra] como diputado del Parlamento de Cataluña, por la circunscripción electoral de Barcelona» y que corra la lista para que el siguiente candidato de JxCat ocupe su puesto.

Los plazos

Ejecución inmediata. Aunque la decisión del órgano arbitral es recurrible ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, ello no impide su carácter ejecutivo, es decir, que Torra dejará de ser diputado por Barcelona en cuanto se le notifique el acuerdo. De recurrir al Supremo, como ya hizo en marzo con la resolución de la JEC que le exigía que retirara los lazos amarillos de los edificios públicos y por la que fue condenado, parece improbable que el alto tribunal suspenda la decisión de retirarle su condición de diputado mientras resuelve el recurso. Pero si la defensa de Torra lo pidiera, el Supremo debería resolver sobre la suspensión en 48 horas (como medida cautelarísima) y podría dejarla sin efecto para evitar un «daño irreparable», como contempla la ley.

Reacciones

Polarizadas, en víspera de la investidura. La decisión de la JEC provocó reacciones encontradas. Mientras PP, Ciudadanos y Vox celebraron la inhabilitación de Torra, desde las filas independentistas la valoraron como una venganza y poco menos que una declaración de guerra o «un golpe de Estado», como aseguró Gabriel Rufián. Como «un 155 sin pasar por el Senado» lo describió Puigdemont. En este escenario, y con Sánchez en la capilla de la investidura, la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, acusó a «las derechas» de tratar de «boicotear» la constitución del nuevo Gobierno. «Pero la democracia se va a abrir paso», aseguró, tras dudar de que la JEC tenga competencia para inhabilitar a Torra. «No es un órgano jurisdiccional, es administrativo», dijo, instando al Supremo a que responda.

¿Y Torra?

Ignora la decisión y redobla el pulso. En una breve declaración institucional pasadas las nueve de la noche, tras una reunión de urgencia del Gobierno, Torra anunció que ignorará a la Junta Electoral Central y presentará «todos los recursos posibles» contra la resolución «autoritaria y completamente irregular». En el exterior del Palau de la Generalitat desapareció la bandera de España mientras miles de personas gritaban «Torra sí, Sánchez no», elevando la presión sobre ERC.