Quedada de cocineros en plena calle

Pablo Portabales PERIODISTA

YES

MARCOS MÍGUEZ

09 sep 2017 . Actualizado a las 05:10 h.

El 1 de septiembre me pongo a régimen. Eso es lo que pensé varias veces durante el mes de agosto. Ni empecé. El sano propósito duró un suspiro. El 1 de septiembre por la noche cené ceviche de gambón, tartar de salmón, empanada de zamburiñas, croquetas de gambas y puerro, mejillones en escabeche templado con verduras pad thai, rissoto de sémola de trigo (sorprendente, como si fuese arroz) con parmesano y trufa, y chuletón con patatas antes de pasar al postre, un coulant de chocolate caliente de guanaja con helado cremoso de frambuesa que es lo más parecido a un paraíso dulce. Intenté restringir el pan, el vino y las patatas que acompañaban a la pieza de carne. Y me contuve para no zambullirme en el volcán de chocolate. Enfrente tenía sentado al médico Manuel Viso, que está cachas y es un gran divulgador de la importancia de una alimentación saludable. Eso sí, cuando vi que pedía un gin tonic, comprendí que al final todos somos humanos y las tentaciones siempre están ahí. Tan sugerente menú lo ofrecieron los propietarios del restaurante Samaná, que acaba de abrir sus puertas en el centro de A Coruña y es una las grandes apuestas hosteleras del año en Galicia, tanto por el aspecto gastronómico, como por la decoración. Ocupa un lugar destacado en el bajo de casi 500 metros cuadrados una parrilla de esas que son el sueño de cualquier asador. Es de la misma marca que la que hace unos meses vi en Casa Aurelio de Santa Comba y que entonces me dijeron que había costado unos 20.000 euros. «Esta te puedo asegurar que un poco más», apunta el arquitecto Marcos Samaniego, autor del proyecto coruñés. Hasta dispone de un espacio para asar piñas que giran como si fuese la carne para los kebab de los locales turcos. Ahora solo falta por saber si existirán suficientes comensales para tantos locales, y tan buenos, que están abriendo en todos lados. Ojalá que sí.

LEGIÓN DE CHEFS

Y como el 1 de septiembre estropeé mi plan de empezar a perder la grasa acumulada en verano me dejé ir. El martes acudí a la fiesta del tercer aniversario del restaurante Bocanegra, también en el centro de A Coruña. Al chef Pablo Pizarro le encanta rodearse de otros cocineros y montar unos saraos gastronómicos de aúpa. Fue una concentración de estrellas en plena calle. Casi 15 chefs de restaurantes de toda Galicia. Lo mejor, que parece que han logrado el equilibrio perfecto entre la cocina gallega de siempre y las nuevas técnicas e influencias de otros países. Por ejemplo, el pontevedrés Pepe Solla con su fajita-filloa de costilla ibérica o el coruñés Luis Veira con su dumpling de anguila con un caldo de manitas y wakame tan intenso como los caldos de antes. El Teriyaki con jurel, pimientos de padrón y aguacate del compostelano Alberto Lareo también triunfó. Bueno, en realidad todas las preparaciones tuvieron éxito. «¿Probaste lo de Alén Tarrío, de O curro da Parra? , me preguntan. Allá voy y me encuentro con algo tan sencillo y fabuloso como un tartar de higos con foie y queso de O Cebreiro. Otro de los que no dio abasto fue Caco Agrasar, que no se complicó demasiado la vida y llevó una empanada de xouba que hacía mucho tiempo que no probaba una tan rica. Un pulpo á feira con un falso cachelo fue su apuesta de cocinero con estrella Michelin. Por poner un pero, demasiados platos de túnidos. Para la próxima edición tienen que hablar antes para no coincidir en materias primas. Hasta vino el icono portugués André Magalhaes, que preparó un arroz de sarrabulho único. Y septiembre no ha hecho más que comenzar.

E

FOTO: MARCOS MÍGUEZ