«Los tanques rusos han de pasar por mi casa para ir a Crimea»

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Los ucranianos que viven en Galicia dicen que nunca han visto a la gente de su país «más unida que ahora»

06 mar 2014 . Actualizado a las 17:58 h.

La bandera ucraniana es azul, por el cielo. Y amarilla, por el trigo. Los 526 ucranianos que viven en Galicia no olvidan esos colores. Forman parte de su identidad. Algunos llegaron hasta la parte más occidental de Europa arrastrados por el amor. Otros vinieron de la mano de un empleo o, únicamente, recalaron aquí al buscar una vida mejor fuera de un país donde una barra de pan cuesta unos 50 céntimos de euro y el salario de un enfermera ronda los 130 euros al mes. Entre ellos hay amas de casa, profesores de idiomas, de música, biólogas, trabajadores de granja, empleadas de hogar...

Les gusta Galicia y aquí han echado las anclas. Pero no dejan de mirar a Ucrania. Todos tienen familia allí. Y están preocupados. Más que eso, tienen miedo al futuro. No saben qué pasará con los colores de su bandera. No se separan de Internet, ni del skype para conocer qué es lo que está ocurriendo.

Alla, vive en oleiros

«Tengo un hijo que quiere que le ponga una cinta azul y amarilla en el brazo»

Hay un coche en Oleiros que lleva pegada una pegatina con la bandera de Ucrania. Es el vehículo de Alla, que vive con su familia en ese concello de la provincia de A Coruña. La noche del lunes al martes apenas pudo pegar ojo. «No puedo dormir por las noches», dice. A las cinco de la madrugada -hora ucraniana- estaba previsto que los rusos tomaran Crimea. «Gracias a Dios no pasó nada, pero estuve pendiente de los chats, buscando en las noticias...», recuerda.

No era para menos. «Los tanques rusos han de pasar por mi casa para poder entrar en Crimea y llevaba dos o tres días en los que no pude hablar con mi familia por skype», explica. Hace unos días fue cuando colocó la pegatina con una pequeña bandera ucraniana en su coche «y mi hijo me ha pedido que le ponga una cinta azul y amarilla en el brazo para ir al colegio» en apoyo a los ucranianos.

Dice que hay que difundir la verdad y se queja de las noticias falsas. «En las áreas fronterizas hay rusos que van las manifestaciones para crear el caos. Dicen que a los rusoparlantes nos obligan a hablar ucraniano y no es verdad. Además estamos en un chat ruso para tratar de conocer qué ocurre y no permite colocar la bandera ucraniana como foto». Y recuerda una frase: «El corazón se parte al escuchar que los tártaros gritan Ucrania y los ucranianos gritan Rusia». Lo peor, añade, es que allí muchas personas no están informadas.

Alina, vive en vigo

«Tengo una abuela que habla ruso y jamás se ha visto despreciada»

Llegó a Galicia hace tres años y medio. Desde entonces Alina vive en Vigo y ahí da clase de ruso e inglés en una academia. «Vine aquí porque tengo un marido gallego y como ya había estudiado español en la universidad, pensamos que por cuestiones de idioma este era un buen lugar para crear nuestro hogar», cuenta. Estos días está nerviosa, preocupada. Su familia vive en Kiev. Y como a sus compatriotas no le gusta nada lo que está ocurriendo en Ucrania. Sobre todo porque dice que la información que llega aquí no cuenta la verdad. Su abuela es rusa, habla ruso «y jamás se ha sentido despreciada por ello», explica.

Quiere que eso se sepa. «Los rusos dicen que van a intervenir porque hay una amenaza contra los rusoparlantes, pero eso no es verdad. Nunca he visto a mi pueblo más unido que ahora», reitera. ¿Y cómo se informa?. A través de las redes sociales, con los canales que graban en directo lo que ocurre en la plaza Maidan, en Kiev.