El narcotráfico brasileño también teme al coronavirus

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

Narcos y milicianos han decretado el toque de queda en las favelas
Narcos y milicianos han decretado el toque de queda en las favelas Antonio Lacerda

Las bandas organizadas han impuesto el toque de queda en las favelas por la fuerza

25 mar 2020 . Actualizado a las 21:31 h.

Son amos y señores de las barriadas que se reparten y controlan, pero el narco brasileño también se ha visto forzado a tomar medidas drásticas ante una crisis que no entiende de fronteras. La veloz propagación del coronavirus en todo el mundo ha causado el temor de narcotraficantes y milicianos, que han impuesto por la fuerza el toque de queda en las favelas de Río de Janeiro. Con 6,3 millones de habitantes, el 22 % de la población de esta ciudad -cerca de 1,6 millones de personas- reside en estos barrios desfavorecidos, una gran parte en pésimas condiciones de vida. 

La hora fijada para abandonar las calles, tanto por los narcos como por los distintos grupos paramilitares que dominan las favelas, ha sido las 20.00 horas. En este sentido, y con una cifra de infectados en todo este país sudamericano que supera los 2.200 y al menos 46 muertos, el pasado fin de semana comenzaron a circular por las redes sociales avisos de las medidas ordenadas por estos grupos armados. «En todos las favelas están haciendo toque de queda. Me han llegado varios mensajes a mi whatsapp», asegura un habitante que exigió no identificarse por su seguridad.

Toque de queda a partir de hoy a las 20:00 horas. Quien sea visto en la calle fuera de este horario ¡va a aprender a respetar al prójimo!»

Los principales puntos donde se ha impuesto con más fuerza el toque de queda se corresponden con Jacarepagua, Cidade de Deus, Río das Pedras, Guaratiba, Rocinha y Maré: «Aquí después de las siete y media de la noche no se ve un alma». Incluso circulan vídeos por la red en los que pueden observarse carros con megafonía y alarmas que llaman a la población a que regrese a sus hogares. «¡Atención todos los moradores de Río das Pedras, Muzema y Tijuquinha! Toque de queda a partir de hoy a las 20:00 horas. Quien sea visto en la calle fuera de este horario ¡va a aprender a respetar al prójimo!», reza uno de los avisos, con una amenaza velada incluida.

Cidade de Deus

A través de WhatsApp también se están compartiendo fotografías de grandes favelas como la de Cidade de Deus -popularizada a través de la película de mismo nombre-, en las que puede detectarse un bajón importante de la actividad y de las personas que circulan por la calle, media hora antes de que comience el toque de queda. Precisamente, esta barriada en la que moran más de 35.000 brasileños no es ajena al COVID-19, ya que cuenta con un caso positivo y más de 60 personas con síntomas, pero pendientes de diagnóstico.

El temor del narco es más que comprensible, ya que la expansión del coronavirus podría encontrar en las estrechas calles y las minúsculas viviendas de las favelas la mecha perfecta para que estallen los contagios. La falta de agua y que la mayoría de familias convivan hacinadas en grupos de 4 y 5 personas equivaldría a echar más gasolina.

Asimismo, que el coronavirus azote estos barrios pobres afectaría también al poder económico de los narcotraficantes, ya que verían mermado el número de sus trabajadores en los distintos negocios ilegales que administran, así como en los propios mercados y tiendas. Todo ello con una complicación añadida, la asistencia sanitaria no está al alcance de quien vive en la clandestinidad.   

El Gobierno de Bolsonaro rechaza el confinamiento

El caso de Río de Janeiro es especialmente relevante, ya que a pesar de que las autoridades decretaron el cierre de comercios -con la excepción de farmacias, supermercados y tiendas de alimentación-, la suspensión de la educación, la restricción el transporte público, así como que bares y restaurantes solo pueden trabajar a domicilio, nunca fue ordenada una cuarentena. Sí se hizo en Sao Paulo, la ciudad más poblada del país con 12 millones de habitantes. Con todo, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha sido claro al afirmar que el país «no puede parar».

Mientras que la mayoría de los ejecutivos regionales brasileños han hecho un llamamiento a sus habitantes a que se resguarden en sus casas, Bolsonaro ha exigido que las restricciones de confinamiento se focalicen en personas mayores -concretamente a partir de 60 años- y enfermos. Lo hizo defendiendo que hay que evitar tomar medidas de tanto calado para mantener estable la economía.