El grupo de En Marea protege ahora a Quinteiro para evitar una fractura

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Paco Rodríguez

Zanja el caso con un expediente y desoye la petición de dimisión del partido

27 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta ocho horas estuvo ayer reunido el grupo parlamentario de En Marea para dilucidar qué hacer con el caso de Paula Quinteiro, que la semana pasada se vio envuelta en un altercado con la Policía Local de Santiago en el que intentó hacer valer su condición de diputada. Finalmente, conservará su acta dentro de En Marea, una decisión con la que el grupo cierra filas y, sobre todo, evita su fractura. Las partes que componen En Marea han hecho prevalecer la unidad, al menos de momento, pero el desenlace del caso tiene un alto coste en términos de imagen. Las muchas horas de reunión muestran la profunda división interna y, sobre todo, ponen en entredicho el liderazgo de Luís Villares, en clara minoría dentro del grupo parlamentario.

Una semana después de que saltara el caso, el portavoz todavía no ha pronunciado ni una palabra. Y ayer, una vez más, se marchó sin trasladar su opinión sobre lo ocurrido. En Marea, para frustración de los medios que esperaron durante ocho horas en O Hórreo, zanjó su interminable reunión con un comunicado en el que, por mayoría, anunciaba que la diputada seguirá con su trabajo una vez dadas las oportunas explicaciones, y en el que también precisaba que Quinteiro ha pedido la apertura de un expediente para informar de «todos os elementos que concorren no caso». Una vía para ganar tiempo y contribuir a que cicatrice la herida abierta, máxime en un caso en el que no existe una denuncia contra ella.

Lo más relevante del acuerdo adoptado ayer es que todos los diputados votaron a favor de la permanencia de la diputada en el grupo, salvo Paula Verao, de Cerna, y David Rodríguez, del sector crítico de Anova, que se posicionaron en contra.

El portavoz del grupo, Luís Villares, se abstuvo en una votación que pone al descubierto su debilidad interna, sin el respaldo de Esquerda Unida, de Podemos y tampoco del sector de Anova nucleado alrededor del diputado Antón Sánchez. Luís Villares se ve obligado así a asumir un desenlace del caso que no había defendido, pues fue una de las voces que pidió la dimisión de Quinteiro en la reunión de la semana pasada.

Más tensión

El cierre de filas con la diputada también supone un desafío desde el grupo a la posición del partido. El consello das mareas había apostado el viernes por la dimisión de Quinteiro. Y así se posiciona ahora el grupo«Tal como se produciu, a opinión expresada é unha declaración política que non ten consecuencias directas, porque para que iso fose así deberíase seguir o procedemento regulado», sostiene el comunicado de En Marea.

En apenas dos semanas, el llamado espacio de confluencia se ha visto envuelto en dos episodios que han visualizado la falta de cohesión interna. Primero, con el tirón de orejas de Beiras a Esquerda Unida y Podemos por no pensar el proyecto en clave colectiva y, después, con el caso de Quinteiro, que ha sido utilizado por las diferentes partes de la confluencia para ajustes de cuentas internos.

Mientras tanto, el PPdeG y el PSdeG coincidieron ayer en la Cámara al considerar que los diputados del Parlamento gallego deben tener un comportamiento «exemplar» e «irreprochable» como representantes de los ciudadanos. El BNG, por su parte, mostró su deseo de que En Marea resuelva con «inteligencia» la situación de la parlamentaria Paula Quinteiro.

Martiño Noriega guarda silencio tras los insultos de miembros de Compostela Aberta a Luís Villares

La actualidad de En Marea estuvo ayer marcada por la noticia en la que se informaba de que Paula Quinteiro y varios miembros de las mareas se mofaron de Villares el sábado 17, horas antes de que la diputada protagonizase el altercado con la Policía Local.

Así se pudo ver en un vídeo que circuló por las redes sociales, en el que aparecían, entre otros, Rafa Dopico, miembro de Anova, o Xosé Arias, de Compostela Aberta. Ninguno de los diputados del grupo parlamentario hizo ayer declaraciones a este respecto, y tampoco el alcalde compostelano, Martiño Noriega, quien fue uno de los primeros en posicionarse sobre el caso de Quinteiro, al que el regidor compostelano llegó a referirse como un «incidente menor».

En las imágenes y el vídeo, que fueron retiradas horas después, se ve cómo Paula Quinteiro se sienta en la mesa junto a Fernando Balsa, dirigente de Anova hasta hace unos meses, y que es el protagonista principal del incidente de madrugada en el que, finalmente, se acaba identificando a la diputada que sacó las credenciales para ejercer su papel mediador. Esto fue lo que la propia Paula Quinteiro le comunicó incluso al alcalde compostelano en una conversación, pero esta versión contradice la de la Policía Local, que sostiene que la diputada lo que hizo fue dificultar la intervención.

Críticas

El grupo de En Marea centró ayer el foco en el PP para restar trascendencia a lo ocurrido con la diputada y poder así pasar página cuanto antes. De hecho, en el comunicado del acuerdo en el que se cierran filas con Quinteiro, el grupo redacta literalmente lo siguiente: «A situación na que se viu envolta Paula Quinteiro por uns feitos polos que xa deu explicacións tanto ao grupo parlamentar como publicamente foi instrumentalizada polo PP para atacala persoalmente e ao seu grupo parlamentar».

En Marea devuelve así la pelota al principal partido de la Cámara, que había exigido públicamente su dimisión.