La mayoría de las ofertas fueron descartadas por distintos motivos y solo se admitieron a trámite 12 de viviendas y dos de edificios. Pero casi todos los propietarios rechazaron el precio que se les ofreció. De los 1,26 millones solo se pudieron invertir 383.000 euros, con los que se compraron seis pisos. Una cifra ínfima comparada con los 403 que ya tenía el parque de vivienda municipal. El resultado del concurso se hizo público el 23 de enero del 2018.
El edificio ahora okupado está en completo abandono a excepción del local de hostelería, totalmente reformado. El resto cuenta con numerosos daños. Ya no es que la fachada tenga un andamio de arriba a abajo, es que las escaleras —carece de ascensor— no están en las mejores condiciones. Los últimos residentes abandonaron las viviendas hace más de una década y ahí quedaron, sin ningún tipo de conservación.