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El monte gallego empieza a explotar sus setas como complemento a la madera

María Cedrón REDACCIÓN

FORESTAL

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Desde Champivil, dedicada a envasar este producto, creen que es una buena ayuda económica para las familias

30 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace sesenta años la abuela de Luz Castelo empezó a compaginar su trabajo en una tienda-taberna de una aldea de Vilalba con la recolecta de setas en los montes de A Terra Chá. «Las transformaba cociéndolas y guardándolas en bidones alimentarios en salmuera. Desde aquel momento la comercialización de setas continuó, al igual que todo aquello que la silvicultura podía ofrecer: castaña, frutos rojos o plantas medicinales recogidas en el bosque o en las riberas de los ríos como el árnica montana, el sabugueiro, el diente de león....», explica.

La iniciativa de aquella emprendedora no acabó ahí. Hoy por hoy su nieta es la gerente de Champivil, una empresa que ha logrado revalorizar ese producto autóctono, envasándolo y dándole salida hacia cada vez más mercados. Porque esta empresa se nutre de lo que produce el monte y, aunque compra en toda Galicia, «un 80 % del producto viene de los bosques de A Terra Chá», dice Luz.

La demanda de setas que tiene esta sociedad limitada es la prueba práctica de que los aprovechamientos micológicos empiezan a abrirse paso como un complemento a las rentas que deja la madera a los propietarios del monte. Y de hecho son las comunidades de montes las que primero se han dado cuenta de la importancia de este tipo de recursos a la hora de ampliar el abanico de producciones del bosque a las que sacar partido económico.

Los datos que recoge el recién publicado Anuario Forestal de Galicia 2019 indican que la comunidad tiene 24 montes o terrenos forestales de gestión privada donde se ha realizado una comunicación de acotamiento para realizar un aprovechamiento micológico.

La superficie total es de 8.013,38 hectáreas, de las que 3.018,75 están ubicadas en la comarca de A Terra Chá. Otras 1.769 están en el distrito ourensano de Verín-Viana. En ambos casos son aprovechamientos realizados en terrenos que pertenecen en su totalidad a distintas comunidades de montes. Por contra, la mayor superficie forestal de propietarios privados dedicada al aprovechamiento micológico está en el distrito de Santiago, donde la superficie notificada para este uso es de 94,33 hectáreas.

Cuándo recogerlas

Para Luz Castelo todos estos aprovechamientos ser un buen complemento económico para muchas familias a lo largo del año, sobre todo en zonas de alta montaña. Y detalle la época de recogida de cada producto: «Las setas silvestres como el lactarius deliciosus o el níscalo, se recogen en septiembre-octubre; el boletus edulis, de octubre a principios de diciembre; el hydnum repandum ó lengua de vaca, de mediados de noviembre a enero, mientras que el cantharellus ludecens, tubaeformis y cibarius, desde octubre a enero. Ahora en primavera también tenemos una pequeña media campaña de boletus edulis y cantharellus cibarius», cuenta. Junto a todo eso también habla de otros aprovechamientos como las moras, frambuesas, arándanos o grosellas, que se recolectan en primavera y verano, o las plantas medicinales de primavera. Por algo la hucha de los gallegos está en el monte.

Aunque el pino gana terreno en Galicia, el eucalipto es aún la principal fuente de ingresos

Aunque aprovechamientos como la recogida de distintos hongos son un buen complemento para la economía de las familias que tiene un terreno en el monte, en Galicia buena parte de los propietarios no viven en las áreas rurales donde están ubicados esos terrenos. De ahí que el principal aprovechamiento que realizan es la madera por el menor esfuerzo que les supone su explotación económica. En este sentido, según los datos del Anuario Forestal de Galicia correspondiente al 2019, el eucalipto continúa manteniendo el liderazgo en cuanto a sostener la hucha de los gallegos. Aunque es verdad que el pino va ganando cada vez más terreno.

Basta con comprobar como durante el año pasado las demandas de aprovechamientos en montes privados o públicos alcanzaron los 9.703.422 millones de metros cúbicos de madera (un 97 % son de montes de gestión privada), de los que un 60,85 % proceden de frondosas (un 95,2% de ellas de distintas especies de eucalipto), mientras que el 39,15 % restante provienen de pino. En los montes privados, la media de aprovechamiento de madera por expediente estuvo en 100,54 metros cúbicos.