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Cómase la parte fea del pescado para morir joven lo más viejo posible

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

SOMOS MAR

Mar Sánchez-Cascado | EFE

El cardiólogo del Chuac Guillermo Aldama desgranó, en un acto de Pesca España, estudios que demuestran que el selenio neutraliza el mercurio que puede tener el pescado

20 dic 2023 . Actualizado a las 04:46 h.

Somos lo que comemos. Así que si queremos tener un organismo y una salud «prémium» debemos alimentarnos del mismo modo. ¿Cómo? Con el mejor patrón dietético que existe: la dieta pescomediterránea, con los productos del mar como alimento estrella, que nos han llevado a ser los campeones de la OCDE con menor número de infartos. Así lo explicó ayer en Madrid el doctor Guillermo Aldama, cardiólogo intervencionista del Chuac, durante la presentación de la campaña con la que Pesca España —asociación que agrupa a las principales organizaciones pesqueras del país— pretende acabar con la mala reputación de determinados pescados debido a la presencia nociva del mercurio.

¿Por qué el mercurio es tóxico para los humanos pero, por contra, no afecta a nuestra salud el consumo de pescado que lo contiene? Para responder a la pregunta, Aldama sacó artillería científica pesada: una larga lista de estudios mundiales que concluyen que, si bien el mercurio está presente en diferentes concentraciones en los productos del mar, estos también contienen el antídoto para neutralizarlo, a diferencia de otros alimentos, como los cereales y algunos vegetales.

Ese arma secreta es el selenio, un «poderoso antioxidante» que puede reducir el riesgo de cáncer y es esencial para el sistema inmunitario o la función tiroidea. «Sin selenio, desarrollamos insuficiencia cardíaca y nos morimos», sentenció el cardiólogo, enfatizando la importancia de este oligoelemento para la salud.

En concreto, la «magia» del tándem de mercurio y selenio presente en los pescados es que el primero «secuestra» al segundo, actúa como un imán y crea un compuesto que no se absorbe y que evita que el tóxico se almacene en el cuerpo y provoque problemas. Y no solo eso. Además, la inmensa mayoría de los pescados y mariscos son «donadores netos de selenio» (solo la ballena y el marlín azul son deficitarios); es decir, neutralizan la toxicidad del mercurio y, además, despliegan en el organismo todos sus efectos beneficiosos, ya que en el cociente entre uno y otro gana por goleada el selenio. Uno de los estudios más novedosos citados por Aldama se realizó en las islas Seychelles durante 24 años con 3.000 embarazadas y sus descendientes, en un país en el que se consume pescado más de una vez al día. La conclusión fue que el desarrollo de los niños y su salud era mejor si comían pescado, pese al mercurio.

El poder del sangacho

Las evidencias científicas no se quedan ahí. Por ejemplo, la concentración del selenio en el atún rojo es mucho más elevada en la parte oscura de la carne de este pescado y, aún hay más, ya que el «superávit de este oligoelemento se dispara a valores estratosféricos al cocinarlo». Así lo señaló Begoña Mèlich, directora de Innovación y Sostenibilidad del grupo atunero Balfegó, al desgranar los principales resultados de un estudio realizado en colaboración con la Universidad de Tarragona. Curiosamente, el músculo «negro» del pescado —el sangacho—, la parte «fea» del pescado, es la menos consumida e incluso desechada en la cocina, pero pese a que ser menos atractiva visualmente es la que mayores beneficios aporta por su elevada concentración en selenio. Además, según indicó Mèlich, «el hallazgo se repite en todo el atún rojo analizado, desde piezas de 80 kilos hasta las mayores, de más de 200, que se demonizaron por su mayor concentración de mercurio».

Así que, además de hacernos más felices —no solo es cardiosaludable, pues consumir pescado reduce el riesgo de depresión—, comerse la parte fea nos ayudará a morir sintiéndonos más jóvenes y lo más tarde posible.