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El furtivismo no descansa ni en pandemia

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

SOMOS MAR

Los guardacostas detectaron un incremento de las infracciones por tráfico ilegal en Arousa sur

14 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los furtivos, que ya de por sí no saben de seguridad alimentaria al vender irregularmente marisco y pescado fuera de los cauces legales, tampoco entienden de pandemia. Los datos del Servizo de Gardacostas de Galicia reflejan que, si bien el furtivismo no ha tenido cifras tan abultadas como en años normales, continuó siendo un problema a lo largo del 2020. El año pasado se llegaron a formalizar más actas de infracción incluso que en el 2019 en dos zonas de la costa: el sur de la ría de Arousa y el tramo litoral comprendido entre A Coruña y Malpica.

La situación provocada por la crisis sanitaria tuvo como consecuencia un descenso generalizado de las inspecciones, infracciones, incautaciones y decomisos, pero en diferentes proporciones. Desde Gardacostas sostienen: «O número de inspeccións baixou preto dun 20 %, pero as infraccións, incautacións e comisos, neste último caso practicamente estables, caeron en menor medida, o que mostra o importante esforzo realizado de loita contra o furtivismo».

De hecho, las circunstancias ocasionadas por la alerta sanitaria impusieron un sistema distinto de trabajo para los guardacostas. La declaración del primer estado de alarma en primavera conllevó el confinamiento de la población y, en este sentido, una disminución notable de las prácticas ilegales en las cifras del conjunto del año 2020. Desde Mar se precisa que la reclusión en los hogares «disuadiu de forma importante a actividade furtiva». Es decir, cayó en picado, pero hubo quien lo intentó.

Otro factor a tener en cuenta al evaluar el 2020 fueron las restricciones de movilidad del estado de alarma y el descenso de la actividad profesional, tanto en pesca como en marisqueo derivada del cierre durante meses del principal canal de comercialización (el horeca), así como limitaciones a la pesca recreativa y a la propia restauración. Se detectó que los furtivos buscaron alternativas, incluso de venta por las casas.

Los controles por las nueve zonas del litoral gallego y el interior de las cuatro provincias fue variando en función de las necesidades de planificación de Gardacostas. Se atiende de forma más selectiva en momentos concretos del año algunos ámbitos litorales, en función de las especies y de la situación del mercado, con el objetivo de optimizar más su trabajo.

No solo se vigila la actividad en la costa, sino que también se incide en el transporte por carretera de los productos pesqueros y marisqueros. Esa misma pauta también se sigue en los establecimientos de venta al público y en la restauración y en más de una ocasión se han detectado infracciones en este ámbito.

En opinión del departamento autonómico, los resultados del año pasado, con todos los condicionantes provocados por el covid, «reafirman o bo resultado da estratexia dos gardacostas de adaptar os seus controis ás zonas, épocas e especies de máis relevancia».

La arousana, la ría con más infracciones

Las dos orillas de la ría de Arousa son el epicentro del marisqueo y de la pesca en Galicia y, por lo tanto, también es el área preferida por el furtivismo. En el informe anual de los Gardacostas no queda margen para la duda. En las 908 inspecciones realizadas entre Corrubedo y la costa norte arousana se levantaron 525 actas de infracción y hubo 1.382 decomisos, mientras que en la orilla sur de la ría de Arousa las infracciones detectadas fueron 482 tras 1.767 inspecciones. De hecho, este tramo costero de O Salnés es uno de los escasos lugares del conjunto de Galicia donde salió a la luz un aumento del furtivismo en el año de la pandemia.

Tras Arousa, la ría de Pontevedra fue la que registró una mayor actividad furtiva, ya que se formalizaron 400 denuncias contra personas por actividad ilegal en el marisqueo en las playas o en la pesca y se produjeron 3.669 decomisos en el marco de 867 inspecciones. Las cofradías del fondo de la ría pontevedresa han visto evolucionar a los furtivos hasta convertirse en grupos organizados con zulos en el monte para esconder el producto extraído ilegalmente de los arenales.

En controles de carretera y hostelería, la provincia con más infracciones fue Lugo (21) seguida por A Coruña (17).