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Cuarenta días... ¡y a vendimiar!

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

SOMOS AGRO

Envero de la mencía en un viñedo de Val dos Frades, en una foto tomada este jueves
Envero de la mencía en un viñedo de Val dos Frades, en una foto tomada este jueves CARLOS LOSADA

Las primeras uvas ya pintan en la Ribeira Sacra y están en el Val dos Frades

19 jul 2019 . Actualizado a las 08:24 h.

Las uvas no adquieren su color característico hasta bien entrado el verano. De un día para otro, los tonos verdes se tiñen de amarillo en las variedades blancas y de azul en las tintas. Es la fase conocida como envero, siempre esperada por los viticultores. Para ellos, su llegada significa mucho más que un simple cambio de pigmentación en la piel del fruto. En el particular calendario del viñedo, ese momento supone el inicio de la cuenta atrás para la vendimia. Cuarenta días y las uvas ya estarán maduras. En la Ribeira Sacra, los primeros racimos de mencía pintan en el Val dos Frades.

Así se conoce una de las tres riberas situadas en la margen derecha del Sil a su paso por el municipio de A Pobra do Brollón. El Val dos Frades es el lugar donde los arqueólogos tratan de localizar los restos de un antiguo monasterio. En el extremo opuesto al lugar en el que se desarrollan las excavaciones, denominado Os Conventos, está la viña a la que corresponde la fotografía de las que posiblemente sean las primeras uvas que pintan este año en la Ribeira Sacra. Si la tradición está en lo cierto, allí la vendimia debería ser el 27 de agosto.

«É unha viña vella e sen moita carga de uvas nas cepas. Onde hai máis produción, aínda falta para que pinten», apunta Carlos Losada, autor de la fotografía. Este viticultor trabaja sus viñedos en diferentes zonas de la denominación de origen: Doade, Vilachá de Salvadur, A Cova... Con carácter general, cree que la vendimia no será tan precoz como se esperaba meses atrás. «Ía todo moi avanzado, pero parou un tanto e ao final penso que vai ser un ano normal nas datas da vendima», opina.

En las cepas más productivas, la planta tiene también más uvas que alimentar y la maduración tiende a retrasarse. Pero el rendimiento por hectárea no es el único criterio del que depende la fecha del envero. La Ribeira Sacra vitícola es un terreno de marcados contrastes en el que caben diferencias de tres o más semanas en esta fase del ciclo vegetativo de las vides. Lo habitual es que la uva comience a pintar por la festividad de Santiago, pero la «normalidad» cada vez escasea más en las viñas a causa del calentamiento global.

Rivalidad por la foto

El cambio climático hizo aún más complicada la viticultura en la Ribeira Sacra, pero no alteró por ahora la jerarquía entre los diferentes ríos en el ritmo de maduración de la uva. Las laderas de Doade y Vilachá de Salvadur, ambas en la ribera del Sil, rivalizan tradicionalmente por la foto del primer envero. Una imagen que en las viñas del Miño, el Cabe o el Bibei difícilmente se puede captar a estas alturas por mucho adelanto que pueda traer la campaña.

La cosecha de este año parecía llamada a batir récords por la prematura floración. Los posteriores altibajos en las temperaturas, sin embargo, tiraron del freno de mano en las viñas. «Vexo bastante desigualdade, cepas que están para pintar e outras moito máis retrasadas», apunta Juan Carlos Varela, viticultor y bodeguero en O Saviñao. En la mayoría de las riberas, la uva presenta muy buen aspecto. Hubo algún ataque de black-rot y nada de mildiu. A partir del envero, la uva se inmuniza frente a este último hongo. No es poco.