Que ahora sí puede ser la buena lo acreditaría el hecho de que Google no quiere quedarse fuera del negocio. La compañía ya tiene activa una versión beta de su popular aplicación Maps en 3D en la que todas las instrucciones de geolocalización que proporciona se proyectan en el mundo real gracias a la realidad aumentada desde el teléfono. Pero «Google no saca [esta solución] para el móvil, sino para las gafas», matiza.
Tiene lógica. La experiencia de usuario será mucho más fluida e intuitiva una vez que las indicaciones de la aplicación de geolocalización partan de estos anteojos digitales y no del terminal telefónico. El potencial de esta combinación de hardware y software es determinante. «Es que te pone las instrucciones del GPS en el espacio físico», arguye Vázquez. El mundo que viene, parece cada vez más claro, será real y digital a partes iguales.