Los mil pases en balde de España

Iván Díaz Rolle
IVÁN ROLLE REDACCIÓN / LA VOZ

QATAR 2022

Friedemann Vogel | EFE

La pelota estuvo en el campo de Marruecos en 90 de los 120 minutos de juego, pero la selección apenas fue capaz de realizar un disparo entre los tres palos

08 dic 2022 . Actualizado a las 10:32 h.

1.019 pases, 926 de ellos completados, y un único disparo entre los tres palos. Es el pobre bagaje con el que se despidió del Mundial de Catar una España incapaz de meter un gol a Marruecos en 120 minutos de fútbol ni en los tres penaltis de los que dispuso en la tanda que zanjó Achraf Akimi. La selección de Luis Enrique estuvo en campo rival durante más de 90 minutos, pero no tuvo recursos ni ideas para derribar la muralla con la que los africanos protegieron a Bono.

Igual que contra Japón o hace cuatro años frente a Rusia, España se vio atenazada por un enemigo agresivo y con su plan más claro. El conjunto de Walid Regragui se mantuvo ordenado, en bloque bajo y se aferró a cazar algún contragolpe, mientras su rival se ahogaba en pases horizontales. La expectativa de goles de ambos al final del encuentro —0,93 España y 0,73 Marruecos— muestra la igualdad real en la eliminatoria de octavos de final.

Solo necesitó intervenir el portero del Sevilla en balones parados servidos por Dani Olmo, mientras que Unai Simón realizó la parada más importante del encuentro a Chedira en la prórroga en uno de los muchos contraataques de los que dispusieron los marroquíes. Con apenas 77 pases en campo rival consiguieron 21 llegadas al último tercio y seis tiros, dos de ellos a portería. Mientras, España sumó 67 llegadas a las inmediaciones del área, pero tras 602 pases en campo contrario y con 13 lanzamientos, solo uno entre los tres palos. 

Muy inferior en los duelos

Una de las claves de la escasa producción ofensiva española estuvo en la superioridad de Marruecos en los duelos. Venció 60, por solo 49 de los jugadores de la selección de Luis Enrique. Y en esa faceta brilló especialmente el pivote Sofyan Amrabat, con siete de siete y nueve recuperaciones de pelota.

Con En-Nesyri muy encima de él, Regragui también consiguió apagar a Sergio Busquets en la creación. El centrocampista del Barcelona apenas dio 75 pases, con un 88 % de éxito, su peor porcentaje en el Mundial de Catar. Pedri dio 147, pero perdió la posesión en 21 ocasiones, sellando también su peor registro en el campeonato. Afianzado en el eje de la zaga, Rodri Hernández fue el futbolista que más balones tocó, 235, con un 93% de acierto en sus envíos.

Marruecos consiguió que los 20 jugadores de campo se concentrasen en un espacio de menos de 30 metros, alrededor del centro del campo, con lo que encontrar huecos fue casi imposible. Además, España apenas se atrevió a probar acciones más allá de sus secuencias de pases horizontales. Casi no hubo conducciones, regates —solo completó 9 de 21—, pases en largo ni disparos desde fuera del área.

En esa faceta, destacan las pobres cifras del trío de atacantes. Ferran Torres solo completó uno de los cuatro regates que intentó, perdió la posesión en 18 ocasiones y solo ganó dos de los diez duelos que enfrentó. Asensio no intentó ni un solo regate y Dani Olmo, el más activo, triunfó en dos de los cuatro que probó y fue el único que exigió a Bono.

También fueron casi intrascendentes los hombres que entraron desde el banquillo. Ansu Fati apenas tocó el balón 11 veces en 22 minutos y no registró regates, disparos ni centros. Nico Williams, que llevó peligro en su primera intervención, solo triunfó en uno de sus cinco intentos de desborde. Morata tanteó también un par de remates, pero no encontró portería. Pablo Sarabia, que entró para lanzar un penalti en la tanda y falló, sí mostró ideas en sus dos minutos de juego; mandó el balón al palo en una buena volea y dio dos pases clave.