Tipos ya no tan cero

MERCADOS

Juan Salgado

Las políticas expansionistas de Donald Trump traerán más inflación y acelerarán la subida
del precio del dinero. El BCE abre la puerta al fin de los estímulos monetarios

21 nov 2016 . Actualizado a las 07:52 h.

Ha superado Mario Draghi, Súper Mario, el ecuador de su mandato. Cinco años cumplió el 1 de noviembre al timón del BCE, hasta el que llegó casi por accidente, después de que Axel Weber -entonces presidente del Bundesbank y favorito en todas las quinielas- dejase a Merkel plantada tras años planeando el asalto alemán a la institución.

A nadie ha dejado indiferente el italiano con su gestión. Y menos, en Alemania, donde, a lo largo de estos años, se ha granjeado no pocos enemigos. Casi no le había dado tiempo a acomodarse en el sillón de su nuevo despacho, cuando ya dejó claro que la suya no iba a ser una presidencia cualquiera. Dos días llevaba al frente cuando ordenó meter la tijera a los tipos de interés. Un mes después, repitió la maniobra. Y así, hasta que en marzo de este año llegaron al 0 %. Lo nunca visto.

Una política esa, la de tipos cero, que trae de cabeza a la banca. A las entidades ganar dinero con el negocio tradicional les cuesta ahora Dios y ayuda. Las están pasando canutas. Y culpan al BCE de casi todos su males. Una idea, claro, con la que el guardián del euro no comulga. Recuerdan desde la autoridad monetaria lo mucho que sus medidas han beneficiado a los bancos durante los últimos años. En manguerazos -barras libres de liquidez a tipos irrisorios- no han escatimado, desde luego. Pero esa es otra historia.

Largo y tendido se puede hablar también de lo mucho que la segadora de Draghi le ha complicado la vida a los inversores, obligados a hacer encaje de bolillos para sacarle alguna rentabilidad a sus ahorros. Sobre todo, a los más conservadores, acostumbrados como estaban a lograr en el pasado jugosos rendimientos sin apenas riesgo. Ese escenario de tipos cero los ha colocado en un laberinto del que no es fácil salir.

Pero, puede que esa era, la del dinero gratis, también esté tocando a su fin. Que su ocaso esté más cerca de lo que creía el mercado. La pista la dio la semana pasada la mano derecha de Draghi, su vicepresidente Vítor Constancio. Adelantó que la inflación de la eurozona, todo un quebradero de cabeza para el presidente del BCE y los suyos durante los últimos tiempos, estará por encima del 1 % la primavera que viene. Todo el mundo sabe que las medidas que adoptó el italiano tenían como fin resucitar la inflación -en el -0,5 % en diciembre del año pasado-, que eran excepcionales y que, como tales, tenían los días contados.

Súper Mario tiene el bazuca que echa humo y lleva meses desgañitándose para que los Gobiernos hagan su parte, acometan reformas estructurales y diseñen políticas fiscales enfocadas al crecimiento y a la creación de empleo. Se ha quedado el italiano sin margen de maniobra y es muy posible que el mes que viene ponga sobre la mesa un rediseño de su ambicioso programa de compras masivas de deuda. Expira en marzo del 2017. Y, salvo sorpresa, se irá retirando de forma paulatina tras inyectar 1,74 billones al sistema. No será el suyo un final abrupto, pero que se acaba, se acaba.

Algunos van incluso más allá y hasta sufren por la posibilidad de una subida de tipos. Todavía lejana en el tiempo, eso sí. En el mercado se le otorga estos días una probabilidad del 20 % a que se produzca en diciembre del año que viene. En septiembre esa posibilidad ni asomaba por la cabeza de los inversores. Alemania lo está deseando.

Con todo, puede que en Europa todavía haya que esperar algún tiempo para ver el precio del dinero por encima del 0 %. Y que todavía nos quede por delante una larga temporada de tipos bajos. Pero, el cambio de rumbo ya es un hecho. Y, lo de cobrar a los inversores por colocar su dinero en deuda pública, se acabó.

Así lo evidencian las rentabilidades en el mercado secundario, donde se negocian los títulos ya emitidos por los Estados. Allí las cosas han cambiado bastante en los últimos días. Ya venía reflejando con la subida de los rendimientos que la inflación está volviendo a terreno positivo. Pero el triunfo de Trump lo ha acelerado todo. Y eso, simplificando mucho las cosas, porque el mercado hace una lectura inflacionista de la victoria del republicano.

Los analistas todavía están tratando de desentrañar cuáles pueden ser las consecuencias para la economía mundial del huracán Trump. Y el hecho de que el futuro presidente de EE.?UU. no haya desgranado los detalles de su política económica no facilita precisamente las cosas. Lo único que tienen claro es que aplicará políticas expansivas (rebaja de impuestos a ciudadanos y empresas y una billonaria inversión en infraestructuras), inflacionistas y proteccionistas, que tendrá que pedir prestado dinero para hacer todo eso y que llevará el déficit público hasta un nuevo récord. Que no es poco.

Trump alienta el alza

Y todo ello tendrá, claro, consecuencias en la política monetaria de la Reserva Federal. Hasta ahora, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, se lo ha tomado con calma. Ha preferido los pies de plomo para andar sobre ese terreno. De hecho, de las cuatro subidas que los analistas preveían para este año, todavía no ha realizado ninguna y el precio del dinero se mantiene allí entre el 0,25 y el 0,50 %. Eso tiene los días contados (casi todos creen que los incrementará en diciembre). Y puede que la presidencia de Yellen también. Ella ha dicho que seguirá «hasta el final». Su mandato acaba en febrero del 2018. Trump, recuerdan los analistas, no puede echarla; pero puede hacer que se vaya, advierten.