Sin embargo, estos sucesos curiosos no son exclusivos de la ciudad de Lugo. En el rural, estas historias se suceden incluso más habitualmente. Una de las más curiosas sucedió en noviembre del 2018. Un, ciertamente, talentoso lucense fue interceptado por la Guardia Civil en la carretera LU-530, que une Lugo con A Fonsagrada. No fue requerido por un exceso de velocidad, una imprudencia grave o por una posible conducción bajo los efectos del alcohol, sino que la causa era el propio vehículo en el que circulaba.
Con piezas viejas procedentes de material forestal y de otros medios de transporte construyó una especie de patinete pero con sillín y reposapiés incluidos. Para depósito de combustible eligió el de una mini-moto; para sentarse y dirigir el artilugio echó mano del asiento y del manillar de dirección de una bicicleta y para avanzar optó por añadirle el motor y el acelerador de una desbrozadora. Un conjunto de elementos que se soportaban en un bastidor de fabricación casera. El curioso artilugio, por supuesto, no tenía permiso para circular por esa vía. Ni por ninguna, realmente.
Del ámbito rural, aunque ocurrida en la ciudad de Lugo, fue la historia que protagonizaron un tractor y dos vehículos durante el domingo del San Froilán del año 2018. Un labrador lucense, aquel día, decidió que la jornada era propicia para arar una finca con su tractor Kubota. El único inconveniente que tenía era que había dos coches aparcados en la leira. Sin embargo, pareció no importarle, y procedió a labrar la tierra a su alrededor, dejando solo el trozo sobre el que se posaban los vehículos, que quedaron atrapados. Para terminar, el hombre quiso añadir un detalle: «E aínda teño que deixar eses cachos!». Ni siquiera pareció quedar convencido de su hazaña.
No del rural, pero sí relacionada con el cultivo, estuvo una polémica sentencia que salió a la luz el pasado día 30 de septiembre. En ella, un juez de Lugo absolvió a un vecino de Begonte, a quien la Guardia Civil había requisado 222 plantas de marihuana de su casa. El magistrado, en un escrito pionero en España, exculpó al lucense alegando que las plantas entraban dentro del consumo propio a nivel legal, y porque no se habían encontrado pruebas de que fuese a traficar con la droga. Lo curioso del caso y la llamativa cantidad de marihuana aprehendida hicieron que la noticia corriese como la pólvora por medios de todo el país.
La judicatura es uno de los ámbitos que más páginas de periódicos ha llenado en los últimos años en Lugo. La figura más mediática de este sector -con permiso de la jueza Pilar de Lara- fue la magistrada María Jesús García Pérez. Quizás su nombre real no sea fácilmente identificable para los lucenses, pero su apodo es inconfundible. La «jueza del tarot» o «jueza pitonisa» fue la protagonista de la vida judicial lucense durante varios meses, ya que sorprendió a propios y a extraños con sus actividades en su tiempo libre. Se dedicaba a leerle las cartas a quien se lo solicitara, en una consulta de tarot que llevaba su asistente (quien ahora es su marido), pero que ella «atendía de vez en cuando». Llegó incluso a ser propuesta para sanción por el Consejo General del Poder Judicial por estas prácticas, y terminó pidiendo el traslado a un juzgado de A Coruña.
Las historias de este tipo que la provincia de Lugo protagoniza habitualmente parecen ahora hacer las delicias de los usuarios de las redes sociales. A pesar de que algunas de ellas lleguen a resultar desagradables o peligrosas, mientras que otras son, simplemente, curiosas, lo único cierto es que, sí: lo que pasa en Lugo, no pasa en ningún sitio.