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Una cosecha de ocho millones de euros en manos del tiempo y del jabalí

Xoán Ramón Alvite Alvite
xoán ramón alvite MAZARICOS / LA VOZ

AGRICULTURA

ALVITE

Los agricultores de Barbanza esperan recoger 160 millones de kilos de maíz

03 sep 2021 . Actualizado a las 08:03 h.

El maíz se ha convertido en el oro verde del campo barbanzano. Buena prueba de ello es que la superficie dedicada a este cultivo no ha dejado de aumentar durante los últimos años y, actualmente, ya ronda las 4.000 hectáreas. Una impresionante cantidad de terreno que, en circunstancias normales, permitirá la recolección de algo más de 160 millones de kilos de alimento cuyo valor económico supera de largo los ocho millones de euros.

Los agricultores temen, sin embargo, que contratiempos de última hora como el mal tiempo o el ataque del jabalí puedan echar a perder una de las mejores cosechas de los últimos años. «Levamos dous meses case sen chuvia, cousa que aquí non resulta moi frecuente. Temos medo porque, noutros anos con situacións parecidas, veu un final de setembro de temporais. Esperemos que non se repita esta vez porque iso suporía moitas perdas para as explotacións», apuntan desde una cooperativa láctea mazaricana que, al igual que la mayoría de los agricultores barbanzanos, tiene previsto empezar la recolección del grano en un plazo de dos a tres semanas.

Mención aparte merece el jabalí que, debido a la voracidad con la que ataca las fincas, se ha convertido en una verdadera amenaza para los cultivadores de maíz. Lo sabe bien José Antonio Antelo, de Valadares, en Outes, que ha visto como en apenas dos días los cerdos salvajes le echaban a perder una finca de casi una hectárea de superficie; o Antonio Carreira, de Colúns, en Mazaricos, una parroquia en la que la presencia de estos animales resulta habitual. «Aquí nunca falla. Ou a un ou a outro, non hai ano que falle na cita co millo. Que non é tanto polo que come, porque apenas se ve unha ducia de espigas mordidas, como polos danos que causa alí por onde pasa que semella unha desbrozadora», explica mientras calcula que los destrozos en sus terrenos rondan ya la hectárea y media.

Más ataques

Con todo, parece que la época más complicada aún no ha llegado. De hecho, los cultivadores temen que, con la formación de la espiga y la progresiva maduración del grano, arrecien los ataques de los jabalíes aumentando de forma considerable las mermas en las cosechas. Circunstancia esta que deriva en importantes pérdidas de dinero para las ganaderías de la zona que basan la alimentación del ganado en el maíz, por lo que no disponer de cantidad suficiente obliga a la compra de más pienso y forraje foráneo.

La importancia de este cultivo para las ganaderías lecheras barbanzanas queda de manifiesto en el hecho de que, una vaca de alta producción puede llegar a ingerir más de 30 kilos diarios de ensilado, una cantidad que, de tener que reemplazarse por otros compuestos industriales a base de cereales, provocaría un incremento de los costes de más de un 30 %. Una situación difícilmente sostenible para la mayoría de establos que han visto como sus gastos se disparaban por el alza de la luz y el combustible.

Cosechadoras de medio millón capaces de recolectar dos hectáreas por hora

La importancia que tiene el maíz en la zona también se refleja en el tipo de máquinas que se utilizan tanto para su siembra para su recolección. En este sentido, la necesidad de realizar los trabajos lo mejor y más rápido posible permitirá ver durante las próximas semanas algunas de las más potentes cosechadoras trabajando en las fincas barbanzanas.

Modernos aparatos cuyo precio ronda el medio millón de euros y que tienen capacidad para procesar el terreno equivalente a dos campos de fútbol por hora y con posibilidades tan avanzadas como las de modificar entre 0,7 y 3 centímetros el ancho de corte de la planta en apenas un par de segundos y con solo mover un botón.

Todo ello sin olvidarse de los enormes tractores o remolques -alguno con capacidad para más de 40 metros cúbicos- encargados de transportar el maíz desde las fincas a los silos en los que se almacena. Toda esta maquinaria pertenece a empresas de servicios agrícolas que durante más de una mes se mueven por las explotaciones de toda Galicia realizando estos trabajos.