El teletrabajo se instala en casa

Ana Balseiro
ana balseiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La pandemia ha triplicado el número de trabajadores a distancia: más de tres millones, el 16,2 % del total. La fórmula llega para quedarse y tiene recorrido, ya que podrían usarla un tercio de los empleados del país

04 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El mercado laboral es uno de los ámbitos en los que el estallido de la pandemia ha tenido mayor impacto, imponiendo rápidas y radicales transformaciones que, además, serán estructurales. Obligadas a buscar alternativas para mantener la actividad económica de forma segura frente a la expansión del covid, las empresas han desplegado en tiempo récord redes de teletrabajo que pasaron de contemplarse como «el futuro» y ser un modelo al alcance de una minoría de la población activa, a llegar para quedarse.

Los datos del INE lo confirman, ya que este año algo más de tres millones de personas han trabajado desde su domicilio, más del triple que en el 2019, cuando solo lo hicieron 951.000. La cifra que arroja la última encuesta de población activa (EPA) supone que el 16,2 % de los ocupados españoles han desarrollado su labor profesional sin pisar la oficina frente al 4,8 % del año pasado. En el caso de Galicia, el despegue del trabajo en remoto obligado por el virus fue algo menor: el 13,8 %, cuando el pasado ejercicio cerró en el 5,5 %.

Pese al evidente acelerón, el uso de esta modalidad laboral a la que se acogen más las mujeres que los varones (el 18,7 %, casi cinco puntos más que ellos), aún tiene mucho margen de mejora. Así lo sostiene, por ejemplo, el Banco de España, que estima que en torno a un tercio de la población ocupada (en concreto el 30,1 %) podría teletrabajar.

Cerrando la brecha con Europa

En un reciente informe, la institución que gobierna Pablo Hernández de Cos recuerda que en la última década el trabajo en el domicilio no ha dejado de cobrar fuerza en el mundo y que «los países de la UE no son una excepción». Sin embargo, con datos de Eurostat (el último año disponible con información homogénea es el 2018), las diferencias por territorios son notables y España estaba muy por debajo de la media europea —7,5 % frente al 13,5 %— y «claramente distanciada» de las cifras de otros grandes países como Francia (20,8 %) o Alemania (11,6 %). La brecha es aún mayor comparada con los países del norte, con un mayor arraigo histórico del teletrabajo: en los Países Bajos y Suecia más del 30 % de los trabajadores utilizan esta modalidad, el mismo porcentaje que el Banco de España considera que nuestro país está en disposición de alcanzar.

¿Estamos preparados para ese cambio? Según un estudio sobre la preferencia del lugar de trabajo de los ocupados según su edad, nivel formativo y país de residencia, realizado por la empresa de recursos humanos Randstad, en el 2019 casi el 70 % de los empleados españoles querían teletrabajar, pero no podían porque sus empresas no lo permitían. El mismo informe incidía en que casi el mismo porcentaje de compañías mantenía la «metodología tradicional» de trabajo, que Randstad abogaba por flexibilizar, defendiendo que la actividad a distancia de forma ocasional «debería verse como una opción beneficiosa para todas las partes».

El confinamiento, detonante del avance

El confinamiento obligado por la pandemia fue la espoleta para convertir en realidad el deseo de teletrabajo y vencer la resistencia de las compañías a implantarlo o extenderlo. «Empresas y empleados han podido comprobar sus beneficios y utilidad tanto para conciliar la vida familiar como para dotar de continuidad al negocio en una situación como la que hemos vivido. Por tanto, este modelo va a continuar implantándose de manera masiva en todos los sectores en los que los tipos de puestos de trabajo lo permiten», sostiene Raquel Larena, directora general de talento, cultura, marca y producto de Randstad. Insta a «acelerar» su implantación, en la misma línea que defiende el Banco de España para los sectores con mayor potencial para desplegarlo, entre ellos, actividades financieras y seguros, información y comunicaciones, educación o actividades inmobiliarias.

La certeza de que el teletrabajo ha llegado para quedarse se apuntala con la reciente regulación aprobada por el Ejecutivo tras pactarla con los agentes sociales, y que entrará en vigor el próximo día 13. Además de establecer lo que se entiende como trabajo en remoto (realizar a distancia un mínimo del 30 % de la jornada laboral), la normativa consagra, entre otros aspectos, la voluntariedad y la reversibilidad de esta modalidad, la asunción por la empresa de los gastos derivados de ella, así como el derecho a la desconexión o la flexibilidad horaria. El convenio colectivo de las cajas de ahorros, firmado esta semana, es el primer acuerdo sectorial que regula ya el teletrabajo y la desconexión digital.