Christophe Dardonville: «Las bacterias más peligrosas están en los hospitales»

ENFERMEDADES

Dardonville es investigador en el CSIC.
Dardonville es investigador en el CSIC. CESAR QUIAN

El investigador del CSIC desarrolla nuevos fármacos quimioterápicos para luchar contra los parásitos que causan una larga lista de enfermedades

20 ago 2022 . Actualizado a las 11:35 h.

Christophe Dardonville es francés, pero tiene su vida en Madrid. Pocos saben más que él sobre cómo acabar con los parásitos que nos hacen las vida más complicada y, sobre todo, más corta. En Europa y en el resto del mundo. Trabaja como investigador principal del grupo de quimioterapia antiparasitaria del Instituto de Química Médica del CSIC, una especialidad a la que llegó tras realizar sus tesis sobre analgésicos. Una reconversión llamativa: de luchar contra algo tan abstracto como el dolor a plantarle cara a microorganismos que ve actuar bajo la lupa de un microscopio. Con su familia, pasa unos días en A Coruña, lejos de las enfermedades tropicales que habitualmente estudia y del calor, que va a más verano tras verano, de la capital. Es un buen pie, porque es difícil disociar su especialidad del clima.

—Empecemos por el principio, ¿qué consideramos que es una enfermedad tropical?

—Se les llamas así por una cuestión de latitud. Están las tropicales y las subtropicales, cuando ya nos alejamos del trópico. Si miras el globo terráqueo y ves los países afectados, puedes trazar una línea horizontal: desde Latinoamérica, llegas a África. Sigues moviéndote con el dedo y llegas a Asia, a la India. Una serie de países que te encuentras en esa línea. Si subes hacia el hemisferio norte, es cierto que puedes encontrar casos, pero ya no se trata de enfermedades endémicas.

El zika, la malaria, la enfermedad del sueño... Parecen estar muy relacionadas con los insectos todas ellas.

—El vector suele ser un insecto y el reservorio es el animal. El insecto, muchas veces, funciona como correa de transmisión entre uno y otro. En su ciclo de vida, necesita pasar de uno a otro. Es ahí donde consigue reproducirse.

—¿Cuánto influye el contexto socioeconómico en estas enfermedades? Hablamos de países pobres en su mayoría.

—El sur tiende a ser pobre. Es así. Pero eso no quita que si el Congo fuese un país rico no fuesen a existir estas enfermedades por su naturaleza tropical o subtropical. Ahora bien, probablemente tendrían más medios para intentar combatirlas y protegerse. ¿Cómo nos hemos desecho de la malaria en Europa? Básicamente, plantando árboles y deshaciéndonos de los cenagales. La malaria estaba en Europa en la edad media. Pensemos que el mosquito necesita agua para dejar sus huevos y es ahí donde se reproduce. En Europa se empezaron a secar todas las zonas de mosquitos. Se quita el agua y eliminamos la malaria. El mosquito de la malaria no es exclusivamente de África. Insisto, estaba en Europa. Hoy en día sí es una enfermedad puramente tropical, pero no siempre ha sido así. 

—Por lo que cuenta, el clima es un elemento clave para la existencia de este tipo de enfermedades. ¿El cambio climático hará que lleguen al hemisferio norte?

—El cambio climático hará que enfermedades que hoy son tropicales lleguen aquí. Eso está claro. Podemos volver a ser zona endémica de determinados vectores de transmisión. Lo creo así. Si hace más calor, va a cambiar la población de insectos. Es algo que ya está pasando. De todas formas, no sé si ese va a ser el mayor problema. Me preocupa más la ausencia de agua dulce para el consumo. El pasado julio, toda Francia estuvo en situación de sequía, entera, esto no pasaba desde hace no sé cuantos años. Pero sí, el cambio climático puede provocar que enfermedades que no estamos acostumbrados a ver por aquí, vuelvan. Desde luego que sí. Por suerte, somos países más desarrollados y tenemos medios para luchar contra esto. Pero enfermedades de las que llamamos tropicales ya existen aquí, la leishmaniasis es una de ellas y en la que estoy trabajando. La gente la conoce por los perros, pero también se da en humanos en la zona mediterránea. Ha habido focos en Madrid, una especie de epidemia hace unos años. La leishmaniasis es muy típica en Latinoamérica, en Brasil, también en la India. Pero también en toda la zona mediterránea. Hablamos también de un parásito que se transmite por una mosca que pica. Esto está mucho más cerca de nosotros y el perro es el reservorio en Europa. Es algo que está aquí.

—La viruela del mono, el covid, últimamente presenciamos muchos casos de zoonosis, enfermedades que saltan de animales a humanos.

—También la gripe aviar o la enfermedad de Chagas, una enfermedad cuya zona endémica es Latinoamerica. Es un tripanosoma  y se transmite a través de chinches que se nutren de tu sangre y de la de los mamíferos en general. Viven en casas de gente muy pobre construidas de adobe, donde campan a sus anchas.

—Cuando llegó aquel caso de ébola, cundió el pánico.

—Hasta la pandemia, yo no había trabajado con virus. Cuando llegó el covid, la gente del CSIC empezamos a desarrollar moléculas contra la enfermedad. Y eso sí que asusta, pensar que con el ébola podría pasar lo mismo que con el coronavirus, con la diferencia de que esta enfermedad es letal. La coges y te mata. Aquella enfermera se salvó porque tuvo la suerte de tener todos los medios disponible para ella. Recuerdo las carpas, el aislamiento... Eso sí asusta.

—Usted está especializado en química orgánica, desarrolla fármacos para luchar contra enfermedades parasitarias, ¿estamos preparados químicamente para frenar las enfermedades tropicales que lleguen?

—Tenemos medios, pero un parásito se vuelve resistente a los fármacos. Ese es un problema que ya existe. Por ejemplo, existe el temor de que en el caso del fexinidazol, que ha supuesto una auténtica revolución en la lucha contra la enfermedad del sueño, pueda aparecer rápido una resistencia por parte de los parásitos que la causan. Cuando hablamos de quimioterapia, ya sea para luchar contra una infección bacteriana, viral o de un parásito, siempre hay un riesgo de resistencia que suele aparecer con el tiempo. Sobre todo si hay un mal uso del fármaco. El tratamiento de estas enfermedades suele ser muy pesado: una o varias inyecciones al día durante tres semanas. Piensa en lo que representa en países donde no hay hospitales. Si no se sigue la pauta, puedes no matar a todos los parásitos. Si uno sobrevive, ese parásito ya será resistente y desarrollará una cepa.

—Eso da mucho miedo.

—Sucede lo mismo con los antibióticos y es un problema que tenemos en todo el mundo. Uno muy serio. Durante años, sabíamos que existían un montón de antibióticos diferentes que nos daban cierta tranquilidad, pero cada vez hay más resistencias, cepas superresistentes en hospitales. Si te infectas en un hospital, mal asunto. Al final, es un lugar donde se da tanto antibiótico que el germen que logra sobrevivir es ya un supergermen.

—Insisto, parece algo realmente muy preocupante teniendo en cuenta que nuestra esperanza de vida, nuestras sociedades, se basan en que existen antibióticos que nos curan cuando cogemos una infección. Y ahora esto está amenazado.

—El tema de los antibióticos es muy preocupante. Al final, la enfermedad del sueño, ahora mismo a nosotros en Europa, nos afecta muy poco y hay muy pocas posibilidades de que algún día nos llegue a causar problemas graves. Pero la resistencia de los antibióticos, sí. Ingresas en el hospital para ser tratado por covid, coges uno de esos gérmenes y acabas muriendo. Insisto, las bacterias más peligrosas están en los hospitales. Es algo que no deja de ser contradictorio.

—Entiendo que es algo que se está teniendo en cuenta a la hora de desarrollar nuevos fármacos.

—Claro que es algo que se estudia. Se intentan buscar nuevos productos, ya sean antiparasitarios o antibacterianos. Normalmente, ya durante el desarrollo piensas en hacerlo de una manera en la que no haya resistencias cruzadas con otros fármacos que ya existen. Siempre hay que pensar en esto. Es es una cosa que tenemos siempre presente.

—¿En qué está trabajando ahora usted y su equipo?

—Ahora nos centramos más en la leishmaniasis y en la enfermedad de Chagas. Como pasa con la enfermedad del sueño, la intención es, sino erradicarla, que deje de ser un problema. Nos focalizamos en trabajar ante la leishmaniasis en humanos y en veterinaria que sigue siendo un problema importante. ¿Por qué? Porque los perros son un reservorio del parásito y tú puedes acabar cogiendo leishmaniasis, te puedes contaminar. Es verdad que la virulencia de estas enfermedades dependen mucho de tu inmunidad propia. La leishmaniasis cutánea es una enfermedad que crea úlceras y que se puede llegar a curar sin necesidad de fármacos, que el sistema inmunitario logre vencer al parásito. Pero si estás un poco inmunodeprimido, si tienes VIH, las posibilidades de infección y de gravedad de la enfermedad se multiplican.

—Viene del mundo de los analgésicos y ha acabado trabajando con parásitos, parecen dos campos con escasas conexiones.

—Lo que me atrajo de los parásitos, es que era una disciplina totalmente desconocida para mí. Cuando empiezas a investigar descubres que es interesante, un mundo que se abre. Hay muchísimas enfermedades en las que los parásitos están detrás. Como químico, si te explico cómo trabajamos, verás que todo se puede relacionar. Al final, hacemos moléculas que probamos para un tipo de actividad. En mi tesis fue contra el dolor. Esas moléculas que has hecho están ahí, quedan guardadas en un tubito. Aunque yo las he diseñado pensando en el dolor o cualquier otra diana, acabas probando para ver si esa molécula mata este o este otro parásito. Y muchas veces funciona. Al volver de Gales, tenía las moléculas que había hecho durante mi tesis y vi que algunas se parecían mucho a las que se sabía que mataban a parásitos. Y así fue, los mataban. Empecé a ir por ahí, a desarrollar esa línea. Esto de reciclar, lo hacemos mucho en química. Es lo que se llama reposicionamiento de fármacos. Evidentemente no pasa siempre, pero pasa. por ejemplo la eflornitina, que se utiliza frente a la enfermedad del sueño, se desarrolló como un fármaco anticancerígeno. Hay vías metabólicas que son iguales en células cancerosas que en parásitos. Y suele funcionar. Después de mi tesis, las probé contra los tripanosomas. Y ahora mismo, con el covid. Unos 800 compuestos sintetizados se probaron en el Centro Nacional de Biotecnología y hubo varias serias que resultaron ser activas. Eso se hizo en el 2020 y varios investigadores seguimos desarrollando estos compuestos. Se abrió una línea de investigación contra el coronavirus a partir de compuestos que ya estaban hechos para otras aplicaciones. Es una rueda que siempre está girando.

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.