El teletrabajo coge impulso en el año de la pandemia

El empleo en remoto llegó a alcanzar picos de hasta el 34 % de los ocupados durante los peores meses del coronavirus


Redacción / la Voz

La pandemia obligó a recluir la vida entre las cuatro paredes del hogar. Y el ámbito laboral no fue una excepción. El teletrabajo tomó el impulso definitivo durante los peores meses de confinamiento. Hasta que el coronavirus detonó la forma de vida de medio planeta, el trabajo en remoto era una opción muy escasa en España. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), apuntaban a que en el 2019 tan solo un 4,8 % de los ocupados utilizaban esta fórmula para desempeñar su labor. En los peores momentos de la pandemia, esta cifra se multiplicó de manera sorprendente: un informe realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, sobre la base de encuestas y datos del INE, revela que este porcentaje llegó a alcanzar picos de hasta el 34 %.

Pero la cifra se ha ido desinflando conforme ha pasado el tiempo. Que el teletrabajo haya venido para quedarse no está tan claro. Al menos, a la luz de los últimos datos. Según un estudio realizado por la empresa de recursos humanos Randstad, la cifra de ocupados que trabajan de forma habitual desde sus domicilios ha descendido significativamente. A día de hoy son apenas uno de cada diez (el 9,9 %). O lo que es lo mismo, un total de 1.923.800 profesionales se conectan a sus oficinas de manera remota. Algo parecido sucede en Galicia. En la actualidad, el número de gallegos que realizan su actividad desde casa son la mitad que en el confinamiento. La consultora cifra en 70.300 los teletrabajadores que había en el cuarto trimestre del año pasado (el último del que se tienen datos); una cifra que contrasta de manera importante con la de los primeros meses de la pandemia, cuando llegaron a ser 145.000.

En esto queda mucho trabajo por hacer. El INE fija el nivel potencial del teletrabajo en España en el 22 % de los ocupados y hay algunos expertos que incluso se atreven a elevarlo hasta el 30 %. Y a pesar de que puedan parecer porcentajes elevados, la cifra está muy alejada de las que se registran en algunos de nuestros vecinos europeos. En el Reino Unido, Bélgica, Francia, Luxemburgo o Suecia, se supera el 50 %. Y en lugares como en Estocolmo se llega hasta el 70 %.

Marco regulatorio

Aunque queda camino por andar, el Ejecutivo ha puesto en marcha los mecanismos necesarios para regular esta fórmula. Así, y tras detectar que las nuevas circunstancias estaban en cierta medida rodeadas de algunas lagunas legales, el Gobierno de Sánchez sacó adelante un marco regulatorio para poner negro sobre blanco los derechos y deberes de los teletrabajadores. El pasado octubre entraba en vigor el Real Decreto-ley 28/2020, comúnmente conocido como Ley del Teletrabajo.

A pesar de los avances que se han logrado en el último año, el trabajo en remoto no goza del favor de todos. Mientras que algunos han acogido esta opción con grandes aplausos, otros tantos no acaban de adaptarse. Según una entrevista de la plataforma de trabajo Fiverr, un 75 % de los encuestados destacan que desde que han montado su oficina en casa tienen más tiempo libre. Pero un nada desdeñable 30,6 % afirman rotundos que no volverían a repetir la experiencia «jamás». Y es que, mientras los defensores aseguran que trabajar desde casa reduce el absentismo y fomenta la conciliación; los expertos advierten de la otra cara de la moneda: puede aumentar la sensación de aislamiento, el estrés o incluso promover el sedentarismo.

Adrián Lombardía: «Lo peor es la pérdida del contacto personal con los compañeros»

Adrián Lombardía es uno de los trabajadores que se vieron obligados a instalar su oficina en casa por culpa de la pandemia. Aunque reconoce que la empresa en la que trabaja llevaba ya un tiempo estudiando la posibilidad de implantar el teletrabajo, el coronavirus acabó por acelerar el proceso. Este ingeniero de telecomunicaciones asegura que la compañía en la que está contratado tiene ahora la intención de mantenerlo, pero evolucionando a un modelo mixto en el que se permita a la plantilla compaginar el trabajo presencial con el remoto. Y esta es la opción más del gusto de ese empleado, que reconoce que haber recluido el trabajo en las cuatro paredes del hogar durante tanto tiempo tiene sus inconvenientes: «Lo peor es que pierdes el contacto personal con los compañeros. Nuestro trabajo es muy grupal y aunque estamos en contacto a través de videollamadas, a veces es difícil poner en valor lo que quieres», reconoce.

Lombardía también expone que trabajar en la oficina permite salir de la burbuja del hogar. «Al final, cuando teletrabajas todo el tiempo, no sales del mismo ecosistema. Además, estando confinados, ir a la oficina era un respiro, como un cambio de aires». Pero no todo es negativo. Porque este ingeniero asegura que el empleo en remoto le permite deshacerse de los corsés de estar en un lugar físico: «Durante algunas semanas pude estar en casa de mis padres y trabajar allí». Además, pone en valor otros temas como el de la comida: «Antes comía más en restaurantes o me hacía algo rápido para salir del paso. Ahora tengo tiempo de gestionar mejor la alimentación». Y no es el único beneficio que le ve, porque también resalta el ahorro -tanto en tiempo como en dinero- que supone eliminar los desplazamientos a la oficina: «Yo estoy cerca del trabajo, pero son 40 minutos que me ahorro todos los días».

Carlos Montes: «O teletraballo mal implementado pode xerar problemas»

Es indudable que el teletrabajo tiene un sinfín de ventajas. Pero mal implantado también puede tener consecuencias negativas para la salud. Tal y como explica Carlos Montes, presidente de la Sección de Psicoloxía do Traballo e das Organizacións do Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, no debemos ser ventajistas a la hora de analizar el potencial del teletrabajo: «O contexto pandémico fixo que moitas empresas se visen forzadas a implantalo sen ter políticas previas nin ter planificada axeitadamente a súa implementación», explica. Y tal y como resume, «mal planificado, sen unha cultura organizacional baseada na confianza coa persoa teletraballadora, pode xerar problemas». Entre ellos, resume Montes, está el aislamiento, el empobrecimiento del clima laboral o incluso una merma del rendimiento: «Se non se aplica correctamente, podemos acabar incrementando o número de horas de traballo pero baixando a produtividade».

Hay expertos que incluso han detectado estos meses otros importantes problemas que afectan a la salud mental: estrés, ansiedad, soledad, saturación de pantallas... Pero Carlos Montes recuerda que todo esto no solo tiene que ver con el teletrabajo, que bien planificado puede darnos muchos beneficios, sino más bien con el contexto de la pandemia: «Estes meses estabamos ameazados polo propio virus, tiñamos medo ao contaxio e á repercusión do mesmo. Ademais, os cambios e a incerteza no que nos rodea xa xeraba certo grado de indefensión». Carlos Montes recomienda seguir unas pautas para poder teletrabajar adecuadamente. El Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia publicó hace unos meses una guía para trabajadores y empresas, que, entre otras cosas, destaca la importancia de establecer un horario adecuado, la necesidad de mantener la comunicación entre los trabajadores o los tiempos de descanso.

Conoce toda nuestra oferta de newsletters

Hemos creado para ti una selección de contenidos para que los recibas cómodamente en tu correo electrónico. Descubre nuestro nuevo servicio.

Votación
4 votos
Comentarios

El teletrabajo coge impulso en el año de la pandemia