«Aquí a nadie le preocupa lo más mínimo lo que sucede con Marruecos»

ESPAÑA

El político popular cree que Rabat y Madrid están condenados a llevarse bien y precisa que ambos tienen que poner sobre la mesa «las mismas dosis de respeto»

05 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Desde el 2000, el popular Juan José Imbroda (Melilla, 1944) gobierna la ciudad autónoma que lo vio nacer. No siente temor por las últimas medidas diplomáticas del Gobierno de Marruecos contra España porque las ve como una válvula de escape para desviar la atención sobre problemas internos. Tampoco teme las recientes amenazas de la red terrorista Al Qaida a los intereses de España en el norte de África. Considera que son repetitivas y su único objetivo es llamar la atención.

-¿Qué piensa de la repulsa de Marruecos a la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla?

-Marruecos acumula serios problemas de territorialidad, de carencias socioeconómicas y de democracia. Y claro, de vez en cuando esos problemas necesitan una válvula de escape.

-¿A qué se refiere?

-Pues a que Rabat utiliza temas recurrentes para ensalzar la patria. Por ejemplo, unir a un país o a una opinión pública poniéndolos en contra de una visita a Melilla de los Reyes de España.

-¿Este último rifirrafe diplomático en qué afecta a las relaciones de Melilla con Marruecos?

-En nada porque nuestras relaciones son y serán excelentes.

-Choca que no haya problemas por una visita real a Marruecos y salten chispas cuando anuncian su primera visita a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla...

-Sí. Allí el Rey Mohammed VI está muy presente en las decisiones y casi todo pasa por su mano. Afortunadamente, creo que no va a llegar la sangre al río, entre comillas, sino que con el tiempo se reconducirá la situación. Lo veo más bien como una salida para una presión ultranacionalista de determinados personajes y partidos del país magrebí. Insisto en que es una válvula de escape para desviar la atención de su opinión pública.

-Lógicamente todos estos problemas perjudican las relaciones bilaterales.

-La política marroquí, en general, es de un gran respeto a España. Pero en algunos momentos veo que se pierde ese respeto y lealtad. Los marroquíes no responden muchas veces como lo hacemos nosotros. Echo de menos ese respeto que tienen hacia Francia, un país también muy presente en Marruecos que, sin embargo, es un valor para ellos.

-Con bastante frecuencia Marruecos recurre a la táctica de llamar a consultas a sus embajadores. Parece una medida para llamar la atención.

-No olvidemos que es una medida grave desde el punto de vista diplomático. Creo que es desmesurada como respuesta a la visita de los Reyes. Estamos hablando de 510 años de historia de Melilla, de una ciudad plenamente integrada en España. Y repito que el haber llamado a consultas a su embajador en Madrid obedece más a problemas internos que externos. Marruecos y España están condenados a llevarse bien. Pero claro, para llevarse bien las dos partes tienen que poner encima la mesa las mismas dosis de respeto.

-¿Qué siente cuando lee comunicados del Gobierno de Rabat en los que califica a Ceuta y Melilla de «ciudades marroquíes expoliadas»?

-Estoy muy acostumbrado. Hay un gran remordimiento y tendenciosidad en esas palabras.

-¿Los ciudadanos de Melilla piensan lo mismo?

-Le aseguro que aquí a nadie le preocupa lo más mínimo lo que sucede con Marruecos. Estamos habituados porque lo hacen esporádicamente, cuando les interesa. Nos necesitan y nosotros también a ellos. Marruecos no puede despreciar los importantes vínculos con España y Europa para salir del subdesarrollo. La relación de los melillenses con los ciudadanos fronterizos marroquíes son excelentes. Desde Marruecos entran a Melilla unas 30.000 personas al día para comprar, vender o para ir al médico. Y no hay problema alguno. La línea que nos separa es muy estrecha. Siempre ha sido así y va a seguir siendo así.