Un equipo gallego abre una prometedora vía para poder tratar el hígado graso
SOCIEDAD
En la actualidad no existe ninguna terapia para una enfermedad que puede conducir al cáncer hepático y cirrosis
12 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Todo empieza con una acumulación de la grasa en el hígado. Ni duele, ni molesta. Pero la señal de alarma que indica que algo no va bien surge cuando la concentración de lípidos en el órgano supera el 5 %. Es entonces cuando la enfermedad comienza a ser irreversible y, en su forma más grave, puede progresar a una esteatrohepatitis no alcohólica, cirrosis y cáncer, lo que puede llevar a la muerte de los pacientes.
Es el hígado graso no alcohólico, una enfermedad que sufren una de cada cuatro personas en el mundo, casi dos mil millones de afectados, y que no tiene un tratamiento terapéutico específico. Solo se recomienda la práctica de ejercicio y una dieta sana para prevenirla.
Queda aún un largo camino para lograr una terapia, pero uno de los pasos más prometedores lo acaban de dar varios grupos de investigación del Cimus de la Universidade de Santiago que, en colaboración con otros equipos, han identificado una proteína, la ATG3, que se encuentra en niveles altos en el hígado de los pacientes con esta patología y que, al inhibirla, mejora el metabolismo de la grasa incrementando la función mitocondrial, con lo que disminuye el depósito de lípidos y el daño en el órgano.
Así lo ha probado en células y en ratones el equipo de Metabolismo Molecular del Cimus, dirigido por Rubén Nogueiras y adscrito al CIBER de Obesidad y Nutrición, en un trabajo en el que también han participado los grupos de Miguel López y Carlos Diéguez. «Todavía es una investigación inicial y aún no llegamos a las fases preclínica y clínica en humanos. Y también tenemos que probar en más muestras que el hígado graso de los pacientes está relacionado realmente con niveles altos de la proteína», explica en un llamamiento a la prudencia Natália da Silva Lima, la primera autora de un trabajo publicado en Journal of Hepatology.
Pero, pese a la cautela, admite que «es un posible camino a seguir», sobre todo si se tiene en cuenta de que no existe ningún tratamiento para la enfermedad. y si se confirman los resultados en ratones hay esperanza, porque «lo que hemos visto en ratones es que cuando inhibimos la proteína del hígado mejoran de forma importante con respecto a los otros a los que no les hemos dado el tratamiento». Para eliminar la expresión de la proteína ATG3, hasta ahora conocida por su papel en la autofagia, un proceso por el que la célula destruye el material inservible, lo que hicieron los investigadores fue introducir un virus en los animales.
Para el estudio previo, en el que observó una posible relación entre el hígado graso con niveles altos de la proteína, el equipo analizó muestras de 117 pacientes humanos, 85 con diferentes estadios de la enfermedad y 32 con el hígado sano. Las muestras fueron aportadas por el Hospital Universitario Santa Cristina (Madrid), el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander) y el Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla). También participaron en la investigación grupos de la Universidad del País Vasco, del CIC bioGUNE (Bilbao), del Instituto Genómico Europeo para la Diabetes (Francia), del CNIC (Madrid), de las universidades de Coimbra (Portugal), Lübeck (Alemania) y del Instituto de Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (Barcelona), entre otros.