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Luis Planas: «Si no hay rentabilidad, no hay sostenibilidad; el resto es filantropía»

E. Abuín VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

XOAN CARLOS GIL

El ministro de Pesca ejerce en Vigo de anfitrión de sus homólogos en una cumbre informal que tiene como excusa la descarbonización, pero que debe servir para replantearse el futuro del sector

17 jul 2023 . Actualizado a las 19:11 h.

Que nadie se lleve a engaño. La excusa de que todos los ministros de Pesca de los Veintisiete estén en Vigo es la descarbonización de la flota. Cómo hacer posible que en el 2050 los barcos no se propulsen con combustibles fósiles y emitan cero gases a la atmósfera. Pero ese es solo el rótulo, dice Luis Planas. Lo que tiene que salir de esta cumbre es una solución a los problemas de fondo y marcar un rumbo de futuro para el sector.

—¿Es posible la descarbonización de la flota en el 2050 o es una quimera? ¿Saldrá de esta cumbre un acuerdo para armar los barcos que se necesitan para pescar en el siglo XXI?

—Para la presidencia española de la UE, esta reunión que se celebra en Vigo es de gran importancia. En estos cinco años como ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, desde el 2018, solo la presidencia portuguesa organizó una reunión monográfica de Pesca dentro de la reunión de Agricultura. ¿Por qué es tan importante? Porque somos la primera flota de la UE, con 8.657 buques y porque estamos en Vigo, el primer puerto pesquero de la UE. No hay mejor razón ni lugar para celebrar la reunión. En tercer lugar, el tema de debate. La Comisión ha presentado recientemente una propuesta en materia de descarbonización, que forma parte del Pacto Verde, y que es la transición energética dentro del sector pesquero. Pero España (y yo) queremos aprovechar esta ocasión para hablar no solo de eso, sino para que se pueda decir que la cita de Vigo supuso un antes y un después respecto del futuro de la pesca extractiva de la UE. Creo que no se ha valorado suficientemente el papel de nuestro sector pesquero en la seguridad alimentaria. Cuando en febrero la CE presentó ese paquete de cuatro informes, se pasó por encima de esta cuestión o se la dejó de lado. Hay que tener muy claro que si hay un sector que provee de proteína de buena calidad y con pocas emisiones a la atmósfera, ese es el sector pesquero. Así que, la pesca fresca como la congelada, y la transformada como la conserva juegan un papel fundamental en la seguridad alimentaria. Si partimos de ese punto habrá que ir hilando qué queremos hacer de cara al futuro. Y hay algo que tengo claro: sostenibilidad del medio y rentabilidad del sector tienen que ir unida la una a la otra. Si no hay rentabilidad, no hay sostenibilidad; el resto es filantropía. Por tanto, si queremos alinear rentabilidad y sostenibilidad tendremos que plantearnos en el marco de esa transición energética si tenemos los barcos adecuados para hacer la pesca del siglo XXI. En los últimos 10 o 15 años, la pesca de la UE, con el rendimiento máximo sostenible, el veto a los descartes, etcétera, se ha vuelto más y más selectiva. Y eso es correcto. Como lo es el que estemos luchando contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada [IUU, por sus siglas en inglés], pero hay que sacar las consecuencias y es lo que nunca hemos llegado a hacer: esa discusión de forma tranquila. Por eso es tan importante esta reunión de Vigo. Dedicarle dos días a pensar y a hablar entre nosotros, entre los ministros de Pesca y la Comisión Europea sobre el futuro del mundo pesquero.

«No se ha valorado el papel del sector pesquero en la seguridad alimentaria»

—¿Y se quiere un futuro para la pesca?

—La respuesta de España es sí. Y yo diría que la de la mayoría de los países de la UE. Pero entonces tenemos que ser consecuentes. Tenemos que hablar de financiación, de regulación, de cuál es el concepto de capacidad pesquera. Tenemos que cambiar también nuestro discurso en los foros multilaterales, por ejemplo, la OMC [Organización Mundial de Comercio], que tiene a la orden del día la prohibición de las ayudas ya no solo para construcción, sino para renovación de los buques de pesca. Esto me parece un sinsentido. Si queremos hacer la transición energética, si queremos tener menos accidentes, que por desgracia son muy abundantes en el sector pesquero, si queremos hacer relevo generacional, incorporar a jóvenes a la actividad pesquera, tenemos que cambiar la forma de trabajar y, por tanto, tenemos que cambiar el centro de trabajo, que en este caso es el buque pesquero.

 —¿Pero se podrá llegar al 2050 con barcos que no usen combustibles fósiles?

—En este momento, como decía el clásico, hay que parar, templar y mandar. Lo que hay que hacer es una reflexión de fondo de cómo hemos llegado hasta aquí, dónde estamos y hacia dónde nos queremos dirigir. En definitiva, marcar el rumbo de nuestro sector pesquero. Las importaciones de pescado en la UE duplican la producción propia de la pesca extractiva. El sector de la acuicultura, por otro lado, es potente, pero aún tiene que desarrollarse más. Si efectivamente queremos continuar trabajando por el futuro del sector pesquero y su contribución a la seguridad alimentaria, hay que plantearse ciertas preguntas: ¿Vamos a llegar tecnológicamente en el año 2050 a la neutralidad? Estoy convencido de que las tecnologías pueden hacerlo posible, pero todo eso no es más que una parte del debate. Hay que situar las cosas. El sector pesquero supone una pequeñísima parte de las emisiones. Por tanto, ¿tenemos que ir hacia la descarbonización? Sí, tenemos que acompañar al conjunto de la sociedad en ese cambio, pero mi preocupación no es si llegamos o no a la neutralidad carbónica en el 2050, sino cuál es el presente y futuro del sector pesquero. Por eso digo que el rótulo de la reunión de Vigo es el pactado con la Comisión Europea y es importante, pero España es más ambiciosa. Queremos hablar de los problemas de fondo.

 —¿Se trata entonces de pedir una moratoria para el sector pesquero?

—El problema no está ahí. El problema es cómo aprovechamos este debate para plantear los problemas reales del sector pesquero.

—¿Que son…?

—Envejecimiento de la flota, inadecuación de los barcos para acatar los nuevos requisitos técnicos en materia de selectividad pesquera [RMS y prohibición de descartes] y en envejecimiento de los propios pescadores… El problema del relevo generacional. Estos son, para mí, los auténticos problemas, que en el fondo lo que llevan es al clásico de rentabilidad-sostenibilidad. A partir de ahí, el resto no es sino una parte de acompañamiento. Si alguien dice que simplemente tenemos que ajustarnos a esos objetivos y plantearnos obligaciones sin abordar otros temas, yo no estoy de acuerdo. Creo que esa transición verde en el sector pesquero, esa transición a la sostenibilidad energética, tiene que hacerse dando respuesta a otras cuestiones. Si no lo hacemos, nos estaremos poniendo una venda en los ojos.

—Dice el sector que la Comisión Europea empieza a entender que hacer un barco más grande no tiene por qué ser para pescar más, sino para trabajar, vivir mejor e incorporar nuevas tecnologías para la descarbonización. ¿Ha apreciado esa mayor disposición a cambiar la normativa?

—Soy muy prudente a este respecto. Esa es la posición de España, pero la batalla aún no está ganada. Una buena parte de los Estados miembros suscriben esta tesis, pero nos hace falta también que ese sea el punto de vista de la Comisión Europea, que no solo es la garante de la aplicación de los tratados, sino que también es el motor de la legislación europea y nos representa a nivel de política pesquera común y de comercio en las reuniones internacionales multilaterales. Por tanto, es clave que la Comisión Europea asuma este nuevo paradigma. El momento es clave. ¿Por qué? Estamos al final de una legislatura europea, que concluye en el 2024, la nueva Comisión tomará posesión en verano u otoño del año que viene y deberá asumir ese debate. Si el Consejo y el Parlamento Europeo vamos en la misma dirección, estoy convencido de que a la Comisión no le quedará más remedio que asumir nuestras tesis. Por otra parte, el Ejecutivo comunitario no está en absoluto cerrado y creo que está entendiendo el mensaje que le estamos trasladando: descarbonización, sí, pero esto nos lleva a plantearnos otros temas y esta es la cuestión de fondo.

—¿Es contraproducente que pesca y medio ambiente estén agrupadas en la misma cartera?

—Desde la entrada de España en 1986, los temas pesqueros en la UE han tenido en el colegio de comisarios muchas posiciones distintas. Por ejemplo, Manuel Marín fue comisario de Política de Desarrollo y de Pesca; Enma Bonino, de Política Humanitaria y de Pesca; Franz Fischler, de Agricultura y de Pesca... En las dos últimas legislaturas ha venido un esquema donde se ha unido Pesca a Medio Ambiente. Es más, fue por la protesta europea (que yo apoyé) por lo que el rótulo Pesca apareció en esta última cartera. Pienso que el sector pesquero, por su peso específico y por sus características, en un colegio de 27 comisarios merece una cartera propia. Este es mi punto de vista y el punto de vista de España.

«La pesca merece una cartera propia en la Comisión Europea»

—¿Solo Pesca? ¿Sin Agricultura ni otro asunto?

—Merecería, en mi opinión, una cartera exclusiva. Esto depende, evidentemente, de quien sea nombrado presidente o presidenta de la futura Comisión y de la investidura del Parlamento Europeo. Este planteamiento es el mismo que mantiene el sector, con el que he hablado mucho de ello. También lo he hecho con los eurodiputados españoles porque creo que es importante que antes de las elecciones del 2024 el Parlamento Europeo fije su posición. Me parece contradictorio que exista una Comisión de Pesca específica en el Parlamento Europeo y que no exista una Comisaría de Pesca.

—¿Por qué esa reticencia a bajar el IVA del pescado cuando es un producto saludable y lo están pidiendo desde todos los ámbitos de la cadena?

—Creo que en este asunto hay una triple dimensión que no hay que ocultar. Hay una creencia por parte del sector de que si se bajase el IVA del pescado, el consumo aumentaría. Si examinamos el último informe sobre política alimentaria, la visión está más clara: ha bajado el consumo en los hogares, pero no en el canal horeca [hostelería, restauración y cátering]. Al contrario. El problema, entonces, no está ahí. Hay una parte de cambio de hábitos en el consumo del pescado fresco. Es un producto que normalmente necesita más tiempo de preparación y hoy las familias no tienen tiempo para cocinar. En el 2018, en Conxemar, adquirí el compromiso y lo he cumplido: prácticamente todos los años desde que soy ministro hemos tenido una campaña de promoción de productos pesqueros. Esa es una parte fundamental, porque es una proteína de alta calidad. En segundo lugar está el precio de los alimentos. Hay quien cree que bajando el IVA a la carne, al pescado u otros productos, se reduciría la inflación. Estamos en el 10,3 %, elevada, pero muy por debajo de la media de la zona euro y de la UE, y la contribución a ese objetivo, lo hemos calculado, sería mínima. Finalmente hay quien confunde un apoyo a los consumidores, que es lo que se trata con una rebaja del IVA, con el apoyo al propio sector. El propio sector acaba de recibir 48 millones de euros en ayudas al gasoil, más de 3.000 perceptores y se están tramitando para 3.600 más otros 48,57 millones. Por tanto, hemos llevado a cabo una política de apoyo al sector. El debate del IVA también forma parte del debate de la campaña electoral, ha puesto en ello mucho acento el PP, cuando es el peor situado para hablar del tema. Durante el mandato del PP, el IVA de los alimentos aumentó. El que ha bajado el tipo de los productos básicos es este Gobierno. Por tanto, no se deben confundir las tres vertientes de un debate serio y riguroso.

—Pero es chocante que se baje el IVA por ejemplo al queso o a la pasta y, sin embargo, al pescado, que es una proteína saludable, no

—Cuando se hizo el diseño del decreto ley en diciembre pasado se buscaron los productos de mayor consumo, que eran los del IVA superreducido y otros dos, aceite de oliva y pasta, del 10 %. Se escogieron los de mayor consumo y que tenían un mayor impacto en el presupuesto familiar, aparte de que se incluyó, además, un bono de 200 euros para las familias de menor capacidad adquisitiva. Esa fue la razón, no fue una eliminación del IVA para toda la alimentación. Pensemos que el consumo medio de la cesta de la compra estaba en una horquilla entre el 15 y el 20 % del presupuesto familiar y ahora se sitúa entre el 16 y 21 % porque han subido los precios, pero las medidas adoptadas afectan positivamente a estas familias que gastan un 20 % más de sus ingresos en alimentación.

—¿Servirá el recurso interpuesto contra las 87 vedas a la pesca de fondo en aguas comunitarias para evitar que en la revisión se amplíen las zonas de exclusión por la existencia de espacios marinos vulnerables?

—Eso depende del Tribunal de Justicia de la UE y del tiempo que se tome en efectuar el análisis, la deliberación y la sentencia. Ahora tenemos ya un primer informe del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) para la revisión de las vedas y falta el informe socioeconómico. Nosotros, sin perjuicio de lo que pueda dictaminar el tribunal, pretendemos que se excluya al palangre de fondo del ámbito de este reglamento ejecutivo. Creemos que es posible y vamos a luchar por ello. No sé cuándo se dictará sentencia, ni si esta será favorable, pero sí que está bien sustentado el recurso: no se utilizaron los últimos datos científicos disponibles, se fue más allá del informe científico al incluir el palangre de fondo y la volanta y que no se midieron las consecuencias sociales de la decisión. Presentamos el recurso para defender nuestros derechos. Ha habido un recurso paralelo al que se ha unido la Xunta de Galicia y me parece positivo. Que se haya aceptado muestra que estamos todos en la misma posición: que este reglamento ejecutivo fue más allá de lo que correspondía a la Comisión Europea.

—¿El arrastre tiene algo que temer al respecto de una posible prohibición?

—La Comisión Europea presentó cuatro documentos en febrero: sobre descarbonización, sobre revisión de la política pesquera común, sobre la Organización Común de Mercados y el plan de acción para la ampliación en un 30 % de las áreas marinas protegidas. España está de acuerdo en la necesidad de hacer una pesca sostenible y proteger los mares y océanos, que, por cierto, no solo están en riesgo por la mortandad por pesca, sino también por la contaminación por plásticos u otros elementos. Incluso por un asunto del que nadie quiere hablar que es la minería submarina, que se plantea que en determinados lugares y circunstancias que le hay que hacer espacio. Pero el plan de acción de la UE, como recogen las conclusiones del Consejo de Ministros del mes de junio bajo presidencia sueca, claramente no tiene una base jurídica para ser aplicado. Nosotros consideramos que el concepto de reserva marina es compatible con la actividad pesquera y que el arrastre, depende de dónde, cuándo y cómo, no se puede satanizar sin más esta arte de pesca. Esto no es válido. España no está dispuesta a prohibir una práctica si es compatible con el mantenimiento ambiental de nuestros mares y océanos.

 —Hay una creencia de que España ha perdido peso en la Dirección General de Asuntos Marítimos y reclaman incluso que se postule un nacional para el puesto de comisario. ¿Estaría dispuesto a postularse?

—No estamos ahí. Soy el ministro de Pesca de España, muy orgulloso de ello, e intento hacer lo mejor parar el sector desde mi posición en el Gobierno de España. En cuanto a nuestra presencia a nivel europeo, es siempre un sube y baja. Hay períodos de mayor y menor representación. Evidentemente, en los temas de la Comisión en los que tenemos un mayor interés, defendemos siempre la presencia de funcionarios españoles en la DG Mare. En estos momentos el nivel de presencia no es el que desearíamos [ha sido superior en el pasado], pero vamos a continuar trabajando para que esté a la altura del sector. En cuanto a las orientaciones que vienen de Bruselas, que muchas veces son percibidas como restricciones, las tenemos que transformar en parte de esa ecuación que se llama rentabilidad y sostenibilidad. La Comisión Europea tiene que convencerse de que ninguna medida va a ser aplicable si no conseguimos tener un sector pesquero fuerte, potente y rentable. Si lo no tenemos, no será posible la sostenibilidad. De hecho, la alternativa a lo que estamos haciendo es lo que, por desgracia, observamos en flotas de países terceros. Un terreno en el que nos falta mucho por hacer, a través de las organizaciones regionales de pesca [ORP], es acabar con la pesca ilegal. Esta es una batalla permanente, que tenemos que conseguir a nivel internacional, con FAO y la ONU, que se haga más rigurosa.

—Sí, pero si no se cierra bien el mercado a esas producciones no se garantizará un terreno de juego igualitario.

—La UE está siendo ya más exigente en cuanto a la trazabilidad y debemos serlo todavía más. Debemos tener claro que aquellos productos pesqueros que no cumplan las condiciones básicas de legislación ambiental o social no pueden ser objeto de importación en la Unión Europea. Lo que se llama en el ámbito agrícola las cláusulas espejo son también aplicables en el pesquero. En este sentido, los instrumentos jurídicos que tenemos deben ser muy claros, porque se ha dado el caso de que a la desaparición de la flota europea tras la finalización de algunos acuerdos pesqueros ha seguido el desembarco de flotas de terceros países que no respetaban las reglas. Esto va en perjuicio de los países y de los caladeros y un instrumento fundamental son las ORP.

 —Por cierto, el acuerdo con Marruecos ha vencido. ¿Hay posibilidad de retomar la relación pesquera?

—La Unión Europea y Marruecos necesitan un nuevo protocolo y España apoya que lo tengamos. Todo esto debe seguir sus procedimientos y sus tiempos. La semana pasada, en la comisión mixta, el día 13, se hizo una evaluación de la utilización del acuerdo que, dependiendo de las categorías, se sitúa entre el 21 y el 50 %. También se examinaron las medidas de apoyo estructural aprobadas y las cuestiones técnicas relativas a la investigación de recursos. Es muy importante que estos trabajos continúen, aunque esté pendiente la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre si es válido. Consejo de Ministros de la UE, Comisión Europea y varios Estados miembros estamos defendiendo la legalidad de ese acuerdo y esperamos que se nos dé la razón. Hasta que no haya sentencia va a ser difícil concluir el nuevo protocolo. Porque el acuerdo entre la UE y Marruecos está vigente, lo que falta es el protocolo de aplicación. De hecho, este se reactivó en el 2007, entonces era embajador en Marruecos y me lo conozco perfectamente. El pacto estuvo suspendido entre 1999 y 2007 y conseguimos retomarlo. Es importante para nuestros intereses pesqueros, pero también para una relación estratégica entre España y Marruecos. Mientras tanto, daremos cobertura con ayudas a los barcos afectados y si alguno no pudiera cumplir las condiciones porque se han agotado los fondos arbitraremos fondos nacionales.

 —Al empezar la legislatura tenía en mente tres proyectos estrella para la pesca, pero solo ha salido adelante la Ley de Pesca Sostenible...

—E Investigación Pesquera.

—E Investigación pesquera. ¿Qué ocurre con los otros dos?

—El segundo es el relativo a las cuestiones de inspección y control. Ya hemos hecho la primera lectura en el Consejo de Ministros y está en el Consejo de Estado para su dictamen, pero lógicamente no se podrá tramitar en esta legislatura. Además estábamos esperando la aprobación del reglamento de Control de la UE. El tercero ser refiere a digitalización y comercialización, pero, en fin, este puede esperar al futuro. El realmente clave era el de la Ley de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera, sobre todo porque hacía falta poner al día la gestión de las cuotas y poner a nivel la investigación pesquera. Ahí la creación de una Mesa de la Pesca y la Ciencia con sede en Vigo ha sido un paso muy importante. Necesitamos invertir más y analizar más nuestros recursos pesqueros, porque en este caso cabe la afirmación socrática de que cuanto más sabemos nos damos cuenta de que sabemos menos y, por tanto, creo que hay que reforzarlo para hacer una pesca sostenible. Ahí, vía fondos Next Generation, los fondos de recuperación y otros proyectos innovadores tenemos mucho terreno por hacer aparte del legislativo.

 —Se acaba su mandato. ¿Ha sido un buen ministro de Pesca?

—Yo creo que ha sido un período muy interesante. El balance lo tiene que efectuar el propio sector. Yo no estoy en condiciones de hacerlo ni es mi carácter. Lo que me dicen es que he sido probablemente uno de los responsables del ministerio que más tiempo ha dedicado a la pesca y soy consciente de ello. Además, es un sector que siempre me ha interesado y me interesa, por lo que le hemos dedicado mucho tiempo y hemos tenido logros muy positivos, como la Ley de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera, pero también muchas negociaciones pesqueras en Bruselas en condiciones nada fáciles y hemos tenido algunos momentos tremendamente dramáticos, sobre todo los naufragios, las muertes que se han producido en este período. Sin duda, el del Villa de Pitanxo fue el momento más duro como ministro y como responsable de Pesca, sin olvidar el ocurrido más recientemente en Cantabria. Este es un sector al que hay que rendirle homenaje siempre por el empeño de trabajo de todos los que están en él, por la dureza, por el riesgo que implica y por la importancia que tiene para disponer de pescado fresco y también de productos pesqueros para nuestra alimentación.

—Que dan la felicidad, dicen

—Yo estoy convencido de ello. Es parte de mi felicidad.