Alcoa San Cibrao frente al reto de la energía

Álvaro Dorado Baselga PRESIDENTE DE ALCOA ESPAÑA

ECONOMÍA

PEPA LOSADA

30 oct 2019 . Actualizado a las 21:10 h.

El complejo industrial de Alcoa en San Cibrao, que incluye una planta de producción de aluminio primario y otra de alúmina, es un centro único en España. Las plantas y sus procesos tienen los más altos estándares de calidad, de respeto al medio ambiente y de responsabilidad social. En todo lo que depende de la empresa y de sus trabajadores, las instalaciones lo tienen todo para ser competitivas, eficientes y sostenibles.

Cada día trabajan allí en torno a 1.700 empleados, y el complejo aporta aproximadamente un tercio del producto interior bruto de la provincia de Lugo. Todo eso ha sido posible con mucho esfuerzo de trabajadores, vecinos y Administraciones, y también de la empresa, con una experiencia indiscutible en el sector y una inversión en el complejo en torno a unos 170 millones de euros en los últimos diez años.

Los datos de demanda mundial demuestran que el aluminio es el metal del futuro debido a sus únicas propiedades. Desde los años ochenta hasta hoy la demanda se ha triplicado, pasando de 20 a 60 millones de toneladas anuales, y de cara al futuro diversos estudios apuntan a que la demanda seguirá creciendo a un ritmo constante de en torno al 3 % anual aproximadamente hasta el 2050.

Todo ello podría describir un futuro prometedor para San Cibrao, pero hay un factor en particular que derriba todo ese optimismo: el altísimo coste de la energía eléctrica en España. Ese factor no sería grave si no fuera porque el del aluminio es el sector industrial en el que el impacto de la factura eléctrica es mayor: el coste de la electricidad supone el 40 % de los costes totales en la producción de aluminio primario en San Cibrao.

Es sencillamente inviable fabricar aluminio en España si no tenemos al menos un precio similar al que tienen otros países de la Unión Europea, como Francia o Alemania. En nuestro país, en el 2019 y el 2018 y con todas las medidas aprobadas por el Gobierno hasta el día de hoy, estamos pagando más de un 40 % más cara la electricidad que en el período 2013?2017. Ese porcentaje adicional en el coste de la energía eléctrica es precisamente lo que pagamos de más con respecto a nuestros competidores europeos.

Por eso, aun teniendo unas instalaciones, un equipo humano formidable y un producto de demanda creciente, la competitividad y la viabilidad de San Cibrao están muy comprometidas. La evolución de nuestros precios de electricidad y el estudio de terceros (como se ve en el gráfico que acompaña esta información) lo muestran con toda su crudeza.

El precio del aluminio lo fija el mercado internacional, que últimamente nota la feroz competencia de países como China, que, en los últimos cinco años, ha aumentado su capacidad productiva anual en más de un 35 %. Alcoa Corporation, nuestra empresa matriz, ha anunciado recientemente que va a estudiar de manera global parte de su capacidad mundial en la producción de alúmina y aluminio, para conseguir reducir costes y la necesaria rentabilidad sostenible en su cartera.

Poco podemos hacer nosotros con respecto al precio del aluminio en un mercado globalizado. Sin embargo, las condiciones para determinar el precio final de la energía las marca el Gobierno de España, y es el Gobierno quien puede garantizar una estabilidad, una competitividad y una certidumbre imprescindibles.

Nuestro Gobierno ha hecho un esfuerzo que reconocemos y agradecemos al considerar el precio de la electricidad como un factor imprescindible de competitividad en ciertos consumidores.

Un estatuto insuficiente

El anuncio de un nuevo estatuto del consumidor electrointensivo está en línea con la demostrada preocupación del Ejecutivo por el precio de la electricidad. Pero ese estatuto no servirá de nada para San Cibrao si tan solo reduce de forma efectiva nuestra factura eléctrica en un 5 % aproximadamente, como podría suceder con arreglo a la escasa información disponible. Porque no todos los sectores electrointensivos lo son tanto como el nuestro.

Para que San Cibrao pueda seguir operando y proporcionando empleo y riqueza a Lugo, a Galicia y a España, se necesita en primer lugar el reconocimiento de consumidores singulares, como nosotros, que se han propuesto llamar hiperelectrointensivos. Requerimos también una justa y estable compensación por los costes indirectos del CO2 hasta el máximo permitido por la Comisión Europea. Tendremos que eliminar la carga fiscal indirecta en el precio eléctrico, abordar un adecuado sistema para la financiación de las energías renovables y reducir al máximo nuestros costes de transporte y distribución, así como seguir proporcionando al sistema nuestro servicio de gestión de la demanda. Alcoa presentó alegaciones al borrador de estatuto publicado por el Ministerio de Industria en esta línea. Para poder competir en un mercado global, es condición necesaria tener un marco estable con al menos las mismas condiciones que promueven otros países de la Unión Europea.

Estamos convencidos del gran futuro que tiene el aluminio. Sabemos que esta industria genera empleo de calidad y aporta riqueza a la comunidad donde se arraiga. Contamos en España con un complejo excelente: eficiente, sostenible y competitivo en todos sus costes de producción, salvo en el de la energía eléctrica. Estamos totalmente implicados en la búsqueda de una solución, el futuro puede ser brillante si conseguimos encontrarla y hacerla efectiva. Pero es evidente que, si bien la sobrecapacidad de producción mundial de aluminio ya hace que la competencia global sea feroz, de no reducir lo necesario la factura eléctrica estaremos haciendo una renuncia implícita a que esta industria sea viable en nuestro país.

Álvaro Dorado Baselga es presidente de Alcoa España, vicepresidente de Energía Global y vicepresidente de Asuntos Institucionales Europa