Abaratar el coste de la desalinización es un reto en el campo del Levante tras la aprobación del caudal ecológico del Tajo
13 feb 2023 . Actualizado a las 10:05 h.¿Llegará a costar un kilo de tomates lo mismo que uno de percebes? Aunque la comparación parece exagerada, todo va a depender del precio de acceso al agua por parte de los agricultores, una inquietud que se ha incrementado últimamente en el Levante español. Después de que el Gobierno aprobara el mes pasado los planes hidrológicos de las doce cuencas de los ríos competencia del Estado que, entre otras cosas, suponen imponer un caudal ecológico en el Tajo que obliga a recortar las aportaciones de agua al Segura, los productores de lugares como Alicante, Murcia y Almería que viven del regadío —este consume un 80% del agua disponible— temen que el coste de acceso a ese bien se dispare tanto que acabe volviendo inviable su actividad. Porque, como dicen, la desalinización de agua del mar que se propone como alternativa a la reducción de agua trasvasada que implica el caudal ecológico supone un coste tres y cuatro veces mayor que la que procede del Tajo.
Tanto la ministra de Transición Ecológica como su homólogo de Agricultura han tratado de calmar a los agricultores, que ya se han manifestado en Andalucía, Valencia o Murcia. «Quiero decir alto y claro que el Gobierno garantiza a nuestros regantes que podrán continuar haciéndolo en el futuro, a pesar de las circunstancias y del cambio climático que estamos enfrentando», dijo Luis Planas tras reunirse en su día con el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig.
La idea del Gobierno es establecer un precio por hectómetro cúbico de agua desalada de 34 euros, además de invertir en energías renovables o en iniciativas para que el regadío sea más eficiente. De hecho, como explicó Planas «el regadío sostenible es esencial para el mantenimiento de la producción agrícola suficiente». Hay que recordar que el 23,6% de la superficie cultivada en España es de regadío, de donde se obtiene más del 65% de la producción total, dado que el riego multiplica por tres la rentabilidad de los cultivos.
Sequía en Galicia
Más allá de los debates políticos que ha generado esta polémica, pensar en el uso eficiente del agua es, por tanto, algo urgente en todo el territorio. No solo en Levante. Lo es también en comunidades como Galicia, donde desde hace unos años comienza a notarse el efecto de la sequía.
De hecho, no hay que olvidar las consecuencias de la falta de agua del pasado verano en la producción de patata de A Limia o en la alimentación del ganado en extensivo que se cría en el sur de Ourense, donde algunos ganaderos tuvieron que llevar agua en cisternas para el ganado. Por no hablar de cómo afecta al tamaño de la fruta porque, a falta de riego, más pequeñas son las piezas. En ese contexto no es extraño que la tierra con acceso al agua sea la más cotizada del mercado.
