A Valdeorras para quedarse

SABE BIEN

19 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una decisión empresarial de las que se documentan ante notario, a cara descubierta, ha reorientado los focos sobre Valdeorras. Y esta vez no por los conflictos en el consejo, que han vuelto a transmitir la imagen de dos mundos diferentes, sino porque la Vitivinícola do Ribeiro ?Viña Costeira, entendámonos ha comprado una bodega. La idea es tener su propio mencía. Un Viña Costeira tinto, elaborado en instalaciones propias en Larouco. Tal cual. Interviene la firma que lleva años manteniendo el liderazgo del Ribeiro, muchas veces desde posiciones de vanguardia inusuales para un formato de sociedad (cooperativa) donde los movimientos son demasiadas veces desesperadamente lentos. No es, por ello, una operación más. El escenario es apropiado para una firma que llega a un entorno en el que los socios de una de las históricas bodegas de Valdeorras, vecinos, han bajado los brazos y cedido a la competencia no solo su uva, sino incluso sus marcas, todo porque entre ellos no fueron capaces de ponerse de acuerdo por razones de carácter estrictamente personal. Al asentamiento de los pilares de Ribeira Sacra, mal que pese a quienes creen que el mundo empezó con ellos, contribuyó de forma determinante el empeño de quien recuperó una rectoral en el corazón de Amandi. Es como en Monterrei, donde ?sin restar méritos a otros? resultó ejemplarizante la entrada de Roberto Verino para elevar la autoestima colectiva. Habrá Viña Costeira tinto. Aspiran a medio millón de botellas en tres años. Su presencia ya se nota. El bule bule es enorme. El impacto está por ver, pero pinta bien, al menos para los viticultores y para el paraguas común que es la denominación Valdeorras.