Por qué enamorarse engorda: «Tus relaciones condicionan tu peso»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Es frecuente subir de peso al inicio de una relación.
Es frecuente subir de peso al inicio de una relación. La Voz de la Salud | iStock

Varios estudios han relacionado las relaciones de pareja con un aumento de peso, un fenómeno denominado «relationship weight» o peso por relación

30 oct 2022 . Actualizado a las 16:06 h.

Encontrar el amor es una de las experiencias humanas más importantes de la vida. Cuando conectamos con alguien que nos hace sentir bien y nos inspira a ser cada día nuestra mejor versión, el bienestar y la felicidad, lógicamente, aumentan. Y a medida que la relación se asienta, entramos en una rutina que vamos configurando junto con la persona amada y que, en muchos casos, está protagonizada por los alimentos: desde salir a cenar hasta desayunar juntos, regalarnos bombones o cocinar algo especial en pareja. Así, poco a poco, en esta rutina doméstica, puede que vayamos aumentando de peso.

El término en inglés «relationship weight», que hace referencia al fenómeno de engordar cuando uno se enamora o comienza una relación nueva, suena novedoso, pero la experiencia es, en realidad, larga. Desde hace años, varios estudios han reportado en distintas partes del mundo que la felicidad en pareja encuentra una correlación con el aumento del peso medio de las personas.

Ya en el 2015, un informe de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) con una muestra de 2.300 personas de entre 30 y 40 años arrojaba como resultado que enamorarse suponía un aumento medio de 4,5 kilos en el peso corporal. Otro estudio que siguió a 8.000 participantes en Estados Unidos halló que las mujeres recién casadas tendían a engordar una media de 10,8 kilos en los primeros cinco años de matrimonio, mientras que las que empezaban a convivir en pareja sin casarse aumentaban, de media, unos 8 kilos. En Europa, se han realizado nueve estudios que observan los comportamientos alimentarios de las personas y la conclusión fue que los solteros que nunca se han casado son quienes tienden a tener un índice de masa corporal más bajo.

«Hicimos una encuesta de 2000 personas en el 2015 que demostraba que enamorarse tenía relación con la obesidad y el sobrepeso. Demostramos que las personas, cuando buscaban pareja, se cuidaban más, cuando empezaban una relación, también se cuidaban, pero cuando tenían una relación estable, en cuanto a la dieta, no se cuidaban tanto y aumentaba el peso», apunta el doctor Alberto Gadoy, presidente de la Fundación de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).

¿Por qué engordamos al inicio de una relación?

Si has subido de peso al entablar un vínculo romántico, los datos indican que probablemente seas feliz con tu pareja: una investigación realizada en Dallas ha hallado que las parejas que reportan más satisfacción con respecto a su matrimonio suelen aumentar su peso, en contraste con aquellas que no estaban tan satisfechas.

Otro dato alentador para las parejas es que, según un estudio publicado en Social Science & Medicine en el 2015, las personas casadas reportan una alimentación más sana que las solteras.

En cualquier caso, es cierto que, cuando entablamos una nueva relación, es probable que comamos más fuera de casa, o pidamos comida a domicilio para compartir en pareja. Las noches de sofá y películas también son grandes responsables en este sentido: cuando la relación se va asentando, es posible que cambiemos los planes fuera de casa por otros más sedentarios. Todo esto influye en nuestro peso, aunque, desde luego, existen factores genéticos y ambientales que nos pueden predisponer a engordar con mayor o menor facilidad.

«Cuando las parejas se van a vivir juntos o se casan, en general, hay una actualización de hábitos, entonces uno de los dos de la pareja es el que va a instaurar sus hábitos. Están las parejas que se cuidan, o las que se descuidan. Cuando hay uno de la pareja que come muy sano y que hace deporte, a veces arrastra al otro y estas parejas adoptan una filosofía de vida muy saludable. Del otro lado están las parejas en las que uno de los dos es el que arrastra al otro al sedentarismo, a tomar ultraprocesados y tener una mala alimentación», explica María Muñoz, dietista-nutricionista, miembro del Colegio Profesional de Dietistas y Nutricionistas de Madrid (Codinma) y experta en salud clínica y pérdida de peso.

Pero los especialistas apuntan también a causas psicosociales. «Cuando estás acomodado con una relación, parece que ya te preocupas menos por el aspecto externo y tienes tendencia a ganar peso. Y cuando se rompe la pareja, también puede haber un empeoramiento de hábitos, porque anímicamente no estás en el mejor momento. Esto fue simplemente una observación de la encuesta. No podemos saber las causas de esto. Las podemos suponer o deducir, pero no tenemos una evidencia clara», señala Gadoy.

«Se supone que cuando tienes que buscar una pareja, te preocupas porque tu aspecto sea el más idóneo posible y, cuando estás en una relación consolidada, esto se relaja y el ambiente obesogénico en el que vivimos tiene más peso y puedes engordar», explica Gadoy.

 «Como se pierde la necesidad de gustar, muchas personas empiezan a descuidarse. Pero después de un tiempo deciden volver a cuidarse para verse bien y entonces ya no es tanto para el otro, sino para ellos mismos», observa Muñoz.

Cuando la familia se agranda

Al establecerse la pareja, cuando se decide tener hijos, este cambio también acarrea una modificación forzosa de los hábitos, los horarios y las dinámicas a la hora de comer y hacer ejercicio. «Es un factor importante el estrés que a veces el cambio de vida les genera, horas de mucho trabajo, labores domésticas, incluso el tiempo que hay que dedicar a la familia y entonces la comida acaba convirtiéndose en el placer o en un premio», señala Muñoz. 

Aquí es fundamental ser muy conscientes con los hábitos que practicamos en el día a día y mantener una alimentación sana debe ser prioritario más aún en la etapa de la infancia de los hijos, puesto que la forma de comer en casa será el ejemplo que seguirán en el futuro ellos. «Yo lo trabajo en consulta incluso desde el embarazo: establecer horarios fijos de comidas, crear rutinas con los niños, planificar la lista de la compra, porque lo que hay en casa es lo que vamos a acabar comiendo», explica Muñoz.

Los hábitos de alimentación pueden acabar trasladándose a la pareja.
Los hábitos de alimentación pueden acabar trasladándose a la pareja. La Voz de la Salud | iStock

Más allá de la pareja: la dimensión social de la obesidad

Aunque está en gran medida predeterminado por factores genéticos, el peso es una métrica corporal que está estrechamente ligada a los hábitos: dormir bien, hacer ejercicio y mantener una alimentación saludable son los pilares para mantenerlo. Pero estos hábitos, en la sociedad moderna, tienen que ver con elementos que están, muchas veces, fuera del control de los individuos. Es por esto que Gadoy habla de la obesidad como un problema social.

A nivel estadístico, tenemos más probabilidades de sufrir obesidad cuando nuestro entorno la padece. «Habitualmente, la obesidad tiene un efecto contagioso. Uno dice: "Contagioso es el coronavirus, es el virus de la gripe o el de la hepatitis. Pero la obesidad no puede ser contagiosa, ¿no?" Bueno, en principio, la obesidad también se agrega por proximidad o amistad. Si tú tienes un entorno de personas que viven con obesidad y tú vives con ellos, será más fácil que aumentes de peso y tengas obesidad, porque tus hábitos dietéticos serán más parecidos a los de ellos», explica Gadoy.

«Si vives con personas que están acostumbradas a comer una cantidad determinada de cosas o unos alimentos que no son los más recomendables y comes cada día con ellos, pues acabarás comiendo estos alimentos. Si tú convives con personas que no están acostumbradas a hacer ejercicio, será más difícil que tú hagas ejercicio que si convives con personas que lo hacen. Y esto no es una suposición, sino que está demostrado que la obesidad se expande por relaciones. Lo demostró el estudio de Framingham, que es un estudio clásico del riesgo cardiovascular: tus relaciones condicionan tu peso», subraya el experto.

Pero esto funciona, afortunadamente, en ambos sentidos: nuestros hábitos saludables pueden servir de ejemplo a quienes nos rodean. El efecto puede ser sinérgico y potenciar la cantidad de personas beneficiadas. Así lo explica Gadoy: «La noticia buena de esto es que una dieta equilibrada también es contagiosa y esto también lo hemos demostrado en un estudio que publicamos en International Journal of Obesity, la revista más prestigiosa sobre obesidad. Hay un ensayo en el que prescribimos dieta mediterránea con intención de perder peso para prevenir problemas cardiovasculares en más de 6.000 personas en toda España. Como era de suponer, cuando tú prescribes una dieta mediterránea, en este caso a una persona que tiene sobrepeso u obesidad, su entorno mejora sus hábitos dietéticos también. Demostramos que, después de uno o dos años de dieta mediterránea con intención de pérdida de peso, los familiares perdían peso y mejoraban su calidad alimentaria».

«Y entre los que convivían, la relación más frecuente era de pareja. Por tanto, si tú estás en una relación y tu congénere está haciendo esfuerzos para hacer una dieta, probablemente, tú también te puedes beneficiar, y a la inversa. Si un experto en nutrición, un endocrinólogo o un nutricionista prescribe una dieta a una persona que tiene un entorno muy desfavorable, esa dieta va a ser difícil que se ponga en marcha. Si tú te sientas a la mesa y los alimentos no son los recomendados por el profesional y encima abres la nevera y lo que han comprado no lo es tampoco, obviamente, las cosas no van a funcionar», añade Gadoy.

La conclusión del especialista es que la obesidad se presenta como una problemática que no se puede resolver a nivel individual. Los hábitos son parte de una vida que se construye de manera social y sistemática. «Cada vez más nos damos cuenta de que el problema de obesidad no es un problema de una persona. No es un problema personal suyo, no lo hace por pereza o porque sea una persona que come más de la cuenta y se mueve menos de la cuenta porque quiere, no es así. Es un problema del sistema y de su entorno, de su familia, de su trabajo, de dónde vive, cómo está estructurado su barrio, la obesidad. Es un problema de toda la sociedad, no de la persona que tiene sobrepeso», explica.

Esto es válido más allá de la situación sentimental o el estado civil de las personas, aunque nuestras relaciones amorosas tengan influencia en nuestros hábitos. «En los adolescentes, por ejemplo, que son muy gregarios y que tienen espíritu de grupo, probablemente los hábitos del grupo influirán mucho en los hábitos dietéticos de cada uno, porque tu entorno siempre es importante», subraya Gadoy.

Al final, una pareja puede potenciar nuestros hábitos sean saludables o no. «Es un tema de educación nutricional. Entonces, es muy importante que las personas sean conscientes y que entiendan que cuidarse termina siendo beneficioso para uno, porque el hecho de descuidarse puede afectar a la autoestima y puede acabar afectando a la relación», señala Muñoz.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.