La película, rodada en la Costa da Morte, llega este viernes 19 de mayo a los cines de toda España. Primeras apreciaciones tras un pase especial para alumnado de As Revoltas de Cabana
22 may 2023 . Actualizado a las 22:11 h.«Non gañamos nin para gasolina», «o tempo non axuda e o mar tampouco», «vai a menos». Tranquilizados por sus propios lamentos, un grupo de marineros le meten mano a la faena del día, pulpo, y entre lo cotidiano, o, mejor dicho, entre lo que no es accesible para el entendimiento infantil-adolescente, parece que el reclamo de Sica, un silencioso grito, no tiene cabida. Sica recorre la costa escudriñándola a la espera de que el mar le devuelva «o que non é seu», el cuerpo de su padre, perdido en el naufragio del Amonites junto al padre de su amiga Leda. Esa búsqueda la obsesiona y por ella se gana el mote de Correcamiños. A su padre, ese que la acunaba con una canción de berce mediante la radio de marineros, cree oírlo en la Furna das Grallas: «Todo o mundo sabe que as almas dos mortos descansan aí», le cuenta a su madre. Dicen que los muertos en el mar gritan por las grietas de la tierra.
Sica es el primer largometraje de ficción de la barcelonesa Carla Subirana, quien se quedó prendada de la Costa da Morte haciendo el Camiño dos Faros. Este viernes 19 de mayo, ese filme, una coproducción gallego-catalana entre Miramemira y Alba Sotorra, llegará en versión original gallega al circuito de cines comerciales de toda España, y lo hará avalado por las críticas cosechadas en la Berlinale y el Festival de Málaga. Seguramente con mucho de poso de su faceta documentalista, contaba este jueves Carla que conocer a las gentes de esta comarca terminó de convencerla para elegir Malpica, Laxe o Camariñas, especialmente Santa Mariña, para localizar aquí su obra. Al menos en un 90 %, pues el árbol refugio de la joven Sica está ubicado en Mazaricos o algunos interiores en Corrubedo. Seis semanas de rodaje. Son detalles que la propia Subirana, acompañada por el productor y autor de la banda sonora Xavi Font, desveló este jueves tras un pase especial de la película en los Multicines Bergantiños de Carballo para alumnado del CPI As Revoltas de Cabana, que es donde estudia Thais García, la joven que interpreta a Sica. Así, el filme, que en el papel de viuda (o no) del mar tiene a la actriz catalana Núria Prims —también presente en Carballo—, apostó para el papel de la protagonista y de otros personajes como el de Leda (la vimiancesa María Villaverde) y el de Suso O Cazador de tormentas (el larachés-carballés Marco Florido), por talento amateur local. Sica, como la propia Thais, más colmada aún de nervios al tener de público a sus compañeros, es más de miradas que de palabras, pero aquellas que dice tienen eco. «Menos é máis», les dijo al estudiantado Font.
—Mamá, ti querías a papá?
—Muito.
—Muito... E se o querías tanto, por que non choras?
Los «estorniños negros» y su «asubío diferente» anuncian una tragedia. Vendrá Ofelia, la madre de todas las tormentas, y traerá el desorden, la «ardentía no peito» que sienten los náufragos antes de dormirse para siempre, pero llegará después la calma. Toda Sica es un diálogo en modo zoom con la naturaleza (imponente ese Vilán), una oda a la observación —al mar, al cielo, a las gentes, a los murmullos de atrás que cuentan más que el hablar de frente—, el retrato de una forma de vida que semeja tener días contados.
—O mar cheira así.
—O mar hai que coidalo.
Sica es un coming-of-age, la evolución de una huérfana de padre que pasa de niña a joven pagando el duro peaje de descubrir un mundo oscuro de adultos que la hiere. ¿Qué hacía el Amonites en una zona tan peligrosa como O Millo?
Sica es una película «atemporal», pero que como muy bien apreció una joven espectadora, no parece ambientada en el ahora. «Anos 90, podría ser», confirmó Subirana. No es cine masticado ni procura un único punto de vista o una respuesta cerrada a las preguntas, como lo comprobaron de noche en Carballo quienes acudieron al preestreno oficial, entre ellos el delegado territorial de la Xunta, Gonzalo Trenor, y el director de la Agadic, Jacobo Sutil, de las muchas entidades colaboradoras. Más de 250 personas estaban invitadas a la puesta de largo, la mayoría de ellas colaboradoras de algún modo con la producción, además de equipo técnico y artístico: mariñeiros y percebeiras que se interpretan a sí mismas en la película, proveedores...
Se nota el peso de la documentación, el trabajo de personas como la carballesa Carlota Añón. Sica, de la que este viernes 19 se hará una proyección especial en el Festival de Cans y que también recorrerá centros educativos con materiales específicos, se reencontró al fin con la Costa da Morte . Y a quien ella habita lo toca, porque todos debemos liberar pesos para seguir viviendo y porque aquí, como se dice en el filme, «todos temos sal na pel».
