Los encargos también se notan en los puestos de venta de carne.
Los encargos también se notan en los puestos de venta de carne. Manuel Guede

19 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ahora diez años, los españoles sufríamos los peores coletazos de la crisis del 2008. La pérdida de poder adquisitivo de la mayoría se reflejaba en la calle; eran los tiempos en que nos fijábamos en la cantidad de gente que rebuscaba en los contenedores de la basura. El Panel de Consumo Alimentario 2013, emitido por el ministerio que presidía Arias Cañete, reflejaba el descenso del consumo de carne y pescado y, por contra, el aumento de la compra de pan, aceite, harinas y arroz. Esta balanza le daba a los atrevidos redactores del informe excusa para concluir que los españoles estábamos optando por la dieta mediterránea.

Tanta desvergüenza sería imposible hoy, entre otras razones porque no hay ningún grupo de alimentos que se consuma más que hace un año. El último estudio de consumo en los hogares del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, con datos del pasado octubre, señala que entre ese mes y el mismo mes del 2021 hemos comprado un 8,8 % menos de alimentos, y eso que la población crece. El gasto, por culpa de la inflación, baja mucho menos, un 2,5 %. En ese período, el consumo de carnes cayó un 12,4 %, especialmente la de cordero y cabrito (-24,7 %) y la de vacuno (-18,1 %). ¿A qué esperanzas podrán agarrarse los ganaderos? Con la pesca ocurre lo mismo: bajada del 14,7 % del volumen total, del 16,3 % en el pescado fresco. Ni siquiera el pan y el aceite, argumento de los discípulos de Cañete para decir que nos invadía la pasión por el pa amb tumaca, servirían ya de excusa. En el último año hemos comido un 7 % menos de pan y un 8,5 % menos de aceite (lógico, dado el incremento del 36,4 % en el precio).

Si viviéramos un repunte de la desvergüenza oficial, que no parece probable salvo en un par de comunidades autónomas, nos dirían que estamos avanzando en la lucha contra la obesidad. El repunte que viene, si se frena la solidaridad con los más desfavorecidos, será el de la desnutrición infantil. Los populares cocidos propios de este mes podrían teñirse de un aire de privilegio. ¡Quién os lo iba a decir, sencillas cachuchas, chorizos, repollos, garbanzos! Al que pueda, que le aproveche.