Este es el verdadero spam

SABE BIEN

Un sketch de los Monty Python emitido en 1970 con la carne embuchada como protagonista, usada como racionamiento enlatado en la Segunda Guerra Mundial, bautizó ocho años después al correo basura, plaga de la sociedad moderna

28 ene 2019 . Actualizado a las 19:15 h.

En el Green Midget Cafe de Bromley hay varios vikingos reunidos en una mesa. Aparece de la nada una pareja de mediana edad. «Buenos días, ¿qué tienen?», preguntan. «Buenos, días. Tenemos huevos con bacon; huevos, salchicas y bacon; huevos y spam; huevos, bacon y spam; huevos, bacon, salchichas y spam; spam, bacon, salchichas y spam; spam, huevos, spam, spam, bacon y spam; spam, spam, spam, bacon y spam; spam, spam, spam, spam, spam, spam, judías y spam. O langosta thermidor aux crevettes con salsa Mornay con paté de trufa, coñac, huevo y spam». La señora replica: «¿No tienen nada sin spam?». «Bueno, algún plato mucho spam no lleva», le contesta la dependienta. «¿Y no puedo pedirlo sin spam directamente?», insiste. «Puaaajjj», exclama la dependienta. Asunto zanjado.

Spam, lo quieras o no. Y con la misma filosofía, al correo basura solo ocho años después de este hilarante sketch del Flying Circus de los Monty Python de 1970. Pero ¿qué es el spam que domina el menú del Green Midget Cafe?

Abrefácil, ese invento

Para empezar, spam es el acrónimo de spiced ham (jamón especiado), una carne de cerdo prensada que fabricaba Hormel Foods desde los años 30 y la vendía enlatada. Fue la primera conserva con abrefácil, para ahorrar tiempo en el día a día. Así alimentó a los soldados soviéticos y británicos en pleno conflicto bélico. La verdad es que no es para paladares pusilánimes. Su sabor es tan penetrante como el correo basura que hoy supone el 70% del total de los envíos de mail en el mundo (con España en el top 20), y que se ha especializado en tratamientos médicos de dudosa ética y citas amorosas no menos comprometidas. Solo se contesta uno de cada doce millones y medio. Y alguno transporta virus. A pesar de ello, es un gran negocio. La valoración social de ambos productos es similar.

Por eso, aunque oficialmente podría ser descrito como jamón y paleta de cerdo o jamón condimentado (hay versiones con cerdo y pollo, o pavo asado para ser alimento halal), en el imaginario popular ha quedado SPAM como siglas de Squirrel, Possum And Mouse (ardilla, zarigüeya y ratón), Spare Parts Already Minced (partes sobrantes previamente picadas), Something Posing As Meat (algo haciéndose pasar por carne) o Specially Processed Artificial Meat (carne artificial especialmente elaborada).

UN ORDENADOR POR MEDIO MILLÓN

Pues todo esto es lo que se le vino a la cabeza a los 392 miembros de Arpanet cuando recibieron en 1978 un correo de su compañero Gary Thuerk, de Digital Equipment Corporation (DEC), en el que intentaba venderles un ordenador profesional por medio millón de euros al cambio actual (había puesto de moda los miniordenadores en los 60, antes que Apple y Microsoft). Así de intrusivo consideraron aquella comunicación. Tanto como el spam de los Monty Python.

Hay quien, erróneamente y elevándolo de categoría, lo compara con la mortadela o el chopped, o quien inventa recetas que hasta rozan el sushi con spam... Pero el punto friki del spam alcanza su máximo exponente en el condado estadounidense que lo vio nacer, Mower County (Minnesota), donde hasta hay un museo del spam. Por cierto, que a Hormel Foods (que lleva procesando comida desde 1891) no le hizo mucha gracia que al correo basura se le llamase spam, pero sí uilizó el sketch de los Monty Python en las promociones de su «glorioso» alimento. En la web oficial del spam presumen de «haber cambiado el mundo con el lanzamiento de la primera lata de spam, ganando los corazones de soldados, líderes mundiales, famosos, chefs, padres e hijos», dice que venden trece latas cada segundo en el mundo y menciona a Gracie Allen, Dwight Eisenhower y Margaret Thatcher.

Además, aprovecha para recordar que solo contiene seis ingredientes: jamón, sal, agua, almidón de patata, azúcar y nitrito de sodio. Ni rastro de ardilla, zarigüeya y ratón. Ni del correo basura.